Lomo Bujero - Barranco el Balayo - Riscos de San Andrés - Suculún

Atención:
- Esta excursión forma parte de un conjunto de cuatro excursiones entre el barranco de San Andrés y el barranco de Igueste por las lomas de los barrancos de Valleseco, El Balayo y Tagarga
- Risco de San Andrés
- Lomo Bujero - Barranco Balayo - Riscos de San Andrés - Suculun
- Barranco Tagarga - Igueste
- Igueste - Tagarga - Bailadero
- Debido a los cielos grises y lo esforzado de las rutas mis fotografías apenas reflejan la belleza de estos parajes
- Los topónimos los obtengo del Mapa Topográfico Integrado del visor web del Gobierno de Canarias (Grafcan)
- Los tracks son orientativos, no uso ningún dispositivo gps durante las travesías, esta dificultad añadida hace que todas sean de nivel Experto. Los tracks los compongo, a posteriori, con el Mapa Topográfico Integrado, también uso los mapas de openstreetmap.org, los del Instituto Geográfico Nacional y los de la editorial Alpina.
- Puede acceder a más excursiones en mi página web “El Aventurero Doméstico de Tenerife” en la dirección https://sites.google.com/view/adotf


• Excursión 1484. 1 Junio de 2023. Jueves.
Lomo el Bujero. Barranco el Balayo. Riscos de San Andrés
Municipios: Santa Cruz
ENP: Parque Rural de Anaga
De 9.55 a 16.55h. De 70 a 225 a 70 a 540 a 0m.
Distancia: 9,2k. Duración: 7h.

Sigo esperando mi oportunidad de hacer un largo descenso desde la degollada de Guajara. Tuve que abortarla hace dos semanas después de ascender a esa degollada y encontrarme toda la bajada totalmente cubierta de nubes. Ahora más precavido estoy consultando los pronósticos de la Aemet y no hay manera, siempre nublado, siempre con probabilidad 100 de lluvia. Y la semana que viene tampoco parece que vaya a mejorar. En lugar de eso vuelvo a la zona entre Igueste y San Andrés para intentar recorrer una loma de la que no tengo ninguna información que alguien lo haya hecho y si es posible. Es la loma del Bujero que empieza cerca del Balayo, la finca privada muy cerca de Igueste. Es una loma que asciende rápidamente hasta los 400 metros y después más lentamente pasa varios picos (Tagarga, Riscos de la Longuera, La Pedrera…) y confluye con la cordillera de los riscos de Anaga, la que hice la semana pasada (excursión 1482), un poco antes de la montaña Pelada. Lo de recorrer lomas es algo que he estado haciendo últimamente tanto en Candelaria (excursiones 1468, 1470 y 1472) como en Anaga (excursión 1477, 1479 y 1482).

Con tiempo bajo a Santa Cruz. Esta noche he dormido fatal, deben ser los nervios por la excursión de hoy. En el intercambiador tomo la 945 a Igueste (9.30h). La mañana es estupenda, despejada, si acaso algo de viento. Unos pocos pasajeros, que vuelven a sus casas con la compra. Me bajo en El Balayo (9.55h, 75m). He estudiado bien la loma y sé por dónde tengo que empezar. La loma está delante de mí, ligeramente a la derecha. No obstante camino por la carretera hasta pasarla, llego a echarle un vistazo a Igueste y comprobado que el sitio por donde debo empezar es por El Balayo regreso hasta la puerta de la finca El Balayo. Me siento en las barreras protectoras de la carretera y le echo un buen vistazo a la loma. Parece temible, desde donde estoy hasta un pico de 400 metros de altitud el desnivel es de casi el 50%, pero yo sólo alcanzo a ver, más o menos, hasta los 300 metros de altitud. De entrada, veo que es imposible ir por la arista. Tengo que ir por la ladera, más o menos alejado de la arista. Cruzo la carretera y nada más empezar por la derecha de un barranquillo compruebo que hay un sendero. Fantástico. Esto es empezar bien. Subo hasta un saliente, lo rodeo por la derecha y llego a una zona llana donde me sorprende encontrar los muros de una caseta pequeña con suelo de terrazo. De ahí sigo subiendo por sendero, a veces hay escalones. Llego a una terraza, enfrente tengo otra que conserva en perfecto estado el muro alto de sustentación. En ella crecen grandes tabaibas, pencas de hojas hermosas y algún cardón. Por encima tengo una zona de piroclastos rojizos que forman una pared vertical de unos cinco o diez metros de altura, una barrera imposible de franquear. Es más que vertical, la pared forma oquedades. Voy ascendiendo con calma, el suelo es compacto del mismo material, piroclasto, pero algo suelto y tengo que ir por sitios más o menos llanos, al menos sin caídas. Con la esperanza de que en algún momento pueda rodear esta pared. Paso cuevas naturales e incluso una cueva con muro de cerramiento y una puerta, ahora caída. Parece un lugar para guardar cabras. La pared es preciosa por las formas y el color, marrón rojizo oscuro e intenso. Cada vez voy encontrando más vegetación, pero no es insalvable.

