Las tres cumbres de la Sierra de Carrascoy desde la Torre de Ínchola (Alhama de Murcia)

Ruta sin dificultades técnicas, pero con un desnivel que pondrá a prueba nuestro estado físico.

Iniciamos la larga ascensión desde la Torre de Ínchola (o de Gañuelas, o del Barracón), junto a la casa El Palomar. El comienzo es una empinada cuesta que sube a lo alto de un cabezo coronado por una torre eléctrica. Nos podemos ahorrar esta subida si seguimos el camino, que es más largo pero tampoco ahorra en pendiente, ya que hay un tramo bastante fuerte también.

Nos incorporamos al camino matriz, pero en lugar de seguirlo giramos a la derecha por un sendero que nos lleva a una casa en ruinas con aljibe, también en mal estado. De ahí parte un camino que baja por la falda de la sierra, nosotros tomaremos el sendero de detrás del aljibe y que sube por la loma hasta que alcanzamos el Mirador del Cabezo de la Caracola, un bonito lugar con buenas vistas del Valle del Guadalentín y de Sierra Espuña y la Sierra de la Muela, aunque el día escogido por mí, pesar de soleado, ha tenido muy poca claridad y no he podido disfrutar de los paisajes.

Ahora sí nos unimos al camino principal, cuya pendiente aumenta y nos permite ganar metros de altitud. Excelentes vistas de los barrancos que caen entre cabezos donde predomina el matorral.

Tras un par de kilómetros desde el mirador llegamos al Paraje del Charco, con casa, corral, charca, un carrascal, horno y aljibe restaurados, y un par de espantapájaros un tanto sórdidos.

Sin duda es el lugar más bonito de nuestra ruta de hoy, y además está ubicado en un punto ideal para hacer un descanso tanto de subida como luego cuando regresemos.

La asociación AACHO ha restaurado el horno y el aljibe, y encontramos cartelería informativa e incluso un libro de firmas para dejar constancia de nuestro paso. Y por lo que he visto no son pocos quienes llegan hasta aquí, he hojeado y visto firmas casi a diario.

Un nogal y una gran carrasca presiden el paraje.

Volvemos a la carga, y la pendiente se incrementa, aunque tendremos momentos de tregua. Enseguida vislumbraremos las primeras antenas, pero aún nos quedan muchos metros de desnivel que salvar.

Nos adentramos en una zona más arbolada, con predominio del pino, pero con una presencia cada vez mayor de coscoja. Este tramo es particularmente agradable, ya que vamos llaneando bajo la sombra.

Vemos que comienza un leve descenso, y en un claro vemos a la derecha una senda que recorre el Mirador de la Caracola, un balcón natural con vistas al sur, al Campo de Cartagena. Estoy convencido que en un día claro se puede ver el mar desde aquí.

De vuelta al camino, que hace ya unos cientos de metros se estrechó hasta ser poco más que un sendero ancho, ahora sí que hace una decidida bajada que nos deja en una encrucijada. Nuestro itinerario sigue por la senda más empinada (el camino de la derecha baja a la vertiente sur, pero está cerrado por una puerta y con un cartel que deja bien claro que se prohíbe el paso).

A estas alturas, y con más de ochocientos metros de desnivel en el cuerpo, lo último que nos apetece es encarar esta cuesta infernal, pero si queremos llegar deberemos hacerlo, así que tiro para arriba y no tardo en terminarla. Eso sí, pienso que la bajada va a ser algo costosa por la fortísima pendiente en un firme lleno de piedra suelta.

Estamos ya en torno a los mil metros de altitud, y la zona es muy bonita. Eso sí, está plagada de carteles de caza, a ver si evolucionamos y dejamos de divertirnos a costa de matar animales.

Por fin llegamos a la carretera. Carretera es un decir, el camino se asfaltó hace medio siglo por primera y única vez. Un vistoso cartel advierte a ciclistas y senderistas que dicho camino está cortado abajo. En efecto, el propietario puso una puerta y limitó el acceso a servicios de mantenimiento de las antenas y del parque regional. Una verdadera lástima, la verdad.

Estamos en la zona de cumbres, y me he propuesto hacer las tres, así que subo primero a la antenas del cabezo que el mapa señala con el nombre de Carrascoy (1064 msnm). Si no me equivoco, aquí había una rampa de parapente, supongo que si ya no se puede acceder, habrán ido a otra parte.

Vuelvo a la carretera y me dirijo al Centro Emisor de Carrascoy (1061 msnm). Ésta es la antena gorda, la que se ve desde todas partes y que sirve para identificar la sierra cuando estamos muy lejos.

Por último, regreso por el mismo camino para desviarme a la izquierda y subir al último grupo de antenas, que es también donde se encuentra el vértice geodésico Los Filos (1064 msnm).

Aquí hago un descanso y me como una manzana. Llevo más de mil metros de desnivel acumulado y estoy contento, pero también cansado. Además, me espera una bajada muy larga y el calor aprieta (son casi las 12 h.).

Inicio el retorno. Lo único que me preocupa es la bajada por el trecho empinado y pedregoso, y cuando lo enfilo veo con alegría que a la izquierda se dibuja un sendero que lo salva muy cómodamente, así que evito este trozo, que si bien no requiere más que paciencia y asegurar bien los pasos, de esta manera se anula cualquier atisbo de riesgo.

A partir de ahora sólo queda una breve subida hasta la senda del Mirador de la Caracola, y ya encarar el camino y bajar, bajar, bajar y seguir bajando hasta aburrirnos.

Al llegar al Mirador del Cabezo de la Caracola seguiremos por el camino, y cuando pasemos por el cruce donde al principio tomamos una senda para ir a ka casa con aljibe, también seremos fieles a nuestro camino, que da un pequeño rodeo pero evita el descenso empinado y pedregoso desde la torre eléctrica a la Torre de Ínchola.

De este modo, tras casi 25 kilómetros, casi mil doscientos metros de desnivel y seis horas de ruta, llego al fin al coche, cansado, acalorado y satisfecho. Ha valido la pena. Siempre vale la pena subir a la montaña.