LAS FUENTES DEL VALLE DEL CUCO.

CONOCEMOS LAS MONTAÑAS DE CASTILLA Y LEÓN.
Continuamos sin poder salir de la provincia de Valladolid para acceder a las sierras de nuestra periferia regional. Nuestras rutas tienen que transcurrir por el entorno provincial, lo que equivale a decir que el protagonismo lo tiene la cuenca sedimentaria con los valles y los páramos que la conforman.
Realmente en esta ruta el protagonismo lo tienen las fuentes naturales que afloran en las caídas de los páramos calcáreos, ya en las cuestas.
Iniciamos la ruta en el pequeño pueblo de San Llorente y en dirección E para, de inmediato, tomar un rumbo N siguiendo el valle recorrido por el arroyo del Concejo. El verde valle tiene un vegetación típica, propia de los lugares con abundante agua, árboles como los chopos lombardos, álamos blancos, olmos comunes, alisos, fresnos... no faltan los rosales silvestres, el espino albar, los saucos en flor. La existencia de agua hace que las huertas sean frecuentes a lo largo del valle.
Sin dificultad alguna llegamos a la primera fuente: la denominada de Isarrubias, prácticamente en la línea del páramo. El entorno de la fuente mantiene una vegetación muy propia de zonas húmedas: juncos, hierbas altas, musgos. También se aprecian interesantes estratos de caliza.
Llegados al páramo, tomamos un rumbo SE por una cómoda pista. Resaltan las tonalidades verdes y doradas del cereal, así como el rojo de las amapolas y el amarillo de los hipéricos, gordolobos, candelarias y las pequeñas margaritas. No podemos pasar por alto los frecuentes morriones producto del amontonamientos de piedra caliza extraída de los campos de cultivo por los agricultores a lo largo de muchos años. Al llegar a un cruce de pistas nos encontramos con el indicador hacia la fuente de Valdemoral, teniendo que tomar un rumbo S para acercarnos al inicio del valle donde se ubica esta fuente. Este valle tiene un especial atractivo: la forma del valle, la vegetación con encinas y quejigos de un interesante porte, abundantes arbustos y matorrales, un chozo construido de piedra caliza bien conservado, que nos recuerda el modo de vida de los hombres del campo, no hace tanto tiempo.
Volvemos al cruce de pistas y continuamos SE hasta la siguiente: la Fuente de S. Pedro. Entorno muy cuidado. Por este valle tiene su nacimiento el arroyo del mismo nombre. El protagonismo lo tienen las numerosas, encinas y quejigos en las cuestas y la abundancia de matorral: tomillo, salvia, escobas, genistas, variedad de cardos, etc.
La siguiente fuente, en dirección S, es la de Valdemeso, al inicio de un valle donde nace el arroyo.
Caminamos rumbo S para tomar la pista que, rumbo W, nos mete en el valle de Hontanares donde nos encontramos con la fuente que lleva este nombre. Aquí nos encontramos con una curiosa plantación de nogales en una de sus cuestas. Al fondo del valle, en su ensanche, se encuentra el pueblo de Corrales de Duero, con una imponente iglesia.
Ya en el pueblo, buscamos la pista en dirección W-NW , evitando la carretera, que nos conducirá a San Llorente, no sin antes visitar la última fuente, la de Honsequilla, con muy poca agua.
El último tramo hasta alcanzar el pueblo lo hacemos a través del páramo, sin nada resaltable.
Ruta muy cómoda para disfrutar de un paisaje típico de la Cuenca Sedimentaria del Duero, dominada por sus páramos, valles, cerros testigos, colinas, lomas, cuestas, laderas; tapizada por encinas, quejigos y pinos; dominada por el cultivo del cereal con sus morriones y chozos en los páramos; protagonista, en muchas ocasiones de los libros de nuestro gran escritor D. Miguel Delibes.