Máguez - Arrieta: Los Molinos - Las Hoyas - Los Peligros - Las Atalayas - Los Pedacitos - El Canto 24062023

Desde la parada de guaguas de Máguez (La Molina) me lance por la calle Luis Morote al encuentro de la calle Los Llanos y desde ella pase a la pista de tierra de denominación calle Cuervo. Este camino atraviesa la parte alta del Cercado de Los Llanos, conduce al Aljibe que hay al pie del Volcán de La Corona y continua hacia el encuentro de la carretera LZ-201 y forma parte del trazado de la GR-131. El objetivo era atravesar Los Molinos y visitar Los Jameos del lugar.
Pasado el aljibe se bordea los Valichuelos y sus roferas para, a continuación, adentrarme en Los Molinos por uno de los caminos que lo atraviesan. Aquí di vueltas alrededor del Jameo de Seña Juliana, el más próximo al volcán; al de Tomás Ribera, el siguiente colocado al centro, pero no visite el de Frasco Gómez que es el mayor de los tres.
La idea que traía era continuar por el arenado (parras) hasta alcanzar la carretera por el acceso a la finca, marche sorteando los corralitos hasta dar con un cuarto de aperos y el acceso buscado.
Alcance la carretera LZ-201 y a partir de ella conecte con la LZ-204 no sin antes pasar por el Jameo del Ayuntamiento.
Ya en la carretera LZ-204 fui por ella hasta casi alcanzar la Ecofinca El Cortijo y desviarme hacia Las Peñas de Tao. El desvío conduce a una vivienda, la de Los Socas, pero unos metros antes de llegar a ella (hay una cadenita, con su correspondiente prohibido abandonado en el suelo) volví a desviarme a la izquierda, dirección a la pequeña meseta rocosa que conforman Las Peñas de Tao.
Por aquí ya había pasado varias veces y tenia claro la ruta hasta alcanzar una pequeña aljibe ubicada entre grandes peñascos, siempre me deja anonadado contemplar la zona e imaginar el inmenso trabajo que costo levantar todas estas estructuras pétreas con el único objetivo de proteger los frutales que en ellos se plantaron, el subsistir en aquel entonces era muy caro ¡cuánto nos quejamos hoy!
Ubicado en el aljibe tocaba afrontar el primer reto del día, descender por la hoya que tengo a mi derecha! Es la mas ancha y honda (de profundidad, hay una que le llaman Hoya Honda pero por lo larga que es) y en principio no parece muy transitada. Había bajado por aquí hace algún tiempo y recordaba que en ese entonces lo había hecho pegado a la ladera derecha, hoy quería intentarlo por el medio.
Me ubique al principio de la hoya y busque “escalera” para descender; poco a poco voy abriéndome paso, zigzagueando por las terrazas y contemplando los altos corralitos de piedra que tengo enfrente. Un tiempo de andadura, descendiendo por los huecos de las terrazas, y me doy cuenta que va a ser muy complicado alcanzar la zona de los corralitos sin arriesgar mucho, además pasado los corralitos hay un muro alto de piedras que cierra la zona y no parece haber hueco para traspasarlo. Una pasarela que recorre la pared de la hoya, a modo de terraza, me hizo ver que la idea de continuar hacia abajo requeriría mucho esfuerzo y decidí escorarme a la ladera derecha para avanzar mas cómodamente.
Fui por la pasarela sorteando las vinagreras y espinos, que me dejaron huellas en las piernas, descendiendo de vez en cuando hasta que logre pisar suelo.
Abajo el terreno es bastante irregular, muchas aglomeraciones de rocas, y además se sigue descendiendo por terrazas. El alivio viene cuando se divisa terreno “conocido”, la imagen de una inmensa peña que luce enfrente rodeada de palmeras me rememoró otro paso por la zona y sabia que había otra de esas pasarelas que los que levantaron esto habían hecho para el trasiego por la misma.
Alcanzo la pasarela y me voy por ella, asciende por una ladera hacia un pequeño lomo y vuelve a descender hacia la hoya vecina. La recorre en U para volver a ascender por otro lomo y bajar, un rato después, a otra hoya, justo la que esta bajo la Peña del Quintal y que da pie a la única vivienda, habitada, del lugar. Desciendo hacia la hoya, en la vivienda hay dos coches, para avanzar por ella hacia su lado mas abierto, próximo a la pista de acceso a la casa. En las inmediaciones de esa pista de tierra busco la vereda de acceso a la zona que tengo a mi derecha, la Hoya Honda que comentaba a antes. Se sube por una ladera algo escabrosa para continuar bordeando una zona rocosa en alto que va quedando a mi izquierda.
