Maestu/Maeztu-Apellaniz-San Kristobal-San Justi-Kapildui-Galartza-Azazeta

Comienzo en la pequeña localidad alavesa de Maeztu o Maestu. Avanzo al principio por pista de cemento pero luego camino por un cómodo sendero de tierra y piedras.

Tras realizar un par de giros, no tardo mucho en llegar hasta el pueblo de Apellaniz. Desde aquí doy comienzo al ascenso hacia la primera de las 4 cimas de la ruta, el monte San Kristobal.

El ascenso es cómodo y sencillo de principio a fin. La primera parte transcurre por una zona arbolada, yendo por sendero natural, y ya en la parte media-alta avanzo a cielo abierto, en esta ocasión sobre terreno más árido, por un estrecho sendero de tierra y piedras.

Luego, llego hasta una especie de collado, donde una señal me indica que estoy a muy pocos metros de la cima.
Subo un último repecho y rápidamente alcanzo la cima del monte San Kristobal (1058m). Las vistas no es que sean excepcionales, pero tampoco son malas, pudiendo observar el valle en el cual se sitúan las localidades de Virgala Mayor y Menor, Apellaniz y Azazeta. A lo lejos, se ven sierras montañosas como Aizkorri y Aratz, y varios de los picos situados en el precioso parque natural de Izki, y también un "pico" omnipresente en esta ruta, el enorme radar del monte Kapildui.

Tras las fotos de rigor, vuelvo sobre mis pasos hasta el mencionado collado, y ahora sigo de frente, yendo por un estrecho sendero de tierra, piedras y hierba, que circula por el borde de la cresta de ésta sierra.

Al final del camino, llego a conectar con otro más ancho y continúo por la izquierda. Poco después giro a la derecha, y acto seguido, a la izquierda, para poder llegar de forma directa al doble buzón de la segunda de las cimas, el monte San Justi (1024m). Aquí también las vistas son algo limitadas, pero igualmente interesantes. Se puede observar otra de las vertientes del parque natural de Izki y la localidad de Arlucea.

Mi intención era el de regresar hasta el cruce de senderos, pero una pareja que pasaba por la cima me aconsejó que siguiera andando unos 100 metros por el borde de la cima, donde aseguraban que había mejores vistas. Les hice caso y tenían razón. En primer lugar me topé con un vértice geodésico y después las vistas, todo el valle de Treviño, perteneciente a la provincia de Burgos.

Ahora si, regreso hasta el anterior cruce, y ahora sigo recto. Luego, veo otro cruce, donde lo más evidente es ir a la izquierda o a la derecha, pero he de seguir de frente, por senda herbosa algo difusa. Enseguida el camino toma forma y, junto con varias marcas verticales de color rojo pintadas en los árboles, no deja lugar a dudas de que voy por donde quiero ir.

Luego me adentro por otra zona arbolada. Aquí si hubiese llovido recientemente os encontraríais casi seguro con barro, aunque no es una zona problemática.

Después, vuelvo a salir a cielo abierto, y veo cada vez más cerca la torre y esfera del radar Kapildui.
El camino es siempre cómodo, de fácil y rápido andar. Únicamente en la parte final del ascenso, las rampas son un poco más inclinadas, pero no da ningún problema.

Finalmente, tras un buen rato de caminata, consigo llegar a la cima del monte Kapildui (1176m), el pico más elevado de la larga sierra de los Montes de Vitoria.

Aquí se alza el radar meteorológico de la Agencia Vasca de Meteorología (Euskalmet), una torre de casi 60 metros provista de la más avanzada tecnología que permite afinar los pronósticos con hasta seis horas de antelación. Es capaz de localizar con precisión milimétrica dónde se sitúan las precipitaciones con un radio de 300 kilómetros en torno a Euskadi, su intensidad, su evolución y su trayectoria; una información esencial para prever inundaciones. Además, es el único radar de España capaz de conocer la naturaleza de las precipitaciones -si se trata de lluvia, nieve, granizo...- gracias a su tecnología de polarización dual, que emite ondas en dos direcciones.

Hasta aquí el recorrido ha sido coser y cantar. Ahora toca bajar hasta mi destino, el pueblo de Azazeta. Pero dicho descenso no iba a ser tan sencillo como el ascenso, se podría decir que tiene un toque de aventura y riesgo.

Doy la vuelta al radar y bajo por el lado contrario al subido. Accedo a un hayedo y enseguida doy con una puerta metálica. En dicha puerta, y en muchas zonas más, hay un cartel en el que indica que está prohibido el paso excepto si se obtiene la autorización para avanzar.

