Los Centenares y El Miravete desde el mirador de Juan Leon

Preciosa ruta que recorre algunas de las aldeas perdidas de la Sierra de Segura. Partiendo desde el Mirador de Juan León, al que con buen tiempo se puede acceder en coche desde Fuente Segura, se hace un cresteo con unas vistas maravillosas de la zona que vamos a recorrer. Al terminar el cresteo descendemos, sin sendero marcado, pero sin perdida, hasta el camino que desde la Hoya del Ortigal desciende a la Hoya de la Albardía. No pasamos por la misma, aunque tendremos unas preciosas vistas de la Albardía con las Banderillas al fondo y proseguimos el camino por el Collado de los Frailes dirección al Cortijo de la Cabaña por un bonito camino de herradura. A la altura del mismo el sendero gira hacia el norte para encontrarse con la pista forestal. Siguiendo la pista llegaríamos a los Centenares, pero preferimos coger una senda una vez pasada las ruinas de la casa forestal Prao de la Peguera, donde la pista da un pequeño giro a la izquierda. Nosotros seguimos rectos para enlazar con una senda que desciende comodamente hasta las eras de Los Centenares. Visitamos la fuente lavadero y volviendo de la misma, tomamos dirección norte para, tras bajar al barranco del Lobo y atravesar el arroyo, buscaremos el inicio un tanto escondido de la senda que nos conducirá en la subida a la aldea del Miravete. Tras un descanso para reponer fuerzas, continuamos por la única subida un tanto exigente de la ruta. Al comienzo hay una zona enmatojada donde la senda desaparece a tramos, pero se intuye la dirección a seguir hacia el único paso posible para la subida. Una vez superado el primer tramo de la subida, que es el único un poco complicado, nos cruzamos con otra senda que tomaremos a la izquierda y marcada por hitos, que trazando un zig-zag nos sube cómodamente hasta la Hoya de Poyo Serval. Una vez arriba, tomamos hacia la derecha, siguiendo los hitos hasta encontrar unas rodadas que nos conducen a la pista por la que accedimos al comienzo de la ruta. Siguiéndola a la derecha durante un par de kilómetros llegaremos al lugar donde dejamos nuestro vehículo.
Ruta imprescindible, por los paisajes y por lo cómodo de su realización, así como por su corta distancia, que nos ofrece la posibilidad de acercarnos a otra época en la que la zona que hemos pateado bullía de gentes. Tuvimos además la oportunidad de observar una gran cantidad de animales: Muflones, ciervos, gamos, cabras, jabalíes, buitres, aguilas... todo un placer para los sentidos. Nosotros la realizamos sin prisa, disfrutando al máximo de la misma. Podréis repostar agua en los Centenares, tanto en la fuente lavadero, como en la fuente de la la única propiedad habitada de la aldea, cuyo dueño amablemente permite el acceso.