Las Barrancas de Burujón

Apenas a 30 kilómetros de la ciudad de Toledo nos encontramos con uno de los paisajes más deslumbrantes de la región e incluso, nos atreveríamos a decir, de España. Parte de su belleza radica en lo inesperado y sorprendente que es. Nada hace presagiar el espectáculo que súbitamente se nos presenta ante los ojos: un paisaje digno de película, como de un país o planeta remoto.

Algo más de un kilómetro de cortados arcillosos nacidos a causa de la erosión del viento y las aguas del Tajo se abalanzan sobre un embalse donde absolutamente nada rompe la armonía. Estas cárcavas, dibujadas como auténticos caprichos de la naturaleza, se posan sobre sedimentos de hace más de veinticinco millones de años. La tierra vulnerable se arruga como un papel mojado por la lluvia que se hunde en unos tramos y se levanta milagrosamente en otros. De ese modo una hilera de barrancos coronados por el Pico del Cambrón, a la vista desde cualquiera de los miradores de la senda ecológica, retratan la escena a la perfección. Y sin necesidad de hacer un trekking agotador. El premio se obtiene más rápido de lo que suelen necesitar este tipo de lugares.

Ese es el objetivo de esta ruta, recorrer todo el gran arco de las Barrancas de Castrejón de Este a Oeste, a través del sendero que discurre por el borde de sus paredes arcillosas brindando en cada saliente bonitas vistas del espectacular paisaje.

Partimos de una zona de aparcamiento habilitada junto al camino natural del Tajo, a la altura del km 24,400 de la carretera CM-4000. Por esta amplia y cómoda pista señalizada como GR-113, recorremos los 3 primeros km hasta desviarnos por el sendero que conduce al extremo oriental de las Barrancas, donde se nos ofrece el balcón abierto a tan atractivo paisaje. Los siguientes 5 km son de lento caminar por entre los huecos y salientes que bordean las extensas cárcavas, primero por espacios no ordenados que lindan con terrenos de labor y más tarde por las zonas recreativas destinadas al numeroso público visitante que acude a este paraje singular. Tan peculiar orografía, que potencia enormemente la extensión de agua del pantano que aquí retiene las aguas del río, nos brinda incontables rincones para su contemplación y obtención de fotografías, siendo éste el principal aliciente de la ruta.

Llegados al extremo occidental de las cárcavas, se puede descender hasta las proximidades del embalse por añadirle al recorrido un poco más de esfuerzo y ejercicio aeróbico, para completar después el itinerario regresando por otro ramal del GR-113 hasta nuestro punto de partida.

Índice IBP de la ruta