Veo, de lejos, una posible subida por la pared y cuando llego veo que sí. Trepo por la pared y la supero (200m). Ahora estoy en la ladera con mucha pendiente y tengo la sensación de que la loma horizontal que tengo arriba es parte de la dorsal de la loma del Bujero. Subo zigzagueando entre el matorrisco, los cardones, cornicales, magarzas, alguna penca, el incienso. Pero las nubes que veo por encima pasando ligeras de sur a norte, mal asunto esta dirección, son muy negras y empieza a lloviznar, se para y vuelve a empezar. Me detengo. Me siento. Espero. He tardado como una hora en llegar hasta aquí (230m). Decido regresar. Puede que no llueve, pero me resulta angustioso arriesgarme con esta travesía por zonas muy complicadas con lluvia. Puede que pueda progresar, pero la amenaza de lluvia me va a impedir disfrutar de esta subida. Con mucha calma, el terreno es muy empinado, bajo hasta el paso por la pared de piroclasto, lo destrepo. Y después, más o menos logro rehacer por donde he subido. Durante la bajada voy repasando todo lo que he subido. Me resulta asombroso como una ladera que desde abajo parece uniforme está llena de detalles y de variedad. Se me hace más corta, claro. Cuando llego a la caseta levanto un terrazo, para ver si tiene por debajo alguna inscripción de dónde se hizo pero sólo tiene un pegotón de cemento seco.

Cuando llego a la carretera (11.45h) no tengo claro qué hacer, pero sin pensarlo mucho, instintivamente, empiezo a caminar hacia San Andrés. Cerca del cauce del barranco del Balayo pienso en bajar por el cauce hasta la playa del Balayo y llegarme hasta la cueva del agua, que tiene un trozo de playa de arena negra. Pero no es lo mío tumbarme en una playa. Así que sigo caminando y enseguida me pongo a subir por el sendero del Balayo. Empieza justo antes del cauce del barranco. Pienso que si llueve este es un sendero ancho, fácil, y que me podré proteger con el paraguas y regresar fácilmente. El tiempo sigue inestable. Subo por este sendero porque hace tiempo (excursiones 714 y 728) me pareció ver que existía un sendero que subía por la ladera, y, posteriormente, una persona, en el barranco de Igueste, me dijo que había un sendero que subía hasta los riscos por encima de los polvorines, es decir, los riscos de San Andrés, por donde estuve la semana pasada. Esas dos informaciones las tengo muy presentes cuando empiezo a subir por el sendero que va por la derecha del cauce del barranco.

