Leintz Gatzaga-Nacimiento del río Deba-Makatzgain-Pagodebeinkatua-Bizkarlatza-Sierra de Elgea (3 cimas)-Arrube-Elgea

Vuelta al País Vasco desde Ermua. Etapa 87:

Comienzo en el pequeño pero bonito pueblo guipuzcoano de Leintz Gatzaga (Salinas de Leniz dicho en castellano). Podría haber recorrido de nuevo las calles del pueblo, pero al haberlo hecho ya antes, y sobre todo, que hoy tenía cierta prisa, ya que no disponía de demasiado tiempo para completar la ruta, he ido directo al grano.

Avanzo por la carretera, hasta desviarme unos pocos metros después a la izquierda, y continuar cuesta arriba por una pista de cemento, siguiendo las marcas PR amarilla y blanca. Por la izquierda, se observa el pueblo de Leintz y detrás varios macizos montañosos, entre ellos el de Zaraia y uno de mis objetivos, la sierra de Elgea. Ambos estaban cubiertos de una fina capa de niebla, el cual me permitió fotografiar el sol por un instante.

Al llegar al último caserío, sigo por un sendero natural, que se interna en un bonito bosque. Aquí me encuentro con varias marcas y carteles, entre ellas una tricolor, osea, un sendero que combina el PR y GR.
Seguiré así hasta pasar por una carretera, y hacer un triple giro izquierda-derecha y derecha.

Poco después, atajo entre la vegetación hacia la izquierda, para llegar a una ancha y cómoda pista de tierra y piedras. Aquí las únicas marcas a seguir son las de un PR.
El sendero se adentra por un precioso hayedo, y transcurre en semillano todo el tiempo, así que me ayuda a ir a un buen ritmo constantemente.

Luego, hago un giro a la izquierda, y enseguida llego a un punto importante de la ruta. Accedo al conocido como "hiruerreketa", que se trata del nacimiento del río Deba. Se llama así porque en ese punto confluyen 3 riachuelos (el Urkitza, Uzetakoaitza y el Deba). Es éste último es el que finalmente da nombre al río, que desde los 600m de altitud, recorre 58km hasta juntarse con el río Ego en Maltzaga (Eibar) y desembocar finalmente en el mar Cantábrico, formando una ría en la localidad de Deba.
En este lugar existe un pasadizo de madera que permite cruzar el río sin mojarse, aunque si ha llovido a mares y estuviera muy crecido, desconozco si se podría pasar.

Hasta el momento la ruta ha sido un paseo dominguero, pero ahora empieza lo bueno.
Avanzo cuesta arriba por una pista, pero enseguida llego a un cruce de caminos, el cual sigo recto para continuar por senda natural. Poco después el firme pasa a ser de hierba pero, al mirar al frente, veo que me toca ascender una empinadísima pala de tierra y piedras.

El repecho no es que sea muy largo, pero si lo suficiente como para sobrecalentar mis piernas, me tengo que detener en alguna ocasión.
Una vez superado, desciendo otro mini repecho y avanzo recto por hierba hasta llegar a otro cruce. Misma dinámica, sigo recto y poco después... una segunda pala, mucho mas larga y empinada!!

Este tramo os lo tenéis que tomar con muchísima paciencia, es duro de cojones. El problema no solo está en la inclinación, sino también en la cantidad de hojarasca mojada que hay, y el estado del firme, que es una mezcla de tierra y una fina capa de roca. Todo ello hace que patine un montón.

Avanzo a paso de tortuga, más aún en la parte alta del repecho, ya que aparece un nuevo inconveniente, la densa vegetación y algo de maleza. Afortunadamente, el camino se abre, el sendero mejora considerablemente, y las rampas desaparecen, para luego ir en ligero descenso.

Luego, llego a un nuevo cruce de caminos, el cual hago un doble giro izquierda-derecha. Asciendo suavemente por un camino de piedras, indicado con marcas GR roja y blanca. Al llega a un pequeño alto, al frente veo un nuevo repecho empinado.
Esta es la ruta de los repechos supermega empinados, menudo despliegue físico que hay que hacer, y eso que aún no he hecho ninguna cima.

