Las Lagunas de Cañada del Hoyo

Aprovechando el último día en Cuenca visitamos el Monumento Natural Lagunas de Cañada del Hoyo. 

 Se trata de siete lagunas permanentes, llamadas también Lagunas de Colores por los diferentes colores que tienen entre ellas e incluso porque alguna de ellas cambia de color. Los tonos van desde negros, azules, verdes hasta rojas. 

 Las lagunas son, en realidad, dolinas o torcas de origen kárstico. Son siete lagunas y cuatro torcas. Cuatro de las lagunas están dentro de una finca privada: la de Siete Leguas. La profundidad de las lagunas varía desde los cuatro metros hasta los treinta y dos. 

 Dejamos el coche en el aparcamiento de las lagunas y tomamos dirección suroeste por la senda de las lagunas. Enseguida llegamos a la primera de las lagunas, El Lagunillo. Su aparente color es negro, pero realmente sus aguas son transparentes. Justo al lado del mismo se encuentra la Laguna del Tejo, la más grande de todas las lagunas. Su color verde es espectacular. Estamos unos momentos observando las aguas.

 Después tomamos dirección sur por el camino. Pasamos por una construcción y la pista se difumina. Tomamos un pequeño sendero que nos lleva hasta el muro de la finca. Al otro lado del mismo se encuentra la Laguna de la Parra, pero no la podemos distinguir ya que se encuentra en el interior de la finca.  

 Vamos bordeando por el muro hasta que llegamos a unos cultivos. Avanzamos por un lateral de los mismos. Entonces llegamos a la Laguna de las Cardenillas, llamada así por su color azul cardenillo en algunos periodos de tiempo. 

Seguimos avanzando por el borde de la tierra de cultivo y enseguida nos encontramos con la Laguna de las Tortugas, con un color completamente verde. Como indica su nombre, hay gran cantidad de reptiles en ella.  

 Seguimos dirección este y nos encontramos con otra valla con carteles que prohíben el paso indicando que es una propiedad privada. Seguimos avanzando al borde de la valla hasta que llegamos a un camino de tierra.  

 Una vez en el camino, giramos a la izquierda. El camino discurre paralelo al Río Guadazaón. Al cabo de unos quinientos metros, abandonamos el camino para adentrarnos en el pinar por una senda. La senda asciende poco a poco. Llegamos a las ruinas del Rento del Tío Cantarranas. 

 Seguimos avanzando y llegamos a las torcas, enormes depresiones calcáreas. El camino discurre entre varias de ellas. Una vez pasadas las mismas ya distinguimos el aparcamiento. Abandonamos el camino para tomar una senda a la derecha. Llegamos directamente a la Laguna de la Cruz Galena o de la Gitana. Es la última que vamos a ver y no defrauda. 

 Desde la laguna hasta el aparcamiento no hay más que unos metros. Al llegar al parking, damos por terminada la ruta.  

 Un corto pero interesante paseo.  

IBP Index: 23 

Época recomendada: primavera, verano, otoño e invierno.