Curiosamente me enteré de dicha norma ayer mismo, mirando por internet. Resulta que hay una extensa área que va desde la propia cima del Kapildui hasta el pueblo de Berrozi y casi hasta el puerto de Azazeta (en la primera de las imágenes se ve un mapa de todo el territorio que ocupan), que la ertzaintza utiliza para realizar actividades de adiestramiento a sus cuerpos de élite.

Toda esa zona está cerrada al paso bien con puertas metálicas o bien con vallas que abarcan mucho territorio. No he llegado a ver a nadie dentro de su zona, pero el simple hecho de andar en sus límites, aunque sea dentro de la legalidad, podría costar algún que otro aviso por parte de ellos. De todos modos, si nosotros los senderistas o montañeros vamos por las vías correctas, no tienen porque ponernos ningún tipo de pega, estamos en nuestro derecho.

Volviendo a donde lo dejé, giro a la derecha y desciendo por una pista de piedras y de cemento. Poco después abandono la pista para seguir bajando por senda natural, atravesando un denso hayedo. Cuidado aquí si ha llovido recientemente, ya que entre la hojarasca y el barro, el avance podría resultar un tanto problemático.

Más adelante, de camino hacia la cuarta y última cima, el Galartza, hice un pequeño cambio en mis planes. En vez de seguir por el sendero principal, me desvié para ir en suave ascenso por una pequeña loma herbosa, con la siempre fea presencia de la maldita valla como frontera.

Me quedé con la duda de si la cumbre de esta loma era otro monte o no, a priori no figura nada en los registros de Mendikat, aunque es notablemente más alto y prominente que el Galartza, que si que figura.
De hecho, hasta las vistas son mejores, incluso más que en cualquiera de los 4 montes de toda la ruta. Se puede observar sierras como el Aizkorri-Aratz, el Anboto, Gorbea, Kapildui y otros que no conozco. Además, se distingue perfectamente la ciudad de Miranda de Ebro en la lejanía, hacia los valles del Oeste.

Tras las fotos de rigor, prosigo la marcha, cresteando el "monte" hasta dar con el otro extremo. Ahora me toca bajar una empinadísima loma herbosa. Cuidado al bajar, incluso en seco, ya que tiene tanta pendiente que un paso mal dado y el ostión está asegurado, más aún en mojado.

Pronto vuelvo a conectar con el anterior sendero. Sigo recto, y vuelvo a ascender por un difuso camino herboso hasta la cercana cima del Galartza (1039m), donde solo hay unas pocas piedras en el suelo para identificar la cumbre.

A partir de aquí comienza la parte más compleja y de mayor aventura de la ruta. Son aprox 2km en los cuales resulta bastante complicado saber por donde hay que ir. La difusa senda transcurre en medio de otro denso bosque, con muchísima hojarasca y algo de barro (y eso que no ha llovido nada durante los últimos días), y apenas es perceptible el camino, hay que tirar constantemente del GPS.

Solo hay una cosa que he tenido claro en todo momento. Excepto al principio, al lado del Galartza, donde he de pasar primero por un hueco libre a la derecha de la valla, bajar un poco por la izquierda, y seguido volver a la derecha, en el resto de la bajada NO hay que cruzar la valla hacia el otro lado, osea, hacia la derecha. SIEMPRE hay que ir por el lado izquierdo. Teniendo eso claro, evitaremos meternos en un posible lío con la ertzaintza, y por otro lado asegurarnos de que el camino correcto esta ahí, aunque en varios momentos no lleguemos a verlo.

Luego ya si, a mitad de bajada, consigo ver el sendero, aunque es tan estrecho que a veces se pierde entre la hojarasca y las piedras. En mojado, recomendaría ir con botas, porque sino os vais a calar el calzado casi seguro.

Tras un buen rato andando por el bosque, sorteando todos los obstáculos (que son muchos) y tirando de GPS y de orientación (sobre todo al inicio de la bajada), consigo salir del bosque, hasta dar con una carretera. Dicha carretera conecta el Puerto de Azazeta con la entrada al territorio de los ertzaintzas. Por el camino, se ven varias cámaras de seguridad, aunque por fortuna no llegué a cruzarme con ninguna patrulla.

A continuación, abandono la carretera para bajar brevemente por un senderillo de tierra, que conecta con otra pista asfaltada, de aspecto abandonado.
Cruzo otra puerta metálica y al final de la pista, llego hasta mi destino, el pueblo de Azazeta, donde pongo punto y final a esta sencilla e interesante ruta.