Por suerte, este tercer repecho no iba a ser tan duro como los anteriores, y en pocos minutos lo supero. Al fin llego a una zona muy elevada, con grandes vistas por todos lados. A la derecha, se encuentra la antena cimera del monte Arriurdin. Está cerca, pero mi verdadero objetivo se haya a la izquierda, la cima del monte Makatzgain (1002m), en el cual hay un vértice geodésico y un buzón. Aquí me encontré con un gran grupo de personas procedentes de Vitoria, que estaban allí gracias a una asociación que organiza excursiones en el monte para mayores de 55 años. Bonita iniciativa.

Excelentes vistas de 360º, con sierras y montes como el Gorbea, Itxiña, Anboto, Oiz, Udalatx, Erlo, Zaraia, Elgea, Montes de Vitoria, Joar, Toloño, La Demanda, Badaia, y muchos mas. Buena parte de la panorámica, especialmente al Sur, estaba cubierto por un mar de nubes, así que no dejaba ver los pueblos que había debajo. Eso lo vería mas adelante, al llegar a la sierra de Elgea.

Pero antes, he de coronar un par de cumbres mas de esta sierra de Zaraia, próximo objetivo, el Pagodebeinkatua. Esta cima no tiene mucho misterio, se encuentra muy cerca del Makatzgain. Solo hay que avanzar casi 1km en llano por un ancho y cómodo sendero con la bonita presencia de algunos caballos, y después, apenas hay que subir un pequeño repecho por hierba.

Pronto alcanzo la cima del impronunciable monte Pagodebeinkatua (1017m). Las vistas son siempre las mismas, solo varía la perspectiva. En frente tengo mas de cerca la sierra de Elgea y sus enormes torres eólicas, y a la izquierda, mi siguiente objetivo, el Bizkarlatza.

Desciendo entre los helechos hasta dar con una senda herbosa, que me lleva a un collado con un cruce de caminos. Sigo recto, aunque pronto giro a la derecha. Una vez mas, toca ascender una larga y empinada pala, aunque no tan exigente como las 2 primeras. El cansancio empieza a hacerme mella, aunque todavía me queda algo de gasolina, así que con calma, sigo adelante.

Mas adelante, la pendiente se suaviza, a la par que el camino pasa a ser de tierra a hierba. Ya veo el vértice geodésico a lo lejos, y enseguida lo alcanzo. Aún no estoy oficialmente en la cima del Bizkarlatza (1113m), ésta se encuentra unos metros mas adelante, justo donde se sitúa el buzón. Aquí tuve la oportunidad de ver un fenómeno natural que hasta la fecha nunca había visto, una bandada de palomas. Durante toda la mañana, a lo largo y ancho de la sierra, se oían en la distancia un montón de disparos, pero creo que el gordo nos los encontramos una pareja de cazadores y yo en este monte. No obstante, volaban muy alto, así que éstas aves actuaron correctamente para salvar su trasero.

Ahora si, me dispongo a dejar atrás la sierra de Zaraia para adentrarme en la de Elgea. Desciendo por un sendero que alterna la tierra y hierba, hasta llegar a otro cruce. Sigo recto, y avanzo por una pista natural, pasando al lado de otro grupo de caballos, que pastaban entre la densa hierba. Que preciosa estampa, por la izquierda la rocosa sierra de Zaraia y por la derecha la infinita hilera de torres eólicas de Elgea, y en medio, los caballos en la pequeña llanura.

Asciendo ahora por la pista, rodeando de derecha a izquierda el primero de los montes de esta sierra de Elgea, el Mugarriluze. Casi en lo alto de este monte, justo antes de llegar a la primera torre, me encuentro con un dolmen. No conozco mucho este lugar, pero creo que éste no es el único resto prehistórico que hay por la zona.

