Legorrariburu, Larragan y Astondo desde Gorliz con desvío al fortín de Azkorriaga

Hoy de nuevo voy solo al monte. Mi mujer y yo acabamos de aterrizar en Gorliz, mi pueblo de veraneo desde hace 55 años, desde donde he pateado multitud de caminos y senderos que vieron reflejarse en las "25 Rutas circulares de senderismo desde Gorliz", publicadas en la página web de Turismo de Gorliz: www.VisitGorliz.eus, donde están disponibles para todo el mundo.

Aprovecho estos días que estamos solos mi mujer y yo para salir al monte y hacer algunas rutas mañaneras, ya que en poco tiempo aterrizarán mis hijos con los nietos y nos tocará hacer de cuidadores, y claro, no habrá monte, aunque espero que alguno de mis nietos me acompañen en una de las "15 rutas por Gorliz para familias con niños", que realicé el pasado año y que han sido también publicadas en la misma página web.

En estos momentos, y tras haber concluido hace ya un tiempo la nueva "Guía de 50 rutas circulares de senderismo y montaña desde Bilbao", todas ellas disponibles en la aplicación wikiloc, estoy enfrascado en otro proyecto, que quizá sea el último: "100 ascensiones a cimas desde municipios cercanos a Bilbao". Pues bien, dentro de estas 100 ascensiones he incluído la de hoy: "Legorrariburu, Larragan y Astondo desde Gorliz con desvío al fortín de Azkorriaga".

En resumen, esta corta ruta circular (no llega a los 8,5 km) que parte desde el centro de Gorliz comienza con la ascensión al Legorrariburu (o Lehorrari), para después descender hacia el Faro visitando uno de los puestos de tiro de la batería de costa de Gorliz y desviarme después hacia el Larragan y hacia el Fortín de Azkorriaga y ascender como final a la última cimita, el Astondo, volviendo a Gorliz desde la playa

Inicio la grabación de la ruta en wikiloc en la plazuela de San Pedro, accediendo a Itsasbide, la calle principal de Gorliz, que cruzo casi de frente, para seguir por Talaia y bajar por Aldapa Barrena hasta Ondargane Bidea, siguiendo hacia la derecha y llegar a una rotonda en una cerrada curva en la carretera de Urezarantza.

Uno poco mas adelante de la rotonda, tras la parada del autobús, giro a la izquierda para bordear el campo de fútbol del polideportivo por la amplia acera roja que en suave ascenso llega el barrio de Urezarantza, girando a la derecha a la altura de la famosa cervecera Kilimanjaro y accediendo a la carretera general, que cruzo de frente. Subo un poco por una carreterita y giro a la izquierda, pasando frente a un precioso caserío. La carreterita, llamada Txoznako Estrata, pica hacia arriba y enseguida gira a la derecha, subiendo un fuerte repecho. Paso delante de una casita blanca cercada por una alambrada junto a unos amplios prados, pasando la carretera bajo unas encinas y llegando a un pequeño chalet rodeado por un gran seto muy cuidado donde termina la carretera para seguir de frente por una pista de cemento bajo las encinas.

A no mas de cien metros me desvío hacia la izquierda por un camino alfombrado por las hojas coriáceas de las encinas andando como por un túnel. Tras salir a campo abierto el camino se convierte en un sendero que transita entre la yerba hasta desembocar al poco en otro camino que cruza. Hay que girar a la izquierda. Este camino, más amplio y de tierra, se encuentra encharcado en tramos. Tras un ratito andando por él, pasamos de largo dejando a la derecha la senda que se dirige a los pastos de Fano. Hay que seguir un poco más adelante para coger otra sendita a la derecha que casi no se ve por estar oculta por los yerbajos laterales, pero que enseguida se hace más visible y se sigue con más facilidad. La senda asciende un largo y recto repecho herboso que llega hasta el camino que procede del Faro y se dirige a Fano, pero hay que desviarse antes.

En efecto, cuando la cuesta esta llegando a su fin vemos como surge un desvío hacia la izquierda tapado por el helechal, que enseguida traza un par de revueltas entre árgomas y brezos y asciende al cercano Legorrariburu o Lehorrari, de 217,5 m. En la cumbre existe un poste geodésico con un buzoncito de hierro oxidado y destartalado situado a su lado, que ha perdido (o le han arrancado) la placa con su nombre y altitud. Pero sin duda, lo más importante son las espectaculares vistas de Gorliz que desde la cumbre se puedan contemplar: la playa, el sanatorio y la bahía, ademas de Barrika y la playa de Meñakoz, entre otros. Merece la pena llegar hasta aquí solamente para solazarse con este espectáculo de la naturaleza.

Tras las fotos de rigor sigo adelante por el mismo caminito, atravesando un helechal con más de metro y medio de altura que tapa totalmente el sendero, intuyéndose éste vagamente, aunque se puede seguir, ya que el trecho desde el Lehorrari hasta desembocar en el camino que sube del Faro no tiene mas de treinta o cuarenta metros.

