Lliçà d'Amunt: Ribera del Río Tenes-Balsa de Can Dunyó-Pous del Glaç de Can Gurri-PR-C 32-Masías varias

Nos vamos hoy a la comarca del Vallés Oriental para hacer una ruta por los alrededores de Lliça d'Amunt.
Dejamos nuestro coche aparcado en el estacionamiento gratuito que hay junto al Carrer L'Aliança. Desde ahí nos dirigimos hacia el Río Tenes que lo atravesamos por un puente que nos lleva a una pineda siguiendo el PR-C 32. Atravesamos la carretera BV-1432 y cogemos el camino de la masía del montcau, más adelante giramos a la derecha por la avenida de Tenes que nos llevará hasta la Balsa de Can Dunyó, esta balsa tiene un mirador para observar las aves.
Volvemos a la ribera del Tenes y continuamos camino. Salimos a la carretera C-155 que cruzamos y atravesamos una pineda que nos lleva hasta los Pous del Glaç de Can Gurri.
La vuelta la hacemos atravesando la masía de Can Nadal, Las Torres, pasamos por la iglesia de Santa María del Vallés, vemos la centenaria encina de Las Torres y continuamos por caminos agrarios.
Dejamos atrás la Masía del Moncau, Can Genís, Can Quimet Gall Nou, Can Merles, pasamos junto a la Fuente de Can Comes y la Masía del mismo nombre, hasta que volvemos a atravesar la Riera del Tenes y llegamos al pueblo de Lliça y a nuestro aparcamiento.
Por hoy ya tenemos un bonito y diferente: !!! Reto Conseguido!!!

POZOS DE HIELO DE CAN GURRI

Su figura es inconfundible: una construcción cilíndrica de piedra argamasada, de poca altura y con una cubierta abovedada. No se trata de una cabaña celta o íbera, sino de un nevero artificial. También es un vestigio de otra época, de cuando los frigoríficos y los congeladores eléctricos no cabían en la imaginación. Durante más de 2.000 años, desde la Antigua Roma hasta los primeros años del siglo XX, los neveros fueron la única forma de conservar el hielo en buenas condiciones. No es raro que se encuentren por toda Europa, en las montañas y junto a lagos, ríos o charcas que se congelaban en invierno. Ilustra este texto un buen ejemplo de nevero: uno de los dos pous de Can Gurri, situados en el término municipal de Lliçà de Vall, en la comarca del Vallès Occidental, entre el río Tenes -afluente del Besòs- y el antiguo camino de Lliçà a Parets.

El auge de los neveros, como los de Can Gurri, que datan del siglo XVIII, coincidió con un período climático excepcionalmente frío conocido como Pequeña Edad de Hielo, una época presente en la memoria colectiva europea a través de la pintura, y en particular de la pintura barroca holandesa. Fue en esta época cuando se popularizaron deportes como el patinaje sobre hielo y el curling, y también cuando, coincidiendo con el crecimiento que experimentaron las ciudades tras el fin de la Edad Media, los neveros crecieron en número e importancia hasta convertirse en una industria importante. Los pous de Can Gurri, de hecho, estaban inmersos en una febril actividad hacia 1765, ya que pertenecían al conjunto de neveros, junto con otros del Montseny y Sant Llorenç del Munt, que abastecían Barcelona de hielo para la conservación de alimentos y usos medicinales.

Información: el mundo.es


Historia:

La construcción de la masía de Can Gurri es probable que se realizara a finales del siglo XVI , ya que la fecha de 1594 consta en la puerta de entrada al patio.

La primera cita de los Pozos de Hielo de Lliçà de Vall se documenta en el año 1765 donde se mencionan el pozo de Can Coll y los dos de la verneda de Can Gurri o de Barrera, haciendo referencia al notario Salvador Barrera que era el arrendatario de los dos pozos de Can Gurri.

Los pozos de hielo de Can Gurri están situados en la masía del mismo nombre de la Marineta.


¿Cómo se trabajaba en los pozos?

La producción de hielo se hacía en las balsas construidas cerca de los pozos o con el agua que se embalsaba junto a torrentes y rieras . Una vez conseguido un grosor de hielo de 20 a 30 centímetros , se apretaba siguiendo la forma de unos moldes y así se obtenían bloques regulares (panes) que se disponían en capas separadas por paja o boll .

Una vez el pozo estaba lleno, se cerraban las aberturas lo más herméticamente posible. El tiempo de empujar dependía de la meteorología durante el tiempo de frío que el agua se helaba. La temporada de desempouar iba de junio a septiembre y en función de la demanda, pero se acabaría ampliando prácticamente todo el año. Después de sacar los panes era necesario transportarlos a los centros de distribución. La mayoría de estos pozos se encontraban en la montaña y por tanto cerca de caminos donde no era fácil que pasara un carro. Pero no todos los pozos estaban situados en lugares poco accesibles, por ejemplo los de Lliçà de Vall son de acceso llano y cercanos a Barcelona y esto les da un valor diferencial.