Macisvenda: Circular Río Chícamo

Partimos desde la Iglesia de Macisvenda, que a unos 470 metros de altitud es el punto más alto del recorrido, la que abandonamos tras callejear un poco e iniciar un descenso por pista que nos conducirá hasta El Tollé. Antes pasamos por campos de almendros y olivos, un tanto exhaustos por la sequía, viendo en lontananza las cumbres de la sierrras del Cantón y de la Pila. Sobre el Km2,5 pasamos por un espacioso lugar religioso budista, divisando antes una imagen de un Buda coloreado en lo alto de una colina. Es el Centro Mahadasandhi.

Un kilómetro después llegamos a la iglesia de la pedanía de El Tollé, y tras unos metros por carretera giramos en descenso hacia el cauce del Río Chícamo (Km4), en un punto donde sus aguas se canalizan. Hemos bajado hasta hasta los 270 metros. Dicen de éste río que jamás se ha secado, habiendo resistido durante siglos períodos de sequía muy prolongados. Toca subir junto al manso discurrir del agua por un lecho llano y amplio salpicado de juncos y cañaveral, vadeando de vez en cuando a tenor del curso del río y el caudal que baje en ese momento. También nos deleitaremos con un paisaje semidesértico adornado de palmeras y franqueado de tierras baldías o bad-lands moldeadas a capricho de la erosión, así como algunas casas cueva allí excavadas.

Sobre el Km8 cruzamos la carretera que sube a La Umbría para adentrarnos entre juncos y matorral hacia el espectacular estrecho de El Cajer. Allí toca descalzarse y meterse en sus aguas, por lo que llevar unos escarpines en la mochila sería el mayor acierto. Depende de las lluvias recientes o no la altura del agua puede llegar hasta rodillas o cintura en alguna de sus varias pozas. Al llegar a una pequeña cascada hay que salirse del cauce y remontar unos montículos de piedra. Una pequeña explanada permite volver a calzarse mientras vemos y escuchamos el discurrir del río.

Seguimos curso arriba por una estrecha senda rodeada de cañas y espesa vegetación, y según el caudal nuevamente tocará vadear más o menos de un lado a otro, hasta que tras un kilómetro aproximadamente llegar a un antiguo molino reconstruído en un Centro de Interpretación del Agua, habitualmente cerrado a cal y canto. Sobre el Km10,5 arribamos a una gran charca, rodeada de maderas, ya muy próxima al nacimiento del Río Chícamo, y donde habita el pez Fartet, una especie de vertebrado ibérico catalogada en peligro de extinción. Alguno de ellos veremos si el agua está clara.

Unos metros más adelante abandonamos ya por pista el cauce dejando a nuestra derecha un cerrado cañaveral de cuyo subsuelo mana el agua del río. Una buena cuesta nos sitúa en una carretera, la cual seguiremos durante un par de kilómetros para volver al punto de inicio de ésta bonita y entretenida excursión llena de contrastes.