Ahora hay que llegar a la Peña de Las Siete Lenguas, delante mía hay una inmensidad de corralitos agrícolas y mucha roca suelta, pero el objetivo esta justo enfrente, con paciencia se llega.
Sorteando las piedras avance por una superficie cubierta de picón hasta que llegue al pie de la inmensa roca, La Peña de Las Siete Lenguas en una roca enorme que vino nadando por un mar de lavas para quedarse atascada en este lugar, su morada definitiva. De lejos no parece tan grande pero cuando te plantas a su pie, las dimensiones resultan enormes, unos 30 metros de alto, ocupando una amplia superficie en un terreno abrupto y fragoso, formado en su mayor parte por grandes bloques rocosos sueltos. Tiene una pequeña rampa que permite ascender “por su interior” hasta una buena altura, todo a su alrededor impacta. Está situada como un mojón que separa la parte agrícola de la zona (las Hoyas) de la ganadera (El Raso, Malpais de la Corona). Desde la peña ubicada en El Bailadero (de Las Lagartijas, me dicen que es como la conocen pero no lo he visto en ningún lado) parte un muro que separa ambas zonas y circunda Las Siete Lenguas para continuar bordeando La Hoya Honda, aislando las dos zonas para que las cabras no se comieran el sustento de los lugareños.
Quedaba un buen trecho para terminar la jornada así que no me entretuve mucho, ya había estado varias veces (ver: Órzola: Circular por la Peña de Las Siete Lenguas II 02052023, para mas).
Tocaba rodear la peña para acercarme a la vereda de El Raso, pegadito a ella y con un muro de piedras como guía está la salida. Vas rodeando la peña hasta situarte de cara al Malpais, casi 180º de giro, y de nuevo vas descendiendo hasta una pequeña hoya y desde ella acceder al muro que nos vuelve a servir de escape, la vereda marcha pegada a él.
Alcanzamos la vereda de El Raso (recorre toda esta zona hasta la peña de Las Lagartijas) y cogemos dirección a La Redonda, que es la zona donde se halla ubicada la peña de ese nombre.
Por la vereda llegamos a una camino que comunica con el Raso de Las Cuevas y la carretera LZ-201, por él me voy hasta la bifurcación hacia Los Peligros.
Continuo la marcha por la pista de Los Peligros y me voy desviando, siempre a la derecha, hasta que la pista se termina (hay un antiguo cortijo, hoy abandonado). Aquí empieza la aventura, hay que salir de una zona rocosa y la salida viene indicada por mojones colocados estratégicamente, pero como no es sólo una la vía de escape las confusiones son reiteradas. Hay que armarse de paciencia porque pasada esta parte la vereda está clara.
Me equivoque varias veces pero tenia claro cual era la dirección y rehice varias veces lo andado para al final encauzar la senda. Logré llegar a la Tabaiba que tenia como referencia (un hermoso ejemplar semiesférico, muy vistoso y único en la zona) para desde él divisar la señal (un mojón de piedras) en la elevación de la derecha que me marcará el camino.
Pasé la elevación y la vereda me fue acercando al objetivo del Jameo Tacho ó Redondo, aquí se vuelve a perder la vereda porque se camina sobre losetas de lava (Pahoehoe) pero las referencias del “agujero” nos llevan a él.
Una vez hechas las observaciones tocaba seguir, tenia que atravesar todo el volcán (las lavas) hasta Las Atalayas, hay vereda pero de nuevo el principio es complicado. Hay a la derecha una elevación (otra referencia) y la salida pasa frente a ella, vamos avanzando por las losetas hasta que aparece la sombra de la vereda, en algunos tramos esta cubierta por las tabaibas pero se las rodea y continuamos después.
Sin muchas dificultades llegamos a la carretera LZ-201 y unos metros a la derecha del punto de encuentro con el asfalto se encuentra nuestra continuación.
Una cadena entre dos columnitas de cemento señala el camino (la cadena, se sobrentiende, es para los vehículos a motor) y por él me voy.
Se atraviesa toda Las Atalayas hasta llegar a Los Pedacitos por una antigua pista, ya en desuso, y se termina sobre un muro de piedras hasta terminar en la pista que comunica Punta Mujeres con Máguez.
Desde ella me fui a la otra que lleva dirección a Haria para desviarme a la izquierda, por Boca Tiesto, para descender hasta el cortijo (también en ruinas) que hay en la zona de El Canto y coger rumbo a Arrieta por el muro que sirve de comunicación (no hay pista), luego por la pista interior para terminar por la que marcha paralela al barranco La Negra que me acercó a casa.