LAS HOYAS Y LOS CARREÑOS. ANTIGUO CAMINO DE LOS CARREÑOS POR EL BARRANCÓN (S. DE FILABRES)

Esta ruta tiene como finalidad no solo disfrutar de los paisajes otoñales que puede ofrecer la provincia de Almería, sino intentar redescubrir los viejos caminos, ya casi perdidos, que unían las distintas cortijadas y poblados de la Sierra de los Filabres.

La ruta comienza muy alto, en la carretera Gérgal-Bacares, justo cuando corona la parte más alta y vemos el desvío que lleva al Calar Alto a la izquierda según venimos de Gérgal. En ese punto vemos un cartel indicador al refugio de Las Hoyas, a nuestra derecha, y por ahí metemos el coche, para dejarlo a los pocos metros, al lado de un pinar. Desde ahí comenzamos a andar por la cuerda, muy fácilmente, por camino, hasta llegar al refugio de Las Hoyas, y a los pocos metros llegar al vértice del pico Las Hoyas, un 2000 de Filabres. Esta forma de subir semejante mole desmerece, siendo mucho más recomendable y reconfortante para el montañero la subida desde Castro de Filabres, por la cara sur, con más de mil metros de desnivel. De todas formas este no era el objetivo, y las excelentes vistas desde su vértice son igual de buenas lo subas de una manera u otra, así que hasta allí nos encaramamos para contemplarlas.

Seguimos andando cómodamente por la cuerda, por buen terreno, y en unos cientos de metros bajamos levemente para conectar con un carril que corre por nuestra izquierda, un poco más abajo de la cuerda. Al poco llegaremos a un cortafuegos que usaremos para bajar, buscando al final de él la conexión con el río Barrancón y la cortijada del Soto. El cortafuegos se baja bastante cómodamente por el margen derecho, donde hay un camino que facilita bastante la tarea. Sin problemas conectamos con el carril que viene de Bacares, ya muy cerca del Soto, conectando también con la ruta del Barrancón desde Bacares.

Ya por carril seguimos la marcha, pasando la mencionada cortijada de El Soto, y seguimos camino, por carril, para dirigirnos al poblado de los Carreños.
Decir que desde El Soto a Los Carreños existe un camino mucho más directo, que evita las curvas del carril, pero no es recomendable seguirlo porque está totalmente comido por la vegetación (zarzas y demás vegetación pinchosa, tan común en Filabres).

Una vez en Los Carreños disfrutamos del bonito entorno y de las vistas de todo el valle del río Barrancón con el pequeño poblado del Barrancón justo enfrente, en la otra vertiente. Aclarar que la toponimia que aparece en los mapas del IGN de esta aldea del Barrancón es incorrecta, ya que aparece como "Cortijada de Los Carreños". El error se debe a confundir la aldea del Barrancón con la zona del Barrancón, que comprende a las cortijadas de Los Carreños y todo el rosario de cortijadas que van jalonando la cabecera del río Barrancón, que junto con Los Gabinos llegaron a sumar unos 60 vecinos durante las explotaciones mineras.

A partir de aquí está para mí lo más interesante de la ruta, y es el intentar dar con el antiguo camino o sendero que sin más remedio tenía que existir y que conectaba este gran número de cortijadas a los largo del río. En el wp "antiguo sendero", justo a la salida de Los Carreños, ya se vislumbra dicho sendero, que seguimos. En muchas ocasiones se pierde, son caminos que hace muchos años que no se transitan, y en otras ocasiones aparece perfectamente, hecho con piedras. Con un poco de intuición vamos andando, avanzando en paralelo al río, y conectando cortijadas con algunas casas todavía muy bien conservadas, con sus eras y campos de cultivo. Poco a poco nos vamos acercando al río, pero nunca llegamos a juntarnos con él hasta casi el final. El "sendero" va a media ladera, manteniendo altura, y nos permite andar sin mucha dificultad incluso en las zonas donde es menos claro. Al recorrer este tramo es inevitable pensar en cómo serían estas aldeas y cortijadas cuando estaban llenas de vida y los paisanos vivían en perfecta armonía con su entorno aprovechando al máximo lo que les ofrecía el medio natural, en unas condiciones muy complicadas. Verdaderos héroes que a diario tenían que recorrer muchos kilómetros por medio de la sierra para llegar a las explotaciones mineras a ganarse el sustento. Nunca dejaré de asombrarme de todo esto.

Esta parte del recorrido es preciosa , junto a vegetación de ribera y abundantes frutales que pueblan los aledaños de estas cortijadas (cerezos, nogales, perales, álamos, etc.). Si la ruta se realiza en otoño, como es el caso, el despliegue de colores es impresionante.

En una de las últimas cortijadas, junto a una era, llegamos a un camino que nos introduce en un pinar que nos saca definitivamente a un carril que conecta a su vez con el collado del Conde. A los pocos metros abandonamos dicho carril para remontar una corta loma cubierta de pinar de repoblación. Es una subida corta que nos dejará justo en el coche, la cual se hace campo a través pero de forma bastante cómoda. Se puede aprovechar para subir una franja despoblada de pino que va a escasos metros a nuestra derecha y que lleva nuestra misma dirección, pero como el sol apretaba decidimos ir por la sombra de los pinos.

Una ruta que deja buen sabor de boca y que nos sumerge en el corazón de Filabres.

Por último, saludar a unos paisanos montañeros que me reconocieron cerca de El Soto por estas cosas del wikiloc. Deciros que hice la consulta de esa pequeña construcción pero mi amigo no tiene claro lo que es, necesitaría más fotos. Yo creo que podría ser un refugio para los perros.