Lindes - Foiz Grande - Peña Arpín - El Chegu - Foiz Grande - La Vallinona - Lindes

ATENCIÓN: EN LA FECHA QUE SE REALIZÓ ESTA RUTA NO HABÍA PUENTES PARA CRUZAR EL RÍO (HAY QUE HACERLO VARIAS VECES) POR LO QUE SI LLEVAN MUCHO CAUDAL PUEDE RESULTAR PELIGROSO, NOS VAMOS A MOJAR SEGURO Y LOS CANTOS RODADOS SON MUY RESBALADIZOS, ADEMAS DE ESTAR EN UNA ZONA COMPLICADA SI NECESITAMOS AYUDA. SE TRANSITA POR TRAMOS SIN CAMINO EVIDENTE, DONDE ES FÁCIL DESORIENTARSE Y PERDERSE, MUCHAS VECES POR SENDEROS YA CERRADOS POR LA VEGETACIÓN DE TOJOS, ESPINOS Y PIORNOS, CON ABUNDANTES ÁRBOLES CAÍDOS. TAMBIÉN HEMOS DE TENER EN CUENTA QUE LOS CAMINOS ESTÁN TOMADOS POR EL BARRO, DIFICULTANDO MUCHO LA MARCHA SOBRE TODO A LAS PERSONAS NO HABITUADAS.


Saliendo del pueblo quirosano de Lindes seguimos las indicaciones para coger la ruta hacia los Puertos de Agüeria.

Vamos ascendiendo, dejando atrás el depósito de agua para abastecer al pueblo y un poco después llegamos a una intersección. Tomamos el camino de la izquierda, dejando el desvío a Peña Rueda.

Cuando llevamos recorrido sobre 1,5 km llegamos a un nuevo desvío, tomando en esta ocasión el camino de la derecha, hacia los Puertos de Agüeria.

Continuamos la subida a través del hayedo hasta salir a un pequeño prado en un llano, estamos en El Collau, desde donde tenemos una buena vista de la Peña Arpín, la cual nos muestra su cara más agreste.

Continuamos ahora en bajada por el bosque en dirección a la Foz Grande. Enseguida comenzamos a escuchar el sonido del agua correr mientras nos acercamos al río. Llegados a él, hemos de cruzarlo. Normalmente un puente de madera permitía hacerlo de manera segura, pero a fecha de este track (junio 2023), el puente no existía, por lo que hemos de buscar el mejor paso y cruzar con precaución sobre todo si baja con caudal abundante. Una vez lo hemos pasado seguimos subida por el bosque de hayas, dejando el río a nuestra derecha en sentido de la marcha.

Pasamos una portilla de madera para impedir el paso del ganado y vamos atravesando la Foz Grande, encajonamiento entre las paredes calizas de la inmensa Peña Rueda (a nuestra derecha) y de la Peña Arpín (a nuestra izquierda). Llegaremos así a un punto en el que el camino se acerca de nuevo al río para cruzarlo y ascender a las praderías de los Puertos de Agüeria pero, como nuestro destino es la Peña Arpín, en vez de cruzarlo tomaremos una desviación a la izquierda, que va ascendiendo por la ladera de ésta, cogiendo altura rápidamente mientras atravesamos tramos de praderías y bosquetes de acebos y tejos. Este sendero está bastante marcado en el terreno y algún jito nos acaba de disipar cualquier duda.

Acabaremos alcanzando un pequeño collado, donde existe una pequeña laguna casi colmatada, en el que ya visualizamos cercana Peña Arpín y la pala por la que ascenderemos a su cumbre. Nos encaramamos a su ladera y siguiendo las trazas de sendero y los hitos alcanzamos su cima sin mayor dificultad, la cual distinguimos por un hito de mayor tamaño, pues no dispone de buzón de cumbres. De lo que sí dispone es de magníficas vistas: hacia el Norte la caída es impresionante hasta el río de la Foz Grande. Al fondo distinguimos el pueblo de Lindes, del que salimos y el bosque de la Vallinona tapizando las laderas. Al Este, todo lo ocupa la impresionante mole de Peña Rueda, mostrándonos sus verticales paredes calizas. Al Sur, las verdes praderías de los Puertos de Agüeria, salpicadas de bosques de acebos y rodeadas por cumbres como el Tapinón, Siegalavá, Peña Chana...

