LINARES DE RIOFRIO, HONFRIA, CASCADA DE JIGAREO, CASTIL DE CABRAS

LINARES DE RIOFRIO, HONFRIA, CASCADA DE JIGAREO, CASTIL DE CABRAS


La ruta de hoy discurre por un impresionante paisaje dominado por encinas, robles, castaños y vegetación arbustiva de tipo mediterráneo, donde encuentran su hábitat numerosas especies de animales, especialmente aves como el halcón peregrino, la cigüeña negra, el buitre negro, el águila culebrera, el buitre leonado y el alimoche. Pero además de contar con un gran valor botánico y faunístico, la Sierra de las Quilamas destaca por la espectacular belleza de sus paisajes. Torrentes, barrancos, cascadas y valles que forman parte de este insólito espacio natural: Las Quilamas

AREA RECREATIVA DE LA HONFRIA:

Salimos de Linares de Riofrio y nos dirigimos a la Honfria, por un sendero que discurre por una zona conocida como el Castañar de Animas, entre castaños y robles, alejados de la pista que habitualmente coge todo el mundo, por este camino es imposible que circulen coches, por lo que evitaremos molestas polvaredas y ruidos indeseables. Antes de llegar a esta zona recreativa nos encontramos con un trozo de bosque que estaban saneando, entresacando robles que se encontraban tirados, tanto troncos como ramas, por el camino, pero que con paciencia vamos sorteando y pasando sin muchas dificultades hasta llegar a la Honfria, donde destacan los acebos característicos de esta zona, por un sitio que nunca habíamos llegado con anterioridad.
Aquí longevos castaños dan sombra a los afortunados que deciden pasar un día de asueto y paz. hay mesas y asientos de piedra, diversos juegos para niños, esculturas de peces, elefantes y tortugas, existe además una fuente: la fuente de la Honfría, a la sombra de un centenario cerezo silvestre, con dos refugios de piedra. Un recodo espectacular que el día de hoy nos recibió con el suelo cubierto de una ligera capa de nieve que todavía lo embellecía más.

CASCADA DE JIGAREO

Uno de los lugares más bellos e interesantes de la Sierra de las Quilamas es la singular cascada de Jigareo, originada por el impetuoso cauce del arroyo que desciende por uno de los barrancos de la ladera meridional del valle del río Quilamas.
Desde la Honfría cogemos el sendero que conduce al Hueco, al que llegamos, tras un kilómetro de ascenso, rodeado  de notables ejemplares de robles. Antes, hay que dejar el camino que aparece a la izquierda, que conduce a las Peñas del Agua, camino que cogeremos al regreso. Al  llegar al Hueco, pasamos a la vertiente sur, dominada por el matorral mediterráneo, con un estrato arbustivo constituido por jaras abundantes, brezo, tomillos diversos, cantueso… El bosque predominante es el encinar, aunque con algunas manchas de castaño. La panorámica que se aprecia desde este paraje es de una gran belleza. Pasamos de la intimidad del bosque caducifolio de la Honfría a una atalaya desde la que se divisa al sur: la sierra de las Quilamas, con el abrupto y estrecho valle formado por el río Quilamas, muy cerca, al suroeste, se aprecia el pequeño pico del Porrejón,
Si dirigimos nuestra vista al sureste, nos encontramos en la línea del horizonte las montañas de la Sierra de Béjar, cuyos picos más altos: Canchal de la Ceja y el Calvitero, muestran sus cumbres nevadas, lo que incrementa la belleza de la panorámica.
 Ya en pleno Hueco, andaremos unos 400 metros, estaremos en el punto más alto de la ruta, a 1165 metros.  A partir de este momento, solamente tendremos que ir bajando. Nos adentraremos en una estrecha vereda, el itinerario discurre entre castaños, encinas, robles, melojos, avellanos y cerezos silvestres entre otras especies.
Por una lugar en el que el camino parece inexistente, abriéndonos camino entre los helechos. No tardaremos mucho en llegar a una umbría arbolada de castaños. Al salir de esta foresta, podremos deleitarnos con las increíbles vistas del pico del mojón del Marrano o de las Tres Rayas, el pico de Cortina, el pico de la cueva Quilama y el pico del Castillo de Valero.
Seguiremos descendiendo para encontrarnos con un pequeño bosque de castaños que irán amenizando el recorrido.
En su día esta zona fue refugio de pastores y un vergel en el que se cultivaban huertos con cerezos, higueras, patatas, alubias e incluso fresas.
Pronto llegaremos al manantial que da origen al arroyo que baja por la ladera montañosa antes de desembocar en el río Quilamas. Una auténtica joya escondida de este paraje natural. A partir de este momento caminaremos por un corto tramo, entre dispersos castaños y encinas para comenzar a bajar enseguida por una corta y pronunciada pendiente llevándonos hasta un pequeño encinar.
La tierra pasa a convertirse en un piso pétreo. Una auténtica pedrera de pedruscos amontonados que nos van indicando el camino a seguir. Casi 200 metros de terreno pedregoso que ascienden por la ladera para llegar hasta otro encinar, donde podemos encontrar numerosos buitres leonados.
Tras dejar atrás la cantera bajaremos por un túnel de retamas hasta encontrarnos con una gran encina que nos avisa de que solamente nos quedan 700 metros para llegar a la cascada de Jigareo. Iremos bajando por una pendiente muy pronunciada mientras vamos escuchando cada vez con más fuerza el murmullo del agua al caer.
Un territorio con riscos, barrancos y canchales de donde salen encinas de entre las piedras cubiertas de musgo
Entre jaras y rocas, llegaremos a una plataforma rocosa desde la que veremos el pasillo que da acceso a la cascada de Jigareo, a una altitud de 905 metros. Para verla, deberemos superar una especie de pedestal rocoso que nos lleva hasta la entrada de la cascada.
CASTIL DE CABRAS:

Desde la cascada desandamos el camino hasta la pista, para continuar por ella dirección oeste y después por un estrecho sendero hasta el paraje Castil de cabras, llamado así por estar situado junto a un arroyo del mismo nombre, de frías y cristalinas aguas que descienden por la ladera del pico Cervero vertiginosamente, formando cascadas, hasta juntarse con el río Quilamas, en lo más profundo del valle. Primero se desciende por un umbroso bosque de encinas ente piedras repletas de musgo para continuar por la pedrera de Cancho Gordo por un sendero que nos lleva hasta los pies de Castil de Cabras En este paraje hay también unos corrales de piedra donde antiguamente guardaban las cabras, y en lo alto del escarpado risco que lleva el mismo nombre, hay restos de un pequeño castro celta ya en muy malas condiciones y desde el que se divisa una vista espectacular de todo el valle del rio Quilamas, incluidos los picos que lo bordean, empezando por el norte y siguiendo hacia el Oeste: Sierra Mayor, El Marrano, Pico Cervero, El Pico de la Cueva de la Quilama (Peña de la Bolanca), El Castillo, divisando al fondo la Peña de Francia, y ya en la lejanía al Este La Sierra de Béjar.

Ya solo nos resta regresar a Linares el punto de inicio de esta ruta, y lo hacemos rodeados de buitres que nos sobrevuelan según vamos desandando nuestro camino hacia el Hueco. Una vez aquí decidimos regresar por las Peñas del agua.