Mala: Lomo de La Cruz - Peña del Silbo - Peña de Gopar - Rincón de la Moza - El Valichuelo 26082023

Comencé la ruta en la carretera Guatiza - Mala (calle Villa Nueva), inmediaciones de la calle El Cangrejo, y pase por el cauce del barranco de El Valichuelo en dirección al puente de mampostería que salva la carretera LZ-1.
Cruce el puente y avance sobre la pista que asciende hacia el Valichuelo y El Valle del Palomo (Calle Pleamar de Mala) hasta la vivienda que hay en el arranque del Lomo Cumplido. Aquí la pista se bifurca en dos y yo me fui a la izquierda, hacia el Valle Grande de Mala.
Me adentre en el valle por una antigua pista y anduve por ella hasta que alcance una abertura de paso, a la izquierda, un antiguo acceso hacia las fincas y me fui en dirección a la Maja Vieja atravesando antiguas fincas abandonadas. Tenia que acercarme a los diques habilitados en ella porque en sus alrededores arranca la vereda que asciende hacia el Lomo de la Cruz.
Una vez que localice la vereda me fui por ella, no está muy marcada en la ladera, debe de tener poco uso, pero aún así no fue muy difícil ubicarla. El ascenso, ayudado por los bastones y unas botas con buenos tacos, no es muy complicado. Poco a poco vas ascendiendo cruzándote con veredas de cabras que confunden un poco pero el trayecto es recto y hacia arriba, no ofrece dudas.
Llego arriba del lomo, hay una ligera brisa que me recibe gratamente y no el viento impertinente de la última vez, me dirigí hacia el extremo donde se ubica la Cruz que le da nombre y comencé el avance lo mas próximo que podía a la izquierda, con el Valle Grande en la mirada.
Llegue a las inmediaciones de la Cruz, me entretuve con las vistas y después de un rato reinicié la marcha. Ahora me pegue al otro lado, las miradas son ahora hacia Los Arrabales y los valles de las laderas del Lomo de Los Linderos.
Continuo, la vereda luce clara sobre el Lomo de Los Linderos en dirección a Las Mesas, atravieso la zona en ascenso hasta alcanzar esa zona. Aquí la vereda me lleva bordeando la cabecera de La Maja Vieja para luego continuar hasta La Peña del Silbo. En esta ocasión pude parar para observar los alrededores, la brisa refresca y permite una contemplación relajada: todo el barranco de Tenegüime, desde su nacimiento en La Triguera hasta la zona de Temeje aparecen ante tus ojos, una bonita visión, repasas las veces que has subido y/o bajado y contemplas los alrededores de las veredas transitadas, impresiona un poco pero produce mucha satisfacción.
Continuo hacia La Degollada que separa Valle Grande de Tenegüime y me paro un poco para recorrer la antigua Cambuesa, una especie de corral de cabras de los aborígenes, cuyos restos perduran todavía. Desde aquí decidí cambiar el rumbo trazado en casa para intentar atravesar la ladera del Lomo de Toscón e irme por ella al encuentro de la vereda que sube desde las inmediaciones de La Casa del Rey, la idea original era atravesar Los Toscones y Los Tablones y visitar la Peña de Gopar.
Dejo atrás la Cambuesa y marcho por la vereda que atraviesa La Degollada para un rato después desviarme por la ladera, de cara a Tenegüime, y avanzar recorriendo las terrazas del lugar. De nuevo las vistas de Tenegüime son espectaculares, de nuevo la admiración por nuestros ancestros que levantaron todas estas terrazas para buscar aprovechamiento en las mismas. Avanzo sin dificultad (algún barranquillo a sortear) y aparece la vereda que buscaba, la que sube de la Casa del Rey y por la que he transitado muchas veces.
Ma “aúpo” a ella y empiezo el zigzagueo que me llevara al cuarto de apero ubicado en esta esquina de Los Toscones, terreno ya conocido. Estoy en donde los planes decían que debía estar, así que tocaba continuar y desde este cuarto de apero me fui acercando a la Peña de Gopar atravesando las terrazas de la zona. Fui por la ladera, antigua zona de cultivos entre los que me llamo la atención los almendros, todos secos, algunas parras, tuneras y sobre todo muchas piteras que parecen ser los únicos vegetales a los que les quedan fibras verdes. Voy ascendiendo hasta alcanzar una pista que daba acceso al lugar y por ella me llegué a La Peña de Gopar.
Una vez en la Peña tocaba “otear” el entorno, de nuevo las vistas del Tenegüime, esos pasos por el barranco que me pusieron dificultades para avanzar y alcanzar la Triguera, la perspectiva de subir hasta aquí,… un rato de observación y le hago la visita de rigor a la morada del lugar para luego continuar hasta Los Tablones.
Localice la pista y me fui por ella, pasando por el Cortijo de Albarrán en dirección a la Peña de Matamoros. Por sus alrededores descendí hacia la cabecera de El Rincón de La Moza por la ladera del barranco al encuentro de una antigua pista que lo recorre, un poco mas abajo que la que marcha por Los Tablones y Los Toscones, para desde ella descender por la ladera recorriendo la zona por las terrazas de la misma.
Por las terrazas voy bordeando El Rincón de La Moza, con las vistas del Valle del Palomo reconfortando el paseo, hasta alcanzar la Peñita de Cabrera Peraza (unas piedras amontonadas) y empezar a descender hacia la zona de la Presa de Mala. El descenso tiene un primer tramo con una vereda muy disimulada, por su poco uso, para luego seguir pegadito al muro de piedras (muy derruido) que va descendiendo conmigo. El suelo es pedregoso y hay que sortear las pequeñas piedras que se nos van presentando, pero no conlleva ninguna dificultad.
Llego abajo, paso a la pista que recorre el valle (calle Pleamar de Mala) y por ella empece a descender recorriendo El Valichuelo hasta alcanzar la curva cerrada que salva el cauce del barranco. La idea era localizar una manera de bajar al cauce para continuar por él, y pasados unos metros encontré hueco y descendí. No llegue abajo del todo sino que continué por la ladera lo mas próximo que podía al cauce y así fui avanzando, no había estado en el lecho de este barranco y la curiosidad me hizo avanzar lentamente. Miraba la ladera de enfrente, las terrazas levantadas y buscaba manera de descender por ahí.
Ya casi al final el cauce estaba amurallado, imagino que para evitar el arrastre de tierra de sus laderas, y termina en un paseo sobre lecho de tierra de apenas un par de metros de ancho para terminar atravesando la zona de El Pedregal y continua por El Cangrejo (Mala) hasta desaguar en La Punta de Los Robainas.
Yo me quede en su paso por la carretera de Mala (Calle Villa Nueva) en su cruce con la calle El Cangrejo, justo donde había empezado la ruta.