Las Brañas de Cuevas del Sil

Brañas de La Seita y Zarameo. En el pueblo de Cuevas del Sil, en la misma carretera general, veremos el pequeño panel informativo. No hay más en el resto del recorrido excepto el que nos indica que estamos entrando en las Brañas de La Seita. Cruzamos el puente medieval sobre el río Sil, atravesando también las viejas vías del ferrocarril minero que hace tiempo que dejó de sonar en este valle por el que transcurrió más de 50 años, y seguimos por el principal valle que se ve de frente. El camino es muy bueno hasta después de las Brañas de La Seita.

La Regueira La Seita desemboca en ese Sil ya curtido desafortundamente de presas y obras hidráulicas aguas arriba del puente medieval de Cuevas, reconstruido en parte por el deterioro del paso del tiempo y de las aguas, el cual nos sirve de acceso para pasar al otro lado del valle.

Estamos en tierra de brañas, tierra de pastores seminómadas, vaqueiros, que han estado circulando por estos montes durante centurias llevando sus ganados a las tierras altas donde poder aprovechar los pastos que esta dificil orografía ha concedido al hombre durante su existencia.

La primera braña a la que llegamos es la perteneciente al pueblo que hemos dejado atrás, Cuevas. Es la Seita, nombre que parece guardar alguna relación a las explotaciones auríferas romanas que abundan en esta zona, concretamente en el cercano valle de Brañadurria, y el cual se repite también en otro topónimo de la cercana Omaña.

La segunda parte de la ruta gana ya una cierta altura que nos permite ir contemplando el emplazamiento en el fondo del valle de la braña que acabamos de abandonar, rodeada de un inmenso bosque que en los días otoñales se muestra impactante. Son montes de oso y urogallo, también de acebo y tejo, o mejor dicho, xardón y teixu, pues estos son los nombres con los que hemos de nombrar las cosas en esta parte del país pal.luezu donde el asturleonés es aún un hecho innegable.

Xardones y teixos, pero también robles y abedules son ahora protagonistas de la fase de la ruta que se adentra en el monte del Reventón, un bosque atlántico espeso, donde líquines y ejemplares centenarios de tejo y roble se yerguen sobre nosotros, meros transeuntes del tiempo.

El camino es ahora un sendero que serpentea y zigzaguea entre los troncos de los árboles ganando paulatinamente altura. Vamos a alcanzar en breves momentos la parte superior del bosque donde los abedules vuelven a ser reyes y señores del paisaje. Estos valles del Alto Sil y los vecinos de Omaña guardan una de las mejores muestras de abedulares a gran escala de la provincia de León y de la cordillera cantábrica.

Estamos ante las puertas de la mayor braña de todo el occidente leonés junto con la ancaresa de Campo del Agua: Zarameo.

Más de veinte cabanas se esparcen en este nido de águilas, destacable mirador de las montañas del Sil y de las asturianas del Narcea y el Ibias. No es un pueblo, no, de momento no han puesto iglesia aquí arriba, si bien es verdad que Zarameo, la braña de Matalavil.la, es igual de grande que muchos pueblos de este norte.

Pero Zarameo tiene mucha vida. Si bien es cierto que hasta hace poco más de una década esta braña solamente contaba con una cabana en pie, los sabios vecinos de Matalavilla, que es el pueblo que regenta esta braña aunque su situación haga pensar que lo es Cuevas por encontrarse en el mismo valle de La Seita, han sabido reconstruir y devolver la vida a esta inmensa braña en estos últimos años sin NINGÚN tipo de subvención por parte de las administraciones competentes. Algo que por el contrario si sucede en la vecina Asturias, donde si se fomentan este tipo de actuaciones.

Zarameo, aparte de su interesante conjunto de calles y cabanas, también cuenta con otro elemento arquitectónico tradicional como es la oul.leira (ollera, en castellano). Esta pequeñísima construcción tiene su función en el almacenamiento de la leche en un lugar fresco y seguro hasta que sea bajada al pueblo. Por ello dentro de ellas podemos denotar la presencia de humedad y feleitos.

Continuamos ascendiendo para no regresar por el mismo sitio, siguiendo la pista que sale de las brañas hacia el oeste, abandonarla cuando gira hacia el sur para comenzar su descenso a Matalavilla, para, en su lugar, subir a La Bobia, donde hay un grupo de antenas, y, descender desde allí a la Braña de la Degollada. A continuación Cogemos el camino que se dirige desde allí a Cuevas del Sil a través del bosque con fuertes pendientes hasta ya cerca del pueblo.

No está marcado el último tramo ya que me quedé sin batería.