Lanchamala (2.002m) desde el embalse de Piedralaves - 8/12/23

Lanchamala es una bonita montaña situada en el extremo oriental de la Sierra de Gredos, concretamente en la Sierra del Valle. Además, es la última cima superior a los 2.000 metros hacia el este en Gredos.

Nosotros salimos de Piedralaves, concretamente del embalse de El Horcajo. Siendo un 8 de diciembre y viendo que el día anterior había llovido mucho, esperábamos encontrarnos con nieve en la zona alta; como no llevábamos crampones y piolet fuimos con la idea de llegar hasta donde se pudiera y volver.

Subimos en coche hasta el embalse, hasta donde hay una estrecha pero buena carretera.
Comenzamos la subida hacia el oeste tras atravesar la presa de lado a lado.
La primera parte discurre por bosques; bonitos bosques de robles, algún castaño y pinos.

Al llegar a los pies del Cerro Sarnosa el terreno comienza a despejarse de árboles y giramos a la derecha en busca del collado del Enebro (1.560 metros).

A partir de dicho collado, casi dibujando una línea recta en sentido norte, hay que subir en busca del Portacho de las Serradillas.
A estas alturas ya habíamos visto que, sorprendentemente, no íbamos a tener nieve, ya que las cimas más altas estaban despejadas.

La ascensión hacia el Portacho de las Serradillas es bonita, atravesando las praderas y remontando la Garganta de la Serradilla con su riachuelo.

Realmente, nosotros no alcanzamos el Portacho, ya que nos desviamos ligeramente hacia la derecha para atajar algo, y sobre todo para evitar el fuerte y gélido viento de la cresta.
En la zona alta nos encontramos con una finísima capa de nieve (como si fuera maná) y hielo.

Enseguida alcanzamos la cima occidental de Lanchamala (también llamada La Rubiera), que supera los 2.000 metros y es la más elevada. En cambio, la cima oriental es más baja (1.994m), pero es donde se encuentra el vértice geodésico; se encuentra a unos 300 metros de distancia.

No pudimos disfrutar mucho de la cima, porque el frío y el viento lo impedían.

Para la vuelta decidimos continuar por la cresta hacia el este antes de comenzar el descenso. Aunque intentamos evitar la zona más alta y protegernos del viento metiéndonos algo en la cara sur, hubo momentos en los que esto era imposible por lo agreste del terreno y tuvimos que sufrir el frío de la arista.
En este tramo, por el motivo que digo, no siempre fuimos por el sendero hitado; tenerlo en cuenta si alguno usa el track.

Una vez abandonada la cresta (hacia la derecha en el sentido de la marcha), la primera parte del descenso es sin sendero, campo a través en fuerte pendiente. Técnicamente no tiene complicaciones, pero hay que tener precaución, sobre todo si el suelo está mojado.
Realmente, solo son 500 metros de bajada hasta dar con el sendero balizado, donde giramos a la derecha y continuamos la marcha ya con menos pendiente.

Enseguida alcanzamos el collado de Los Hornillos o del Pozo, donde hay un pozo de nieve.

El descenso final es siguiendo el curso del río (Garganta Matavacas); se trata de un tramo sin sendero claro, donde hay que cruzar varias veces el riachuelo, pero está marcado con hitos. Aún así, no siempre es evidente el mejor camino.

Una vez que alcanzamos la pista, ya solo resta seguir por ella el último kilómetro del recorrido.

Se trata de una ruta bonita, sin dificultades reseñables, pero con varias zonas sin claro sendero o campo a través.