Llanos del Chorrillo-Umbría del Polvorite-Fuente de La Mora-Cresta de la Mora-Umbría del Chorrillo

El objetivo de esta ruta es explorar de cerca uno de los cerros más espectaculares del Parque Natural de la Sierra de Huétor: la intrincada y poco conocida cresta de La Mora, al N del puerto del mismo nombre, y que es una de las que conforman la cabecera del Arroyo del Polvorite. Paraje donde se desarrollan superlativamente los fenómenos kársticos propios de estas sierras calizas: umbríos callejones entre bravíos peñascos, sorprendentes ventanas al paisaje, hondonadas pobladas de arces, guillomos y majuelos, y verdes collados entre macizos de roca donde tutear a las águilas. El hecho de que para llegar al sitio haya que atravesar los incomparables prados del Chorrillo y visitar algunas fuentes famosas -entre ellas las que proveen las aguas más altas de lo que luego será el Río Darro- no hace más que añadir interés al recorrido.

Estacionaremos el vehículo junto a la salida 264 -Las Mimbres-Prado Negro- de la A-92: tras cruzar la autovía por encima, tomaremos a la izquierda un resto de la antigua carretera que muere a los pocos metros, sustituida por un carril paralelo a la autovía. Tras andar unos metros por el carril, en direción Granada, tomaremos uno secundario a la derecha (wp), que se interna en el pinar alejándonos del tráfico. A cosa de 350m de trayecto casi recto giraremos a la derecha, sin dejarnos despistar por la posible continuación a la izquierda. Poco después, en wp “Bifurcación Fabiares” tomaremos -ahora sí- el ramal izquierdo, que tras otros 200m nos saca a los Llanos del Chorrillo. De los altos pinos pasamos a un esplendoroso prado donde disfrutar de las vistas del Majalijar y Sierra Arana, mientras nos acercamos al Cortijo que da nombre al paraje. Un suave descenso nos deja al pie de la loma donde se ubica el cortijo, entre hermosos quejigos. Aquí (wp “vaguada escarchada”) abandonamos el carril por la izquierda, para continuar por una verde vaguada poblada de majuelos, que en los días fríos del invierno luce blanca por la escarcha. Sobrepasado el cortijo derivaremos a la derecha (wp “Abandonamos vaguada”), ascendiendo por donde más nos apetezca a la loma del cortijo, en busca del carril que lleva al Collado del Cigarrón. Las vistas una vez coronada la loma son de escándalo, y nos creeríamos en Asturias más que en el seco Sur de la Península. Tomando entonces el carril del Cigarrón (wp) a la izquierda, dejamos que nos lleve con toda comodidad hasta el collado en cuestión (wp), que separa la cuenca del Darro/Polvorite de la que venimos recorriendo, que vierte al Fardes. Bajando unos metros desde el collado encontramos en wp “Bifurcación” el carril que viene del Collado de las Minas y se dirige a las umbrías del Polvorite, a la izquierda, dirección que tomamos. En algo menos de 1km un carril secundario se desgaja por la derecha: en unos pocos metros nos asoma a la Fuente del Polvorite, las primeras aguas del Darro, con abrevaderos de obra entre arces (Acer pseudoplatanus) y chopos. La continuación del carril bajaría al Barranco del Polvorite y nos permitiría pasar a la umbría del Cerro del Muerto; pero hoy volvemos sobre nuestros pasos al carril principal, que continuaremos casi otro km hasta una nueva bifurcación (wp “Bifurcación Mora”), donde tomaremos el que desciende a la izquierda, hacia la Fuente de la Mora. Ésta se encuentra en una preciosa hondonada, rodeada por un denso pinar que nos haría creernos en las lindes del Bosque Negro de los hobbits. En cambio disfrutamos del sol y del agua de la fuente, que -si no está helada- discurre perezosa por los abrevaderos de piedra que se escalonan a sus pies. Hasta hora, como se apreciará en el mapa, no hemos hecho más que rodear la cresta de La Mora; pero vamos a obviar la salida habitual -al frente- hacia los Fabiares, y vamos a entrar en materia.

