Las Médulas, ruta circular por la senda de Reirigo.

"Situadas en El Bierzo, al noroeste de los Montes Aquilanos y al lado del Valle del río Sil, Las Médulas son un impresionante entorno paisajístico español formado como resultado de las explotaciones auríferas romanas. El sistema que utilizaron para la extracción del oro fue el “Ruina Montium”. Con él, el agua de los riachuelos de la montaña se canalizaba y embalsaba en la parte superior de la explotación, la fuerza del agua deshacía la montaña y arrastraba las tierras auríferas hasta los lavaderos. Considerada la mayor mina de oro a cielo abierto de todo el Imperio Romano, el trabajo de ingeniería que se realizó para extraer el oro alteró considerablemente el medio ambiente de la zona, dando como resultado un inusual paisaje de arenas rojizas cubierto de castaños y robles. En el año 1997 la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad" (patrimonocastillayleon.com).

Me acerqué hasta el aula arqueológica y allí uno de los guías me preguntó si era mi primera visita y que era lo que quería hacer. Le dije que traía un track de unos 13 km. y que mi intención era dedicarle cuatro o cinco horas, a lo que contestó que me olvidara de eso y que me iba a indicar una ruta en la que iba a poder ver lo más importante de las Médulas y eso es lo que hice al pie de la letra. La verdad es que no difiere de los tracks que había visto, pero si que combina varias de la rutas "oficiales" y evita en gran medida la ruta perimetral que está diseñada más para el típico visitante que para el senderista curioso. El trazado tiene alguna cuesta durilla (p.e. por el precioso bosquete desde el cruce de la senda de las Valiñas al mirador de Orellán) y hay que advertir que la senda de Reirigo tiene algún tramo que obliga a prestar atención en donde pisas pero, a cambio, hay que decir que quizás se trate del tramo más bonito de todo el recorrido.

Después de la aldea de las Médulas tomamos un desvío que nos lleva a la Cuevona a través de un castañar con unos ejemplares enormes, entre cuyas hojas ya se comienzan a ver los primeros pináculos rojizos. El guía me advirtió que la entrada en todas la cuevas estaba prohibida por riesgo de desprendimientos y que en concreto la Cuevona estaba siendo objeto de trabajos de estabilización de las paredes. Después tomo la senda de las Valiñas, en la cual sigue habiendo impresionantes castaños, hasta llegar a una intersección en la que se entra en un precioso bosquete de encinas, robles, castaños, alcornoques, etc. cuya belleza nos hace olvidar que en 400 metros lineales estamos superando un desnivel de 160 metros. Pronto se llega a la parte más conocida y visitada de las Médulas, el Mirador de Orellán, desde donde disfrutaremos de la maravillosa vista que aparece como portada de todos los artículos que hablan de este espacio natural. La visita a las galerías de Orellán cuesta 3 euros, que merece la pena gastarse para experimentar la claustrofóbica sensación de recorrer esos estrechos pasillos bajo tierra. Salimos y caminamos a lo largo de la Furnía hasta el canal de peña Escribida y después hasta el área recreativa de Campo de Braña, donde me tomo las dos piezas de fruta que llevaba.

A unos metros del área recreativa se encuentra el inicio de la senda de Reirigo por la que ascenderemos al alto de las Placias y seguiremos hasta las medulillas de Yeres; tras visitar la entrada de la cueva volvemos sobre nuestros pasos para subir hasta el alto de Reirigo. Durante todo este trayecto iremos alternando vistas de los pináculos rojizos de las Médulas con amplias panorámicas sobre los montes Aquilanos y los valles del Cabrera y el Sil. Descendemos para encontrarnos brevemente con la ruta perimetral que seguimos hasta el mirador de la Perdiz, tras lo que retrocedemos un corto trecho para retomar la senda de Reirigo, a través de otros hermosísimo bosquete que nos devuelve a la aldea de inicio.