Este sendero es ancho y tiene tramos empedrados. A la derecha tengo una ladera con terrazas, nada cultivado hoy en día. A la izquierda veo, a veces, el cauce, va algo elevado sobre él. En los 150m el sendero me lleva a cruzar el cauce, que tiene grandes piedras redondeadas casi ocultas por el rabo de gato. Lo cruzo, subo unos pocos metros y llego a una bifurcación, a la derecha tengo el cauce de grandes piedras, a la izquierda un sendero que sube. Tengo la sensación de que el sendero iba por el cauce un pequeño tramo y después pasaba al otro lado. Pero no sé porque elijo subir a la izquierda. Va por un terreno de vegetación alta. Es un sendero ancho y de suelo arenoso. Es un sendero muy ancho y fácil en subida constante y cuando empieza a llanear echándose hacia la derecha llega a una caseta de madera (200m). Vale. La caseta me gusta. No parece abandonada, ni mucho menos. Por encima hay una serie de terrazas, desbrozadas, con tuberías negras de plástico, sin cultivos. Regreso a la caseta. El camino sigue y da al cauce de un pequeño barranquillo. No veo por dónde cruzar, pero al otro lado hay una ladera rocosa por donde me parece que va un senderillo. Bajo hasta el cauce y más fácil de lo que pensaba encuentro el sendero que va por la ladera rocosa. Poco a poco me he ido animando desde mi retirada estratégica. Y no he avanzado ni 150 metros (dos minutos) y he llegado a la arista de una loma cuando veo una bifurcación (250m).

Inmediatamente me doy cuenta de que este puede ser el sendero del que me hablaron, el que sube a los riscos de San Andrés. Sale en un ángulo de 90 grados a la izquierda y sube por la arista de la loma. En la arista abundan los espineros negros y los cornicales que forman una masa vegetal de un metro o un metro y medio de alta. Subo por el sendero, que es ancho, y de suelo arenoso. A veces los cornicales o los espineros lo han cerrado. Se trata de atravesarlos. Más arriba un hermoso almácigo está en medio del sendero. Lo rodeo. Por momentos el sendero es muy claro, por momentos no. Se trata de seguir subiendo por la arista. Lo del tiempo que amenaza lluvia y el riesgo consiguiente se me ha olvidado del todo, bueno casi del todo. En los 300m aprox. cuando la pendiente se hace más fuerte el sendero se echa un poco a la derecha, pero sólo un poco, nunca llega al cauce de un barranquillo que va por la izquierda de la loma. Casi todo el rato el suelo es arenoso y el sendero ancho. No me lo puedo creer que lo esté recorriendo. Estoy excitado, voy totalmente concentrado. Después empiezan a menudear las zonas por donde hay que subir por rocas, recto hacia arriba. Otra alternativa no hay. La vegetación cambia, las plantas son más altas, hay más arbustos, más densidad, más humedad. Cada vez que miro hacia arriba lo que veo es que el sendero me lleva hacia un risco vertical. No me importa. Tengo fe. Sólo una vez me trabo con un ramal (a la izquierda) que no lleva a nada. Tengo que bajar unos metros para encontrar la continuación. Me paro a tomarme los dos plátanos, es algo que estoy haciendo últimamente. Prosigo. En algunos momentos es tan claro el sendero que me parece que soy un histérico por ir tan atento. Y subo y subo y subo cada vez en tiradas más rectas y llego casi a la base del risco y entonces el sendero se echa a la izquierda y llego a dos cuevas (400m) algo bajas donde veo un bidón pequeño, muy polvoriento y restos de ramas secas en el suelo.

