Les Borges Blanques Mirador del Rispa-Els Bessons 100 Cims-Punta dels Marquesos
near Les Borges Blanques, Catalunya (España)
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Trail photos
Itinerary description
La calificación de ruta moderada, corresponde exclusivamente al peligro de resbalones que presentan los erosionados senderos en la bajada de las cimas que se visitan. En mi opinión es aconsejable usar un bastón de apoyo y es mejor evitarlos en caso de lluvia.
Acostumbrados como estamos en esta zona a encontrar niebla y pocos desniveles, ya de entrada nos sorprende el cielo casi despejado y el sol apareciendo a lo lejos, y a la pregunta de como será el 100 cims de hoy, dado que los últimos que visitamos por La Plana eran de poca altura, vemos los cerros que rompen la llanura, como si se hubieran caido del cielo, salpicando de color el horizonte, aquí y allá. Dejando la carretera, seguimos varios kilómetros por una pista de uso agrícola, de tierra pero en buen estado, para aparcar al pie del Mirador del Rispa. El gélido viento nos obliga a abrigarnos y sin pensarlo demasiado iniciamos la subida para entrar en calor. La fuerte pendiente está muy erosionada, con peldaños de madera ubicados estratégicamente, tanto para facilitar la ascensión, como para sujetar el terreno. En la cima nos reconfortamos con la panorámica del valle a un lado, y de las lomas a recorrer al otro. Nada es comparable a crestear por la montaña cuando las vistas en 360º acompañan, tal vez surfear sobre las olas. Meditamos sobre el fuerte contraste entre el producto de la intervención humana a la izquierda, polígonos, ciudades, carreteras y canales, y sus equivalentes, rocas, bosques, montañas y valles, por obra de la naturaleza a la derecha. Distraidos con estos pensamientos y agradeciendo poder disfrutar todavía de estos bellos parajes, el fácil sendero nos conduce al pie dels Bessons. Desde aquí parece cumplirse la màxima de que el que nace primero es el más listo y fuerte, pués la perspectiva hace parecer menor en altura al de la derecha. Nos detenemos a contemplar la lejana y gigantesca alberca llena de agua a rebosar, y creemos comprender el bien diseñado sistema de regadío, ya que por el camino hemos observado múltiples surtidores de agua y ninguna acequia. La subida es suave y su cima está adornada con un humilde pesebre con piedras por figuras, un banco para desde él solazar la mirada, y la enseña ondeando al viento en su eniesto mástil. La panorámica no ofrece grandes diferencias a la que ya hemos ido disfrutando, aunque ahora si podemos ver en el horizonte nuestros próximos destinos. Después de la cuidadosa bajada hasta la pista por un empinado y resbaladizo sendero, nos entretenemos curioseando en el interior de las originales Cabanes de Volta, mimetizadas totalmente con el terreno, y que aunque están relativamente libres de basura, no me atrevo a calificar de acogedoras, salvo chaparrones o tormentas súbitas. El paso intermedio es el Tossal del Xivete, con vistas similares y una caseta antenada en la cumbre. Otra bajada vertiginosa, que pone a prueba nuestras habilidades en estos menesteres, hasta la pista que nos conduce a la Punta dels Marquesos. Es la máxima altura del macizo, pero sin el honor de pertenecer al clan de los 100 cims, donde la panorámica es similar a las anteriores, así como el descenso, también por un terreno muy erosionado, con tierra suelta y abundante gravilla. Se suaviza ahora el perfil y caminamos cómodamente por la pista hacia el Tossal de la Mola. Una suave subida y una casa abandonada que puede ofrecer abrigo en caso de emergencia, y de nuevo toca descender. En este caso el sendero es menos empinado, y algo mas suave la pendiente que lleva al encuentro con la pista. Aquí nos detenemos a contemplar a lo lejos la Bassa de la Torre y la Bassa del Pla del Bepon, fuentes, suponemos, de las que beben y se alimentan los campos. Al pie del Turó que comparte su nombre, una excavadora ha despejado la explanada y ocultado la entrada al sendero. Una vez localizado a nuestra izquierda, seguimos por él hasta la Masia del Biel, también abandonada. Curioseando su interior, la ocupamos simbólicamente y tomamos posesión de ella, con humildes documentos gráficos como mudos testigos de la proeza. Tras otro tramo de sendero, pisamos pista, ahora es la que recorrimos con el coche hasta el aparcamiento, y observando que apenas hay payeses faenando y si numerosos puntos de riego, excaso tráfico y algunos ciclistas, cerramos la jornada. Para volver a la carretera seguimos adelante, sin desandar el camino que seguimos por la mañana, puesto que al final resulta ser mas corto el tramo a recorrer con el coche en ese sentido.