Y una vez en el camino Faro–Fano giro a la izquierda para enseguida meterme a husmear dentro de una de las antiguas baterías de costa que el gobierno franquista construyó aquí – (en realidad las construyeron los presos republicanos) y en otros lugares de la costa cantábrica (como en Punta Lucero) y el Pirineo – temiendo que iba a ser invadido por el ejército aliado en represalia por el flagrante apoyo de Franco al ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

Nada mas girar admiro el espectáculo paisajístico a mi derecha: el islote de Billano abajo rodeado de orlas blancas de espuma y a la derecha los farallones de los acantilados que desde el Ermua y más lejos, desde el Etzandarri, caen al mar. Sigo hacia abajo y veo un senderito a la derecha que semioculto por el ramaje de las encinas llega en pocos metros a una estructura de hormigón de dos plantas. En la de arriba, por la pinta, debió estar situado el telémetro que dirige el tiro de los los cañones situados mas abajo en toda la ladera. La planta de abajo parece haber sido un nido de ametralladoras. Unas escaleritas comunican ambas estructuras y otras se introducen dentro de la montaña comunicando toda la batería de costa de arriba abajo. Desde donde me encuentro, bastantes metros más arriba del Faro y hasta bastantes metros por debajo de éste, existe comunicación interna de todas los puestos de la batería de costa. El que suscribe, hace muchos años como aventura juvenil ascendió por esas tenebrosas escaleras en su totalidad con un par de amigos y una linterna rudimentaria. Lo mas bonito de todo es que el hermoso y blanco Faro se ve muy bien de frente desde la abertura del telémetro.

Y tras salir del búnker bajo enseguida hasta los pies del Faro de Gorliz. Construido en el año 1980 es el faro que está situado a más altura de la lámina de agua de todo el Cantábrico. Tras admirar las vistas desde el mirador que lo rodea me dirijo hacia abajo por la carreterita que desde Astondo sube hasta él. Voy bajando tranquilo viendo los acantilados situados a mis pies hasta llegar a un desvío señalizado que parte hacia la derecha. Me meto por él pasando al lado de un gran rebaño de vacas (desconozco la raza) con unos cuernos enormes que están pastando tranquilas con sus terneros en una de las parcelas de la Granja Foral. El camino enseguida se inclina bastante y llega a un recodo donde gira a la izquierda. Allí mismo, a unos metros a la derecha, está situada la segunda cima de la ruta, la humilde cumbre del Larragan (de 147,7 m) sin buzón ni señal alguna que lo identifique, situada sobre el techo de un búnker.

El camino sigue adelante al lado de la alambrada de los pastos de la Granja Foral, bajando abruptamente por un terreno arcilloso surcado por profundas heridas provocadas por el agua. Abajo del todo existe un cartel informativo y un poste de señales. Una de ellas indica la dirección de las ruinas del Fortín de Azkorriaga y hacia allí me dirijo, que a pesar de haber pasado por aquí en multitud de ocasiones hace bastantes años que no lo visitaba.

El Fortín de Azkorriaga (conocido en Gorliz como "El Castillito") está situado en la punta de Uztrikotze, a solamente a dos o trescientos metros del indicador. Fué construido en el siglo XVIII con el objeto de defender la bahía de las incursiones corsarias inglesas. Se accede por un sendero muy visible en el que al menos en dos pequeños tramos no nos podemos permitir un tropezón, ya que el terreno pizarroso es bastante inclinado y un traspiés podría ser fatal, con caída hacia la "cala de los contrabandistas". Ojo con los niños por aquí. No queda del fortín mas que los restos de sus muros, aunque conserva bastante bien las lajas del suelo. Unos metros antes del fortín se aprecian los restos de los muros del polvorín. Las vistas desde allí son excelentes pero no me puedo entretener en su contemplación y me tengo que volver, retomando el camino hasta el desvío de las señales.

El camino sigue ahora hacia la derecha por una importante cuesta cuya ascensión se ha favorecido con piedras colocadas en forma de escalones por tramos de manera un tanto rústica. En la parte alta del camino se llega a una zona algo más llana para entrar en el encinar y acceder casi allí mismo a otro piquito, la pequeña cima del monte Astondo, de 126,5 m, situada al borde del encinar a unos metros a la derecha del camino cuando este empieza a descender. Es lo que también llamamos el "Mirador de Isaure", a juzgar por lo que reza una pequeña placa situada en el suelo. Tiene unas preciosas vistas sobre la bocana del bahía, la playa nudista de Meñakoz y el caserío de Barrika. Ojo con asomarse, que hay una estupenda caída hasta el mar.

Ahora solo nos queda seguir hacia abajo entre el encinar por el pisado camino, encontrando de nuevo en varios tramos piedras en forma de escaleras bajando todo el rato hasta llegar al paseo de la playa de Gorliz, más concretamente a la llamada playa de Astondo, donde giramos a la izquierda para seguir por el paseo, pasando ante el viejo pero bonito hospital de Gorliz, de estilo colonial, antiguamente denominado por nosotros como "Sanatorio de Gorliz", inaugurado en el año 1919 con el objetivo de tratar a niños con tuberculosis ósea vertebral o "Mal de Pott". El Dr. Areilza, cuyo busto se encuentra actualmente en el puntal de Astondo, fué el ideólogo del sanatorio.

Seguimos el precioso paseo hacia adelante pasando sobre un amplio puente de madera para enseguida llegar a unas escaleras que parten a nuestra izquierda y siguen hacia arriba por el paseo de siempre hasta el pueblo, nuestro "paseo de la playa". Seguimos por Eloisa Artaza y llegamos a la calle Itsasbide, accediendo a la plazuela de San Pedro, donde cerramos el círculo de la sencilla ruta de hoy en la que hemos ascendido a tres humildes cimas con unas vistas de las que pocas pueden presumir.