Máguez - Arrieta: La Campanilla - Matos Verdes - El Rincón - Malpaso - Faja - Las Narices 05052023

Desde la parada de guaguas, junto a la Iglesia, me fui por la calle Luis Morote hasta alcanzar la calle San Pedro para luego irme a la calle Tahoyo y continuar por ella atravesando Los Cascajos al encuentro del punto donde esta calle continua hasta Haria pero con la denominación de calle del Romero.
En este punto hay un cruce de caminos: el que viene de Máguez (por el que vine), el que continua para Haria (calle El Romero), otro que viene de Los Cascajos y el que se adentra en El Valle de Los Castillos que es por donde continué la ruta.
Es pista de tierra que se adentra por un bonito palmeral hasta que llego a otro cruce de caminos, el del valle se encuentra con el que viene del otro valle, el de Máguez, la calle Casa de Atrás. Este último baja por el lomo de La Campanilla y me desvío por él para intentar localizar la vereda que había observado en el Google Maps, podría haberlo hecho desde el pie del lomo pero se trata de parras y fincas cultivadas con millo y no quería incomodarme con la posibilidad de que me tiraran de las orejas.
Subí por el camino (Casa de Atrás) hasta “la espina dorsal” del lomo y la vereda apareció sin dificultad, me fui al otro lado para curiosear un poco pero al rato volví e inicié “la escalada”.
En principio el pedrusco/castillo que tengo delante impresiona un poco pero el acceso a esa mole no presenta problemas, es un lomo ancho en el que se nota su uso agrícola aunque ahora sólo luce la hierva seca (centeno?) y los veroles, igualmente secos.
Vas avanzando y mirando, las vistas son muy bonitas: Haria y Máguez y las montañitas que las abrigan, si miras hacia atrás; a la derecha el Valle de Máguez y a la izquierda el de Los Castillos y al frente esa pirámide rocosa que me genera una cierta inquietud porque hay que pasarla para llegar al otro lado.
Avanzo por el lomo y decido hacerlo por la izquierda, la derecha parece igual de factible. De nuevo las terrazas ayudan en el avance y los barranquillos incordian un poco ese paso, pero no hay dificultades en ello, al menos no hay que escalar las rocas de la pirámide.
Poco a poco voy por la ladera sur del lomo de la Campanilla hasta que diviso la pista de tierra que asciende en el lomo de enfrente (lomo de Matos Verdes), ahora se que tengo que empezar a descender hasta alcanzar el cauce del valle. Hay zonas algo mas complicadas, por los resbalones, pero con la paciencia adecuada se llega bien.
Ya en el suelo continuo adentrándome en el valle hasta alcanzar la pista que asciende por la ladera que tengo a mi izquierda, por ella subo al lomo de Matos Pardos, en linea con los castillos que dan nombre al valle.
Desde arriba esas moles rocosas, los castillos, llaman la atención, parecen pirámides erigidas a modo de reclamo, pero se trata de masas de rocas que estaban bajo tierra y que han quedado al descubierto por la erosión diferencial: los estratos de materiales mas blandos son erosionados y los mas duros resisten a esa erosión y quedan como montañas, a eso se le conoce como relieve invertido y es el caso de la montaña de Los Llanos, aquí cerca, en Máguez.
Había que seguir con los planes y para ello me fui hacia Matos Verdes, es decir hacia la pirámide de rocas que tengo mas arriba y que da nombre a este lomo. Hay vereda así que me dejo llevar hasta alcanzar el “tajo” en el macizo y empezar a descender; por el camino hay buenas vistas del Risco y de la costa de Famara (la playa y sus alrededores).
Este descenso es tranquilo y sin dificultad y en un rato me planto en la zona del Mirador de Aganá para continuar, luego de un receso, por la pista de tierra que va bordeando la montaña hasta su “esquina”.
Justo donde cambia el sentido de la pista hay un pequeño lomo que desciende hacia el Valle del Malpaso, en sus alrededores hay una granja de cabras que puede servir como referente; en el mismo punto del cambio de sentido de la pista se inicia la vereda que lo desciende.
Esta vereda en unas semanas lucirá preciosa porque esta llena de bejeques con la inflorescencia a punto de estallar, habrá que idear algún paseo por aquí.
Desciendo por este pequeño lomo hasta alcanzar el Valle y por la pista que lo atraviesa me dirijo hacia Haria. Por la calle César Manrique entro en la localidad y busco paso para acercarme a la carretera LZ-10. Por la calle Las Eras accedí a un solar y por este al cauce de un pequeño barranco que desciende desde la montaña de Faja. Paso por un puente que salva la carretera y me situó en la ladera de la Montaña de Faja, localizo la vereda y empiezo a subir por ella hasta que logro alcanzar la meseta de Faja.
De nuevo un rato para reponer energías e hidratación y continuo hacia Vista del Valle, la ladera de esta montaña que da al cementerio del pueblo; el nombre debe de venir de las bonitas vistas del pueblo, al pie de la Atalaya, y los volcanes del fondo (La Corona y Los Helechos) y no del cementerio.
Voy descendiendo por la ladera en dirección a las viviendas que hay en la trasera del cementerio para alcanzar la pista de tierra (calle Las Piletas) que parte de esas viviendas y que recorre los barrancos hasta terminar en Tegaso.
Una vez en la pista recorro por ella la parte naciente del barranco de Las Narices para situarme en el inicio del lomo que separa ese barranco del de El Rincón de Tegaso.
Toca descender, como es terreno conocido sabia que tenia que alcanzar la mitad del interfluvio para luego dirigirme hacia la palmera que lucirá a mi izquierda para descender hasta el cauce de Las Narices. A ese menester me dedique y completada la tarea me encuentro saliendo del barranco por Los Rincones. Voy bordeando la carretera de las cuestas de Trujillo en dirección a Tope Tegaso para localizar la pista de tierra que viene de Tabayesco y continuar por ella. Desde la zona de Trujillo me dirigí hacia la gasolinera de Arrieta y con ello, a casa.