Acostumbrados como estamos en esta zona a encontrar niebla y pocos desniveles, ya de entrada nos sorprende el cielo casi despejado y el sol apareciendo a lo lejos, y a la pregunta de como será el 100 cims de hoy, dado que los últimos que visitamos por La Plana eran de poca altura, vemos los cerros que rompen la llanura, como si se hubieran caido del cielo, salpicando de color el horizonte, aquí y allá. Dejando la carretera, seguimos varios kilómetros por una pista de uso agrícola, de tierra pero en buen estado, para aparcar al pie del Mirador del Rispa. El gélido viento nos obliga a abrigarnos y sin pensarlo demasiado iniciamos la subida para entrar en calor. La fuerte pendiente está muy erosionada, con peldaños de madera ubicados estratégicamente, tanto para facilitar la ascensión, como para sujetar el terreno. En la cima nos reconfortamos con la panorámica del valle a un lado, y de las lomas a recorrer al otro. Nada es comparable a crestear por la montaña cuando las vistas en 360º acompañan, tal vez surfear sobre las olas. Meditamos sobre el fuerte contraste entre el producto de la intervención humana a la izquierda, polígonos, ciudades, carreteras y canales, y sus equivalentes, rocas, bosques, montañas y valles, por obra de la naturaleza a la derecha. Distraidos con estos pensamientos y agradeciendo poder disfrutar todavía de estos bellos parajes, el fácil sendero nos conduce al pie dels Bessons. Desde aquí parece cumplirse la màxima de que el que nace primero es el más listo y fuerte, pués la perspectiva hace parecer menor en altura al de la derecha. Nos detenemos a contemplar la lejana y gigantesca alberca llena de agua a rebosar, y creemos comprender el bien diseñado sistema de regadío, ya que por el camino hemos observado múltiples surtidores de agua y ninguna acequia. La subida es suave y su cima está adornada con un humilde pesebre con piedras por figuras, un banco para desde él solazar la mirada, y la enseña ondeando al viento en su eniesto mástil. La panorámica no ofrece grandes diferencias a la que ya hemos ido disfrutando, aunque ahora si podemos ver en el horizonte nuestros próximos destinos. Después de la cuidadosa bajada hasta la pista por un empinado y resbaladizo sendero, nos entretenemos curioseando en el interior de las originales Cabanes de Volta, mimetizadas totalmente con el terreno, y que aunque están relativamente libres de basura, no me atrevo a calificar de acogedoras, salvo chaparrones o tormentas súbitas. El paso intermedio es el Tossal del Xivete, con vistas similares y una caseta antenada en la cumbre. Otra bajada vertiginosa, que pone a prueba nuestras habilidades en estos menesteres, hasta la pista que nos conduce a la Punta dels Marquesos. Es la máxima altura del macizo, pero sin el honor de pertenecer al clan de los 100 cims, donde la panorámica es similar a las anteriores, así como el descenso, también por un terreno muy erosionado, con tierra suelta y abundante gravilla. Se suaviza ahora el perfil y caminamos cómodamente por la pista hacia el Tossal de la Mola. Una suave subida y una casa abandonada que puede ofrecer abrigo en caso de emergencia, y de nuevo toca descender. En este caso el sendero es menos empinado, y algo mas suave la pendiente que lleva al encuentro con la pista. Aquí nos detenemos a contemplar a lo lejos la Bassa de la Torre y la Bassa del Pla del Bepon, fuentes, suponemos, de las que beben y se alimentan los campos. Al pie del Turó que comparte su nombre, una excavadora ha despejado la explanada y ocultado la entrada al sendero. Una vez localizado a nuestra izquierda, seguimos por él hasta la Masia del Biel, también abandonada. Curioseando su interior, la ocupamos simbólicamente y tomamos posesión de ella, con humildes documentos gráficos como mudos testigos de la proeza. Tras otro tramo de sendero, pisamos pista, ahora es la que recorrimos con el coche hasta el aparcamiento, y observando que apenas hay payeses faenando y si numerosos puntos de riego, excaso tráfico y algunos ciclistas, cerramos la jornada. Para volver a la carretera seguimos adelante, sin desandar el camino que seguimos por la mañana, puesto que al final resulta ser mas corto el tramo a recorrer con el coche en ese sentido.
Waypoints
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Information
Easy to follow
Scenery
Easy
Paseo entre viñas y olivos. 100cim humilde pero con buenas vistas
Excelente ruta