Malgrat de Mar Estació-Castell de Palafolls-Molí d'En Puigvert

Realizada en sentido horario, la iniciamos en el aparcamiento donde los jueves hay Mercat Semanal, está muy cerca de la estación por la que pasamos durante el recorrido. Al inicio resistimos a la tentación de curiosear por las paradetas y optamos por un café que nos revitalice y compense del madrugón. Un magnífico paseo muy bien acondicionado nos acompaña casi hasta la salida de la población, donde ya pisando tierra y sin tanto estruendo, nos detenemos en la Ermita de Santa Rita. Sencillo edificio donde arden las velas que han encendido en cumplimiento de alguna promesa o por su devoción hacia la santa. Seguimos los senderos casi por intuición hasta encontrar el que parece único paso practicable de la Riera de Palafolls. De nuevo pisamos el asfalto unos pocos metros para cruzar el túnel bajo la carretera y seguimos por un sendero lateral el curso de la riera sin pisarla, hasta que desaparece un tramo , seguramente devorado por las últimas lluvias. Es un pequeño trecho y ni siquiera hay peligro de mojarnos las botas. Nuestro camino serpentea entre campos y masías . Es en Can Moner donde unas piedras, seguramente de su antiguo molino, nos invitan a disfrutar de un refrigerio y del magnífico sol que nos baña con sus rayos. Algunos caminantes, corredores y ciclistas nos dan el consabido "Bon Profit" y observamos con envidia a unas chicas más madrugadoras que nos muestran con orgullo su botín de espárragos, y medio en broma, nos los ofrecen "a quinze céntims la unitat". Uno de nuestros colegas, avezado en el arte de la recolección y con una vista prodigiosa para descubrirlos entre la vegetación, les hace la competencia sin desmerecer en absoluto , consiguiendo su propio botín de espárragos, que deleitarán los paladares aún más exigentes cuando sean consumidos en forma de tortilla. Entre risas y chascarrillos sobre lo ignorantes que somos por ser de ciudad, nos concentramos en la subida al castillo, que aunque corta y no muy empinada, no invita a respirar y hablar al mismo tiempo. En la alto de loma nos sorprende el tamaño del castillo, ahora en ruinas y parece que en rehabilitación, pues lo esperábamos más modesto. Una torre, acondicionada para trepar por una escalera adosada a la pared, ofrece unas espectaculares panorámicas. Enfrente, el punto geodésico señala hacia el azul e inmenso cielo, como para recordarnos nuestra insignificancia. Un pequeño sendero a la derecha de la torre lleva hasta él. Una capilla e innumerables corredores, invitan a perderse un rato entre la ruinas buscando fotos singulares. De vuelta al llano, siguiendo senderos y pistas, llegamos al Molí D'En Puigvert. Como su nombre indica es un antiguo molino, donde ahora una fundación privada se dedica a la reinserción social y laboral de personas con necesidades especiales. Después de contestar los amables saludos que nos dirigen, visitamos su sala principal y el contiguo gorg que forma parte del conjunto.Atravesamos Palafolls con premura, huyendo del estruendo de las obras que levantan sus aceras y calzadas, atravesando la moderna pasarela sobre la carretera. De nuevo en Malgrat enfilamos hacia la playa, ávidos todavía de belleza que admirar y tentados por los chiringitos a pie de playa. Un ruidoso tractor, en tareas de reacondicionamiento, intenta frustrar la idílica estampa levantando nubes de arena que la brisa transporta sobre nuestras cabezas. No sabe con quién se la juega, somos de ciudad, para nosotros es un leve susurro y nos basta con darle la espalda para ignorarle. Vamos, que no perdonamos la cervecita. Finalizamos la jornada en el aparcamiento, comentando con sorna que es una lástima que ya hayan desmontado las paradetas sin darnos la ocasión de recorrerlas.