LOS TEJOS DE TARTALÉS DE CILLA DESDE PANIZARES

Dejamos el coche en el parking, al lado de la iglesia románica dedicada a San Andrés Apostol.
Desde la iglesia seguimos las marcas blancas y amarillas del PR BU-182. Andando por la carretera, en unos metros, encontramos un cruce con tres caminos, cogimos el de la derecha que se introduce entre las casas.

La senda nos saca del pueblo hacia el sur y nos lleva por unas laderas que se precipitan hacia el río Ebro y el embalse de Cereceda. El día que nosotros lo recorrimos había niebla y al principio no pudimos contemplar el paisaje, pero a nuestros pies se abría el valle de Valdivielso. Al otro lado del río se levanta el cordal formado por los picos Bujal y Tablones.

El camino se encaja entre las paredes de la montaña y el precipicio, pero es completamente seguro. Este tramo se conoce como La Escalera. Ya desde el principio, caminamos por un ecosistema muy limpio, como la presencia de musgo indica. Es un gran bosque de pinos rojo, pero también se ven madroños, boj y sabinas.

Continuamos subiendo hasta llegar a una zona más llana, es el collado de la Llana, donde el pinar aparece con toda su belleza. La ruta avanza por la pista hacia el noreste y en una bifurcación, cambia de orientación hacia el sur. En unos metros encontramos una caseta con pinos resineros. Es una especie de homenaje a la extracción de la resina que durante el siglo pasado fue una actividad muy importante en este bosque.

Seguimos adelante y llegamos a un depósito de agua donde la ruta comienza una fuerte pendiente (NE) para descender (S) en pocos metros a la Tejeda de Panizares o de Tartalés de la Cilla. Desde lo alto, las vistas sobre el valle son sobresalientes. El descenso a los tejos hay que hacerlo con cuidado. Es un tramo muy empinado. Además, se recomienda bajar en grupos pequeños para no alterar el ecosistema que mantiene la tejera, así como procurar no pisar las raices de los tejos y no subirse a ellos. El enclave esta situado debajo de Peña Coronilla por su arista sur. De hecho, esta ruta se suele completar con la subida a Peña Coronilla, pero nosotros lo dejamos para otro día.

Volvimos por el mismo camino hasta la bifurcación, entonces continuamos hacia el norte por la pista que nos baja directamente a Panizares. Por el camino vimos un pilón con el emblema característico de la Guardia Forestal. Según llegamos a la parte final del recorrido, con la niebla ya completamente despejada se abrió ante nosotros todo el valle de Valdivielso. También, hacia este se levanta el murallón de la arista norte de La Coronilla con unas formaciones rocosas muy llamativas, conocidas como los cuchillos. Todo este bloque que forma La Coronilla son las estribaciones oeste de la sierra de la Tesla.