Paso las cuevas y un sendero bastante claro me lleva hacia la izquierda hasta la arista de la loma, la loma por donde empecé a subir y salgo a un vallecito, todavía en la cuenca del barranco del Balayo. Y lo que más me gusta ahora es lo claro que es el sendero y como me va llevando hacia la arista de otra loma, la que creo que es la loma de los riscos de San Andrés. Dada la densidad de la vegetación y la orografía podría ir campo a través pero que pueda ir por un sendero me alegra muchísimo. Es un llaneo algo largo para rodear este vallecito y cuando estoy ya muy cerca de la arista de esa otra loma lo que hago es subir campo a través unos pocos metros de desnivel y llego a la arista (390m). En cuanto doy un vistazo a la otra vertiente sufro una decepción. Esta no es la arista de los riscos de San Andrés sino la de otro barranco (Valle Seco). Ya sabía que entre el barranco del Balayo y los riscos había otro barranco, pero pensaba que quedaba más abajo, que ya lo habría superado. Pues no, aquí está. Es un barranco de lo más salvaje. Espero que, si sigo la arista hacia la izquierda, hacia arriba en algún momento confluya con el otro risco, por encima del principio de este barranco. Me lo tomo con calma, más cuando veo carteles de coto de caza, y pienso que si los cazadores vienen aquí se puede transitar. Es una subida constante por rocas, diques y muchas pencas. Voy bien. El tiempo sigue igual de inestable con nubes muy oscuras y rachas de viento. Cuando llego a un saliente rocoso me trabo un buen rato para poder superarlo. Bajo demasiado a la izquierda y me doy cuenta de que sólo tengo que bajar un poco, superar una parte con caída y volver a la arista. Lo hago y para mi alivio ya veo la continuación fácil hacia uno de los picos de los riscos de San Andrés (el cabezo de Valle Seco). La pendiente se va haciendo cada vez más fuerte y el tramo final lo tengo que hacer prácticamente trepando usando las manos tanto como los pies.

Y cuando llego a lo alto (540m) tengo una maravillosa perspectiva del gran barranco de San Andrés. Ahora sí que lo he logrado. Son casi las tres de la tarde. Sin dudarlo elijo bajar hacia San Andrés, aunque no me queda claro si hubiese sido mejor seguir hacia la Cancelilla.

Inicio el descenso por la pared muy vertical del pico que acabo de subir, pero por la otra vertiente. Es de lo más abrupto. Me tengo que desviar varias veces a la derecha para evitar zonas más arriscadas. Llego al paso entre este pico el siguiente (Francisco) y por un senderillo a la derecha lo rodeo y me subo a él. Después hay una larga y tediosa bajada por este terreno tan irregular hasta un pico de 400m y después a la derecha hasta una degollada (La Rosita). Es el mismo recorrido que hice el otro día, pero, para mí, es cien veces mejor subirlo que bajarlo. En la degollada me echo a la izquierda en busca de una pista de la que veo el tramo final. Llaneo o bajo. Me cuesta mucho dar con ella. Al llegar a una zona de un material arenoso o rocoso donde no crece ninguna planta me echo a la izquierda y subo demasiado y cuando me acerco a la pista me doy cuenta de que hay una caída de varios metros, tengo que retroceder hasta que encuentro por dónde bajar a la pista. Complicado hasta el final. Por aquí estuve una vez (excursión 485) pero no me acuerdo de casi nada. Es una pista convertida en sendero y totalmente cubierta de rabo de gato. Impresionante. Paso el cauce de un barranquillo, sigo por la pista y tras una cortada ya veo la playa de las Teresitas. Me siento a comer con vistas estupendas a la playa y me doy cuenta de que hubiese sigo mejor seguir bajando por la arista hasta que un poco antes del mirador (el cerrado ahora) bajarme por la ladera hasta la carretera. Lo apunto para otra vez.

Tras el bocadillo y el bizcocho de frutas me lo tomo con toda la calma del mundo y bajo hasta el Suculún. Y campo a través llego hasta el cauce del barranco de San Andrés y ya al lado de la canalización llego a San Andrés. Me llego hasta una placita con una tienda de víveres (Unide) y me compro una botella de agua fría con gas y otra sin gas. Las mezclo y sigo hasta la avenida marítima y tomo la guagua sobre la marcha.

En la guagua cuando ya me he tranquilizado y descansado un poco casi me pongo a llorar de emoción, pensando cómo es posible que jueves tras jueves pueda hacer excursiones tan intensas y tan aventureras. Tengo la sensación de que esto se me puede acabar en cualquier momento. Al llegar al intercambiador y antes de tomar mi coche me paso por El Corte Inglés y me compro unos zapatos para senderismo Salomon, muy parecidos a los que tengo, que ya tienen las suelas totalmente desgastadas y sin relieve. Me han durado unas cincuenta excursiones, me gusta mucho el sistema de cierre sin cordones con un cable que se tensa y destensa. Ahora nunca se me sueltan, no como antes que se soltaban con las ramas de las plantas.