Las Negras-Cala San Pedro por La Ballestilla, Sierra de la Higuera y Cerro Ricardillo. Retorno directo GR-92 (Níjar–Almería)

Ruta realizada el 25 de agosto de 2022, junto a Carmen Abellán, Michelle Menéndez, Gonzalo Iniesta y Pongo, nuestro curioso springer-spaniel, que sufrió bastante con las altas temperaturas que alcanza el terreno volcánico de la zona.

La ruta habitual desde Las Negras a Cala San Pedro, parte del aparcamiento de la Cortijada del Estanquillo y asciende por la falda de Cerro Negro (172) atravesando su collado intermedio a cota 97 mts, para más adelante, tras el antiguo aparcamiento superior de Las Negras a cota 105, iniciar un bonito y bien marcado descenso hasta la playa de San Pedro. Ruta sencilla, casi de carácter familiar.

En esta ocasión, proponemos un trazado alternativo mucho más montañero, que recorre la Sierra de la Higuera, con espectaculares vistas sobre los abruptos acantilados de esta parte esencial del Parque Natural, partiendo de la misma localidad de Las Negras, trazado que en mi opinión, es bastante más duro y visualmente agradecido que el recorrido habitual por GR-92, que utilizaremos en el regreso.

Aparcamos en el centro de la pequeña localidad almeriense y descendemos a la playa por Cantos Rodados, recorremos su peculiar Paseo Marítimo y luego, por pista de tierra, avanzamos pegados al mar hasta introducirnos en la Rambla de las Agüillas.

Al llegar a la Cortijada del Estanquillo, cruzamos la carretera que gira a derecha hacia el parking de subida habitual y seguimos el curso de la rambla, por donde discurre un perenne hilo de agua salobre, que alimenta abundantes cañaverales. Pasamos próximos al Cortijo de Agüillas, elevado a nuestra derecha y pronto vemos las ruinas de una antigua cortijada, que evidencia la importancia que tuvo en el primer tercio del siglo pasado.

Salimos de la rambla por pista de hormigón a la derecha que conduce a las Balsas de La Ballestilla, que caminando no dejan ver su verdadera magnitud, que descubrimos al observarlas desde lo alto de Sierra de la Higuera. Se acaba la pista de hormigón e iniciamos el bonito sendero al Cortijo de Ricardillo, del que sólo quedan ruinas que dejan adivinar su esplendor de antaño.

Ascensión empinada al Cerro de Ricardillo, pero cómoda de hacer, pues el sendero está bien trazado y marcado, de forma que podemos avanzar a buen ritmo sin llegar a agotarnos. Tremenda sabiduría la que reflejan los senderos tradicionales, en perfecta sintonía con el medio natural por donde discurren, pensados para un tránsito equilibrado y armónico.

Llegamos al Cerro de Ricardillo (309) con grandes vistas, que iremos mejorando conforme recorremos la arista N-SE de la Sierra de la Higuera, tramo en el que conviene apoyarse en el track, pues los espartales han cubierto parte del recorrido.

Pasamos por un curioso refugio libre, realizado con piedra seca, cuya entrada se sitúa al borde del precipicio, con unas vistas fantásticas. A continuación, ascendemos ligeramente hasta alcanzar la cota más septentrional de la sierra (265), que es un auténtico balcón sobre el litoral.

Viene ahora el “plato fuerte” de la jornada: la vertical bajada hasta el antiguo aparcamiento elevado Las Negras (desde hace años inaccesible en coche), donde seguimos unos voluminosos hitos, que no siempre se dejan ver por la maleza y monte bajo. MUY IMPORTANTE no perder de vista los hitos, cualquier otra alternativa conduce a problemas o precipicios!! La parte final de la bajada discurre por un ramblizo irregular, con la única referencia del gran hito final (roca con una pirámide de piedras).

Una vez en el sendero habitual a Cala de San Pedro, todo es “coser y cantar”, pronto llegamos al Castillo, cuya historia he comentado en rutas anteriores y su conocida fuente de agua potable, única de todo el acantilado de Cabo de Gata, motivo de continuas luchas por su posesión. Sorprende ver como un pequeño manantial ha sido capaz de generar un frondoso oasis que sirve de alojamiento a comunidades hippies, ahora bastante desmejoradas.

Regresamos por el mismo sendero GR-92, pero tras pasar el Collado de Cerro Negro y llegar a la curva que se sitúa sobre Las Negras, descendemos por una variante que baja directa a la localidad, ahorrando más de 1 km. Bonito colofón a una ruta muy montañera. Tras tomar unas cervezas en el Paseo Marítimo junto al mar, nos dirigimos al fondeadero de la Isleta del Moro, inflamos un par de tablas y nos dedicamos a refrescarnos practicando paddle surf. Una gozada sin paliativos.

NOTA: La ruta para un senderista habitual es moderada, pero para evitar problemas a turistas ocasionales que desconocen la dureza de los recorridos por Cabo de Gata, la califico de difícil. Sin el calzado adecuado y no estando acostumbrado al micro-clima local, se puede pasar un mal rato.