Losana de Pirón: hoces de los ríos Viejo y Pirón

Advertencia 1: Si no les importa hacer la ida y la vuelta por el mismo camino, mejor sigan las rutas de nuestros predecesores:
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a quienes agradecemos su valiosa colaboración. Hagan caso de esta marcha sólo si su empeño explorador les exige un recorrido circular, y tras leer las demás advertencias.
Advertencia 2: Por el camino se encuentran paneles explicativos con mapas muy claros. Sin embargo, no indican dónde los caminos cruzan los ríos por puente (sólo en dos lugares) ni dónde tendrá el explorador que mojarse los pies.
Partimos de Losana de Pirón por el antiguo camino de Peñarrubias con dos incertidumbres: si la bajada al río Viejo que pretendemos será fácil y si podremos cruzar el río. Dejamos el camino un trecho después de pasar bajo un tendido eléctrico y la primera incertidumbre se despeja al comprobar que la bajada campo a través por un barranco es cómoda y pintoresca. Y al llegar al río lo cruzamos por un vado sobre pequeñas piedras, estorbados por una gruesa zarza (ver foto).
A partir de aquí seguimos las rutas señaladas anteriormente, vemos la cueva (oquedad) de la Mora, subimos río arriba, no encontramos la “Torca” y remontamos por la ladera como nuestros predecesores, quizás innecesariamente, para retroceder por ella gozando de la vista de la hoz de este río Viejo. Por estas hoces solanas la temperatura invernal con sol es muy agradables. Descendemos por el fondo del valle hasta unirnos al Pirón. Continuamos el descenso por la margen derecha del Pirón. Poco antes de llegar a las Casas de Covatillas el paisaje cambia súbitamente; pasamos de terrenos calizos y áridos a silíceos con abundante vegetación de encina y de venerables árboles de ribera. Se diría que hemos entrado en el “parque” de Covatillas. Esta abandonada dehesa es muy sugerente y el grandioso puente “medieval del siglo XVI” es la atracción mayor de toda la marcha. Más abajo visitamos las ruinas del que debió ser un potente molino.
Desde las Casas de Covatillas iniciamos el regreso a Losana subiendo por la margen izquierda del río (llevando el río a nuestra izquierda), como los paneles indican para ir a la ermita de Santiaguito. Llegamos a la ermita rupestre sin dificultad; pero a partir de ella tenemos alguna. Los caminos no cruzan el río Pirón por puente y no se ve lugar para hacerlo a pie enjuto. Hemos de renunciar a ver la cueva de La Vaquera y subir resignadamente por la margen izquierda del río por senderos de cuadrúpedos, agachándonos bajo cascadas de zarzas y túneles vegetales hasta recuperar el camino, que ha cruzado el río dos veces.
Ahora nos acompaña la congoja de que para volver a Losana tendremos que cruzar el río forzosamente; hasta que descubrimos con alborozo que en el desvío hacia Losana por una vez sí han construido puente. Los 100 m de ascenso a Losana se nos hacen muy cuesta arriba a estas horas del día, pero llegamos al pueblo con los últimos rayos del sol felices y contentos de una marcha muy, muy pintoresca.