Lupiana a Centenera por el Barranco de Matayeguas

A una hora de Madrid se encuentra la Alcarria, un paisaje precioso que parece no atraer la atención de los capitalinos. Sus bosques de encinas y quejigos, los sotos ribereños, los campos de lavanda y sus cipreses me hacen recordar paisajes del Empordà catalán o la Toscana italiana. Quizá algo más árido, pero sin duda mucho mas silvestre e inalterado: en cada uno de mis viajes por la Alcarria he podido disfrutar de la presencia de corzos, buitres y rapaces sin apenas esforzarme en buscarlos. Esta es una tierra variada y diversa, no sólo por la fauna, también por la arquitectura que atesoran sus pueblos.

En esta ruta circular voy a partir del pueblo de Lupiana para ascender entre el río Matayeguas y el arroyo de la Parra para descender por el barranco que forma el ría Matayeguas. Estas dos fuentes de agua vierten sus aguas en el río Ungría. El valle del río Ungría es otro de los lugares preciosos que recorreremos en otra ocasión.



Partimos de la plaza mayor del pueblo para callejear hasta el pequeño colmado que he marcado en la ruta donde podemos avituallarnos de pan y por supuesto, de la famosa miel de la Alcarria. La tienda cierra a las 13h30 y no hay otra en el siguiente pueblo de Centenera, así que es ahora o nunca ;-)

Pasamos por la iglesias de San Pedro Apostol o de San Bartolomé del siglo XVI y allí nos detenemos un instante pues es un punto elevado desde donde contemplar el pueblo.

Subimos por el camino de la Fuente de Pericón y vamos ganando altura progresivamente. Las vistas del valle formado por el río Parra son muy bonitas. Ya en lo más alto se forma una planicie salpicada de campos de olivos, encinas y pequeños campos recién labrados. Un corzo nos sorprende escondiéndose entre los matorrales. El sendero serpentea y los paisajes son bien bonitos. Silencio y naturaleza.



Poco a poco empieza el descenso que nos ha de llevar al pueblo de Centenera, pero no sin antes llegar a un mirador que he marcado en el mapa. Una vista aérea desde donde divisar la ermita de la Soledad allá abajo, en el valle. A la derecha el pueblo de Centenera que se estira a lo largo del río. Llegaremos a este después de bajar por un sendero en zig zag. Las calles están prácticamente desiertas. He dicho río, aunque el Matayeguas es más bien un manso arroyo cuyo cauce está plagado de algas, de berros y de junqueras.



Salimos del pueblo para emprender el retorno y nos encontramos con la ermita de La Soledad. Seguimos por una buena pista que discurre a lo largo del valle hasta Lupiana. Según nos acercamos vemos el monasterio de San Bartolomé. Cruzamos el río ya a las afueras de Lupiana donde encontramos la ermita de San Roque. Callejeamos un poco hasta llegar de nuevo a la Plaza Mayor donde iniciamos nuestra ruta. El paseo a terminado y confiamos en que les haya gustado tanto como a nosotros.