LAS BARRACAS-FUENTE GRANDE-CABEZO LA FUENTE-LAS LOMAS-SALINAS DE RASSAL-CALA REONA-CALBLANQUE-MURCIA

Marcha realizada el sábado 6 de abril de 2013
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
El Parque Natural de Calblanque se ubica en las inmediaciones del Mar Menor, en la franja litoral que va desde Cala Reona hasta los cerros del Atalayón, situada en las proximidades al oeste de Cabo de Palos, y hasta la playa de Portmán. Este parque murciano se constituye en una zona protegida con un conjunto de playas fabulosas, salinas y acantilados. En realidad, su nombre completo es “Parque de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila”. Tras la zona costera del Parque, hay una zona de dunas fósiles, consideradas como el mayor valor natural de este paraje, cerca de las Salinas del Rasall. El área de protección de este espacio natural está ocupada, en su mayor parte, por las formaciones montañosas que discurren paralelas al mar y que descienden por el este hasta la zona más llana del parque, en la depresión de las Salinas del Rasall. Nosotros veníamos desde Murcia capital en dos coches, lo que nos ha permitido hacer una travesía, desde la Fuente Grande, muy cerca de Las Barracas, hasta Cala Reona, muy cerca de Cabo de Palos. Para ello, hemos combinado coches, dejando el primero en Cala Reona, y subiéndonos en el segundo hasta pasada la población de las Barracas, y llegar a la Fuente Grande, que sería el inicio de nuestra ruta. Es una marcha que se puede hacer perfectamente en alrededor de tres a tres horas y media, contando con más de una hora de paradas obligatorias, para acercarse o caminar por sus bellas playas, contemplar y fotografiar sus bellos rincones, como lo son sus dunas fósiles, sus acantilados y zonas de explotación minera o sus lagunas saladas del Rasall, en las que echamos un rato fotografiando algunas especies de anátidas. Nada más dejar el coche, frente a un club de equitación, iniciamos la marcha que nos lleva primero por un sendero hasta una llamativa y vistosa casona de cercos morados y con una amplia valla que cierra la generosa parcela en la que se encuentra. Nada más dejarla a nuestra izquierda, de frente a la marcha un letrero que nos informa de que entramos en el Parque de Calblanque. Continuamos la marcha por un senderito que nos acerca, cada vez más al Cabezo de la Fuente, una de las cumbrecitas, que por su lado que se enfrenta al mar nos deja ver la fuerte erosión e incluso los grandes bloques de piedra que ha ido dejando caer hasta sus pies. El suelo, aunque tiene aspecto pizarroso, sin embargo está formado por esquistos y micacitas, con alguna que otra beta de cuarcitas. La vegetación es de los más variada, y nos regala los perfumes de las numerosas plantas aromáticas que allí se dan, junto con la abundancia de palmitos, aliagas, higueras, algarrobos y en algunas zonas pinos carrascos. Al parecer, existen vestigios del pasado romano y de otros antiguos pobladores, que nosotros no pudimos ver; así como de la actividad minera que desde época romana también se produjo en la zona, y que es perfectamente visible a lo largo del recorrido, puesto que dicha actividad en cuanto a extracción de la plata, se retomó a mediados del siglo XIX. A lo largo del recorrido se ven algunos respiraderos que impresionan por la profundidad que tienen. El recorrido no tiene ninguna complicación técnica ni dificultad, para hacer incluso con niños, salvo un pequeño tramo antes de llegar a Cala Reona, en los que se han habilitado unos cuantos metros de cuerda, para aquellos que de vez en cuando experimentan algo de vértigo. La verdad es que en ningún momento, si se presta un poco de atención y se lleva un calzado adecuado, es necesario el uso de dichas cuerdas.
Sólo nos queda recomendar una ruta, que estando donde está, nos ha sorprendido muy gratamente, que se puede hacer circular o de ida y vuelta, puesto que la distancia total es perfectamente asumible si se hace con tiempo suficiente, cosa que a nosotros nos faltaba, puesto que habíamos reservado mesa en Cabo de Palos para degustar el rico caldero y el arroz con verduras de la zona.