Los Jaramillos y San Millan Burgos 15.10.2022
near Jaramillo Quemado, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Habíamos quedado a las 8.30 en Jaramillo Quemado, con la seguridad de que haría calor en el camino, aunque en ese momento la temperatura no subiese de los 4 grados.
Visitamos rápidamente la iglesia de San Martín de Tours, gótico tardío sobre base románica, con un excelente retablo renacentista compuesto de bajorrelieves y esculturas.
Luego iniciamos la caminata por la carretera, y a medio km tomamos el camino de la derecha. Al poco, vimos un corzo saltando por los ribazos.
La tierra estaba seca, tanto como lo puede estar a mediados de octubre de un año con un verano adverso y un otoño poco agradecido en lluvias.
Tras cinco km llegamos a la ermita de Valpeñoso, un curioso y bonito lugar, antes habitado por un ermitaño, que hoy no tendría de dónde beber porque la fuente está seca. Es destino de romerías.
Desde allí bajamos al río de San Marcos o de Tinieblas, que tenía un hilillo de agua. El camino desembocó en la carretera a San Millán, En los tres km de carretera pasaron dos coches (al mismo tiempo y en direcciones opuestas).
En San Millán de Lara hay mucho que ver: las huertas, los nogales, la iglesia, el royo, la fuente (seca). Allí almorzamos con queso y embutido, y nos tuvimos que refugiar en el vino de la Ribera al falta de agua.
Emprendimos más tarde el camino a Jaramillo de la Fuente, por bonitos robledales, hasta llegar al vértice geodésico con vistas al valle.
En Jaramillo sí había agua, y buena. Vimos el pueblo y el espléndido rollo (picota), que parece haber errado el nombre del Felipe de turno (pone Philipo I y debería ser II, salvo que fuese el primero de estos parajes).
El último tramo fue el peor de recorrer. Primero fuimos paralelos al río (seco) del Salcedal o Jaramillo. Luego, tras unas dehesas, se puso impracticable y nos subimos a la ladera de la montaña, donde había cada tanto una valla de alambre, que tuvimos que cruzar agachándonos. Tardamos mucho en recorrer los pocos km que faltaban hasta el origen de la excursión, en Jaramillo Quemado.
En Jaramillo quemado, ya a mediodía, entramos en la sociedad local (la taberna, vamos) a disfrutar de la conversación con los del pueblo, que siempre es una manera muy digna de terminar.
Lo malo es que se nos hicieron las tantas, y llegamos tarde a comer en Barbadillo del Mercado, donde nos esperaban las chuletas y las sardinas: dos frutos del tiempo y de la zona.
Digno paseo, buenos paisajes, un románico muy vistoso y, sobre todo, un excelente paisanaje. Dejo un vídeo sobre el románico en Jaramillo de la Fuente (una delicia de imágenes).
Visitamos rápidamente la iglesia de San Martín de Tours, gótico tardío sobre base románica, con un excelente retablo renacentista compuesto de bajorrelieves y esculturas.
Luego iniciamos la caminata por la carretera, y a medio km tomamos el camino de la derecha. Al poco, vimos un corzo saltando por los ribazos.
La tierra estaba seca, tanto como lo puede estar a mediados de octubre de un año con un verano adverso y un otoño poco agradecido en lluvias.
Tras cinco km llegamos a la ermita de Valpeñoso, un curioso y bonito lugar, antes habitado por un ermitaño, que hoy no tendría de dónde beber porque la fuente está seca. Es destino de romerías.
Desde allí bajamos al río de San Marcos o de Tinieblas, que tenía un hilillo de agua. El camino desembocó en la carretera a San Millán, En los tres km de carretera pasaron dos coches (al mismo tiempo y en direcciones opuestas).
En San Millán de Lara hay mucho que ver: las huertas, los nogales, la iglesia, el royo, la fuente (seca). Allí almorzamos con queso y embutido, y nos tuvimos que refugiar en el vino de la Ribera al falta de agua.
Emprendimos más tarde el camino a Jaramillo de la Fuente, por bonitos robledales, hasta llegar al vértice geodésico con vistas al valle.
En Jaramillo sí había agua, y buena. Vimos el pueblo y el espléndido rollo (picota), que parece haber errado el nombre del Felipe de turno (pone Philipo I y debería ser II, salvo que fuese el primero de estos parajes).
El último tramo fue el peor de recorrer. Primero fuimos paralelos al río (seco) del Salcedal o Jaramillo. Luego, tras unas dehesas, se puso impracticable y nos subimos a la ladera de la montaña, donde había cada tanto una valla de alambre, que tuvimos que cruzar agachándonos. Tardamos mucho en recorrer los pocos km que faltaban hasta el origen de la excursión, en Jaramillo Quemado.
En Jaramillo quemado, ya a mediodía, entramos en la sociedad local (la taberna, vamos) a disfrutar de la conversación con los del pueblo, que siempre es una manera muy digna de terminar.
Lo malo es que se nos hicieron las tantas, y llegamos tarde a comer en Barbadillo del Mercado, donde nos esperaban las chuletas y las sardinas: dos frutos del tiempo y de la zona.
Digno paseo, buenos paisajes, un románico muy vistoso y, sobre todo, un excelente paisanaje. Dejo un vídeo sobre el románico en Jaramillo de la Fuente (una delicia de imágenes).
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