El descenso de la cumbre lo realizamos por el mismo itinerario hasta llegar a la pequeña laguna colmatada, donde tomando dirección Sur nos acercaremos hasta El Chegu. Este lago, ya de considerables dimensiones se haya también en proceso de colmatación, y se encuentra cubierto en gran parte por vegetación acuática. En sus orillas es fácil descubrir algunas de las especies de anfibios que pueblan sus aguas y las anátidas, como el ánade real también lo frecuentan.

Bordeamos el lago dejándolo a nuestra izquierda y salimos de su vaguada por marcado camino hacia los Puertos de Agüeria pero, en vez de bajar directamente hacia ellos, vamos atravesando las praderas hasta coger el camino que utilizamos anteriormente para acercarnos a la ladera de Peña Arpín, y por él bajamos de nuevo hacia la Foz Grande.

Una vez lleguemos al río hemos de cruzarlo de nuevo pero en vez de seguir la senda principal que nos llevaría de vuelta a El Collau, bajaremos ahora a su orilla, dejándolo a nuestra derecha mientras descendemos a su vera.

Comienza ahora el tramo que puede presentar mayor dificultad. No hay camino marcado, solo encontraremos trazas de cuando en cuando. Habremos de cruzar el río en varias ocasiones. Cuando los obstáculos de un margen nos impidan progresar pasaremos al otro, buscando el vado más adecuado a nuestras necesidades, poniendo especial cuidado al transitar las orillas con árboles, troncos caídos y ramas rotas. Además los pulidos cantos del río y sus márgenes resbalan mucho, no es un buen lugar para tener una mala caída o un simple esguince, sin cobertura y con difícil acceso para un rescate.

A medida que avancemos, encontraremos un camino más marcado y en mejor estado. Finalmente, un último cruce dejando en esta ocasión el río a nuestra izquierda, nos hace coger altura, dejando el río abajo y alejándonos de él. El sendero en este tramo se sigue fácilmente, está bien definido y llanea por la ladera del hayedo. Nos conduce hasta una amplia pradera rodeada de bosque, la atravesamos y seguimos en bajada hasta una zona donde hemos de estar atentos: aquí el camino más marcado nos lleva a un prado del bosque, pero esta no es nuestra dirección. Nosotros hemos de girar bruscamente a la izquierda, en bajada, y seguir lo que parece un cauce seco, de cantos rodados. Ahora, el sendero se estrecha mucho, su traza apenas se intuye y cuesta seguirlo a través del bosque. Se cierra por la vegetación y coge altura por una empinada ladera, muy cerrada de matorral. Este tramo puede resultar confuso, hay que estar atentos y no perderlo.

Llegamos a una zona alta y al poco comenzamos a bajar. Empieza a hacerse más evidente el sendero, vuelve a apreciarse claramente su caja y es fácil de seguir de nuevo. Vamos perdiendo altura rápidamente, acercándonos al río que ya escuchamos a nuestra izquierda. En esta zona numerosos árboles derribados dificultan la marcha.

Ya muy cerca del río pasamos al lado de un haya de enormes dimensiones, poco después debemos cruzar un alambrada de espino y el arroyo Barbéu, afluente del río Lindes que discurre a nuestra izquierda. Entramos ahora en una zona un poco caótica y cerrada de vegetación en la que antaño un puente de madera, hoy desaparecido, permitía cruzar el río Lindes. No nos queda otra que buscar el mejor vado y atravesar el río para ganar la orilla opuesta, para después atravesar entre viejas fincas, hoy abandonadas y comidas por el matorral.

Acabaremos por toparnos con otra alambrada para el ganado, la cual podemos cruzar por una portilla de madera, tras la cual ahora sí, un camino ancho de tierra y barro nos llevará por fin, en poco más de un kilómetro, hasta Lindes, donde comenzamos la ruta.