Madrigal-Madigal de la Vera por el llano.

Comienza esta ruta desde el animadísimo pueblo de Madrigal de la Vera, la localidad mas oriental de la provincia de Cáceres, lindando al este con Castilla-León y al sur con Castilla-La Mancha, caprichosa en sus lindes y afortunada en su enclave, flanqueada por la cordillera de Gredos, a pie del pico del moro Almanzor y delicadamente posada sobre el valle del Tiétar . Primeros pasos urbanos que invitan a un buen desayuno en una de sus terrazas, así aprovechamos y mientras disfrutamos de la cordialidad de esta gente, hablamos del trecho que vamos a recorrer en animada tertulia matutina. Salimos de la villa por el imponente y vetusto Puente Romano, por donde desciende espumosa y grácil la garganta de Alardos. Una ligera subida y nos encontramos con una pista de amplio trazado, caminar que se antoja sosegado disfrutando de unas cumbres nevadas que solo de vez en cuando asoman de entre nubes de algodón, los tejos que nos acompañaran en todo el recorrido, las jaras en su pleno esplendor, tomillos, matorrales y pinos, Quercus, herbazales, bosques mistos y rivereños crean esta hermosa biodiversidad, de fondo el canto de herrerillos y alcaudones, jilgueros y escribanos, grillos y una ligera brisa húmeda y templada desbordan nuestros sentidos hasta la mas completa de las felicidades, bien podíamos estar pisando el paraíso, pero el tiempo pasa y todavía queda mucho camino. Pisamos el duro hormigón, pero por poco tiempo, una encrucijada de caminos nos van descubriendo pasos anchos, mas estrechos, senderos y veredas, que ruta tan variada, todo muy fácil hasta que llegamos a los márgenes de la garganta que debido a la dificultad de avanzar entre rolos, marros y pedruscos , obligadamente pasa a moderado, en algunos casos de difícil trazado. Aprovechamos la frescura del agua y una buena sombra para avituallar nuestros hambrientos estómagos y de paso conseguir energía para recorrer el resto. Al poco de levantar nuestras posaderas, la ruinas de un antiguo molino nos traslada a épocas pasadas, piedra sobre piedra que seguramente fueron testigo orgulloso de apagar hambrunas, ahora se desmoronan en el olvido de su oficio. Tarde calurosa para la época del año, pero afortunadamente el agua no nos abandonara hasta el final del recorrido, donde por ultimo una fuente a la entrada de Madrigal saciará nuestros resecos gaznates y este agua pura y cristalina que baña este lugar, será el colofón perfecto para otro precioso día de marcha en la naturaleza, donde la fuente de los cuatro puntos cardinales también sofocó el sudor de mi frente. Feliz descanso.