Luanco-Cabo de Peñas (Asturias)

El cabo de Peñas, con sus acantilados de casi 100 metros y su faro, es el punto más al norte de Asturias. Llegar hasta este confín de la tierra astur por los senderos de la costa, y desde el pueblo portuario de Luanco, es una delicia para la vista. Y un lance entretenido para las piernas: en nuestro caso, 19 kilómetros, al amenizar la caminata con algún que otro desvío sobre el itinerario más directo, buscando nuevas ventanas al mar.

La marcha duró 5.50 horas con un par de paradas (más las fotográficas), pero se puede acortar si se va más tieso al faro, dejándola en unos 15 o 16 kilómetros: se perderá, eso sí, algún que otro balcón al precipicio. El perfil de ruta es un sube y baja, pues se desciende a playas para luego remontar desnivel. Aunque no hay ninguna cuesta matadora, los kilómetros se pueden acumular en las piernas: tal vez eso lo noten quienes estén en peor forma física. Técnicamente, el itinerario no tiene ninguna dificultad.

Realizada a finales de julio, tocó día nublado: malo para las fotos, que salen más plomizas; bueno para todo lo demás: el sol no pega y penaliza menos el esfuerzo; en jornadas calurosas, el pateo debe de dar fatiguita y sudores, pues apenas se disfrutan tramos con sombras. Hay que llevar agua.

Al ser ruta de ida, hay que procurarse forma de regreso: un segundo vehículo propio o taxi (18 euros del faro a Luanco, en julio de 2020).

Además de las alucinantes alturas de los cortados del cabo de Peñas, cuatro puntos del camino resaltan por su belleza o interés. Por paisaje y vistas: los entornos de la Punta de la Vaca de Luanco (bandera 4 del mapa), la ensenada de la Payella (bandera 9), la panorámica de aproximación a la playa de Bañugues (banderas 11 a 13) y la minipenínsula de la Punta Sabugo (banderas 16 a 18: esta última se da cierto hermanamiento paisajístico con la península de Dingle, en Irlanda). Como lugar histórico, la mina de hierro en la playa de Llumeres, operativa entre 1859 y 1967 (banderas 22 y 23).