Unos metros mas adelante, se encuentra el buzón cimero del monte Mugarriluze (1109m). Aquí la panorámica cambia bastante, pudiendo ver la vertiente Sur de las sierras de Zaraia, Aizkorri y Altzania, además de la gran Llanada Alavesa, donde se encuentra las sierras de Entzia y los Montes de Vitoria. El mar de nubes seguía presente, aunque ya se dejaba ver algo por debajo. El enorme embalse de Ullibarri Gamboa, y las localidades colindantes. Mas allá, se tendría que ver también la ciudad de Vitoria, además de algunos de los pueblos de la Llanada. El Gorbea, Anboto y Oiz aun se dejaban ver, vista muy completa.

Al frente, innumerables torres gigantescas se encontraban allá donde alcanzaba la vista. La sierra de Elgea es larguísima, pero echando un vistazo a algún track, he visto que en lo que respecta a torres eólicas, éstas ocupan un espacio de al menos 10km de punta a punta, así que poca broma.

La última vez que estuve aquí tenía 11 años, en una excursión del colegio. Por aquel entonces, no valoraba ni me gustaba la montaña tanto como ahora. Sinceramente, no sabría describir la sensación que tuve al pasar de cerca por aquí, pero es algo similar a lo que experimento en los Pirineos, el hecho de sentirme diminuto, al estar rodeado de gigantes por todas partes, en este caso por las torres, y también por las dimensiones de ésta sierra.

Los próximos 3km no tienen ningún misterio, hay que seguir la pista, o los caminos que van en paralelo a la pista hasta el final, en este caso, hasta la cima del monte Aumategi, el mas elevado de toda la ruta. Entre medias, paso por la insignificante cima de Mentazpi (1111m), el cual no he localizado ningún buzón.

Justo en frente se sitúa el Aumategi, una enorme mole que me obliga a subir un último repecho empinado. Se avanza bien por la pista, pero después de hacer tanta subida empinada, me cuesta ir a buen ritmo. Me detengo en varias ocasiones, pero en realidad es una excusa para disfrutar de la panorámica que me rodea.

Ya en lo alto, otro grupo pequeño de caballos me esperaba cerca de la cima del Aumategi (1187m). Allí me encuentro con el buzón y vértice geodésico, además de otra extraordinaria panorámica. Añadir a lo anterior el macizo de Hernio y otros muchos montes mas de menor elevación hacia el Norte. En frente, la sierra de Aizkorri al completo y una gran muralla de torres eólicas, que hace que parezca misión imposible avanzar mas allá.

Y mas allá hubiese querido ir en un principio, coronar un par de cumbres mas en esta sierra, el Mirubizkar y el Burgamendi, pero el tiempo corría en mi contra, y no me podía permitir el lujo de andar mas kilómetros y "perder" mas tiempo. Con lo ya hecho y visto me encontraba muy satisfecho, así que decidí coger las tijeras y pegarle un buen corte a lo que me restaba de track a seguir.

Vuelvo sobre mis pasos hasta llegar a un cruce de caminos situado entre las cimas de Mentazpi y Aumategi. Ahora, giro a la izquierda, y desciendo por un sendero que alterna la hierba, tierra y piedra. Desde la distancia, observo varias pueblos, que por su tamaño podrían ser Hermua y Ozaeta. Mi destino, el pueblo de Elgea, se encuentra mas hacia el Norte, casi encajonado entre los bosques, así que desde aquí no se llega a ver.

Precisamente en los bosques es donde me tengo que meter. El sendero que he escogido es muy directo, va en línea recta durante un buen rato. Además, el estado de los distintos senderos son excelentes, lo cual me permite avanzar con bastante rapidez.
Atravieso un bonito bosque, hasta salir de nuevo a cielo abierto. En la parte final de la bajada, la calidad del camino empeora un poco, ya que la presencia de piedras es muy elevada. Avanzo a trompicones, pero yendo despacio y estando atento al suelo, no tiene ninguna dificultad.

Al fin concluyo el descenso. Giro a la derecha, y avanzo en llano por una ancha pista, que me lleva primero al barrio de Arrube, y poco después, por una pista asfaltada, al concejo de Elgea, perteneciente al municipio de Barrundia, donde concluyo esta exigente aunque preciosa ruta. Muy recomendable.