Por detrás y por encima de la fuente, buscando lo despejado y derivando a la derecha, seguimos trochas que nos acercan (por wp “Subida a la cresta”) al collado que hace la cresta con la loma que cierra la hondonada. Desde ese collado, o incluso un poco antes, giramos a la izquierda, atravesando un cinturón de pinos para llegar a wp “Prado con cueva y corral”: bajo los últimos peñascos de la cresta de la Mora se abre un abrigo rocoso cerrado con un murete de piedras y rodeado por un prado en cuesta. Podríamos haber llegado en línea recta desde la fuente, pero atravesando una zona más empinada y trabajosa. Hemos seguido en este caso el track que traza el ganado que por aquí merodea, sin GPS ni nada. En la parte baja del prado se dibujan trochas que toman la dirección paralela a la cresta, y las seguimos en ligero ascenso. Manteniendo el cerro a la derecha y los pinos a la izquierda, acabamos por llegar a wp “Canutos y ventanas”: un vestíbulo donde se abren varios callejones hacia la cresta. Con ánimo descubridor, podemos seguir cualquiera de ellos para adentrarnos en las entrañas del roquedo. He trackeado el más frontal, pero el de la derecha tiene incluso más recorrido y acaba en otra hondonada espectacular. Un poco de trepe sin dificultad nos asomará a airosas ventanas sobre el laberíntico abismo, con medio Parque Natural a nuestros pies y Sierra Arana y Majalijar siempre al fondo. Tras explorar a voluntad volvemos al “vestíbulo”, punto de referencia para seguir adelante: siempre con la cresta a la derecha, buscamos el paso más fácil para llegar al Collado de la Mora (wp): es un mágico lugar, alfombrado de hierba, donde los peñascos se retiran amablemente a ambos lados y, entre grupetes de encinas nos es dado retozar al sol -esplendor en la hierba- y atravesar la cresta sin dificultad. Para ello buscaremos, a la derecha, el comienzo de una serie de escalones de hierba entre rocas, que descienden suavemente hasta una hondonada inferior. Habrá que caracolear un poco, tal vez agacharse para evitar algún espino o guillomo demasiado solicito, pero nada que nos estropee el encanto del paraje. Aterrizamos así en wp “Dolinas”, hondonada que transcurre entre la cresta y un lomillo rocoso, rosario de hoyas de fondo plano que recorreremos, girando a la izquierda, hasta su salida natural a la ladera (wp “Rodeamos lomo rocoso”).

Aquí tendremos, al frente y a la izquierda, una buena visual del otro sector de la cresta. Existen trochas que, al pie del roquedo, continúan al frente por toda la longitud del mismo, y desde las cuales se puede continuar explorando este pintoresco karst, que de ese lado guarda todavía rincones espectaculares (como se muestra en las entradas del blog que he vinculado en “Ver más”). Incluso se puede ascender, por intrincados recovecos, a la parte alta de la cresta. Pero, por hoy, damos por bueno lo encontrado, y bajaremos desde aquí, lo que me permitirá dejar sugerido un posible acceso directo desde el Chorrillo si no se quisiera hacer todo el rodeo por el Cigarrón y la Fuente de la Mora. Se trata de rodear el lomo rocoso, manteniéndonos por fuera de los pinos, hasta el wp “Entrada a los pinos”, donde entraremos en el bosque al sesgo, con poca senda, hasta encontrar -en wp “Senda de bajada”- la que, aunque difuminada por la pinocha, nos permite descender la ladera. Primero hasta un claro que enseguida abandonamos manteniéndonos en su borde derecho, y luego, tras un tramo de cierta pendiente, completando el descenso de la empinada pinada. Entre la masa de pinos y el arroyo sigue discurriendo una trocha bastante cómoda que nos va acercando al Chorrillo. Pero como los espinos que atestan su fondo se van a ir adensando conforme bajamos, vale la pena cruzar el cauce sin esperar demasiado, cosa que haremos en wp “Cruce del arroyo”, viendo desde arriba el paso más cómodo. Entonces estaremos de nuevo en los prados por encima del Chorrillo, y no quedará más que desandar el camino de ida (aunque, como se ve en el track, trocharemos un poco por la parte más plana y por un pinar muy despejado de monte bajo). Y eso es todo, que no es poco.

En “Ver más” tienes una expedición a la Mora, que al principio incluye enlaces a otras dos, incluido el sector Oeste, que complementan lo aquí descrito. El recorrido no es difícil, y casi siempre existe senda o trocha, aunque curándonos en salud y dado lo intrincado del terreno, lo calificaré de moderado, por si las moscas.