Mallorca: Valldemosa - Ermitas y Miradores

Bonita, agradable y no muy exigente ruta, con muchos puntos de interés (ermitas, miradores, cuevas…). Un placer caminar por sendas que recorren estos encinares. Lástima que en algunos miradores las ramas de los árboles impidan ver con nitidez el paisaje. A lo largo de la ruta se pueden contemplar varias “sitjas” antiguas para hacer carbón.
Aparcamos y comenzamos la ruta en un ensanchamiento de la carretera Ma-10 que va de Valldemosa a Deiá, donde hay una caseta, y a unos 350 m antes de un restaurante y del camino que lleva a la ermita de la Trinidad.
Nos dirigimos a ese camino por la carretera, pero es mejor pasar al otro lado y seguir un camino paralelo a la carretera, que es por donde volveremos, donde se pueden contemplar espectaculares troncos de olivos centenarios y evitar los peligros de la carretera.
Llegamos a la ermita de la Trinidad, donde se puede disfrutar del paisaje desde su mirador, visitar la capilla y alrededores, así como otras dependencias.
Desde allí subimos a la ermita del Venerable Joan Mir de la Concepció, solitario lugar situado entre grandes peñascos.
De vuelta a la ermita de la Trinidad, seguimos el sendero, pasamos por un merendero, donde está situado un “bufador”, y más adelante llegamos al lugar de Ermites Velles: paredes y ruinas de antiguas ermitas habitadas por solitarios ermitaños. Un poco más adelante está el “Mirador dels Ullastres”, desde donde no se ve nada debido a la vegetación.
Seguimos el camino ahora descendente hasta el Coll de Caza, con un pequeño monumento. Un poco más abajo está la Cova del Beato Ramón Llull, a la que nos acercamos.
De vuelta a coll de caza, ascendemos hasta el “Mirador de son Gallard”, magnífico lugar para descansar y contemplar, aunque un poco lejos, la Foradada.
Volvemos sobre nuestros pasos hasta el “Mirador de Tudons” y, desde allí, subimos para visitar la “Capella del Puig des Verger” de estilo árabe con arcos de herradura en puerta y ventanas. Está muy descuidada y sucia.
Volvemos unos metros hacia atrás y, por un atajo, bajamos a enlazar con un camino que nos devuelve a la ermita de la Trinidad. Por el camino de ida volvemos al punto de inicio.