Malpais de La Corona - La Hoya de la Cueva del Guanche 10022024

Jornada, casi improvisada, que tenia como objetivo alcanzar la Hoya del Guanche y las “cuevas” allí ubicadas y acercarnos a otra zona próxima en la que también se arreglaron algunas concavidades en las rocas para utilizarlas como refugio. Todo surge de una conversación y un arranque de vamos!, vamos! que termino saliendo de casa a las 7,30 de la mañana para aprovechar las primeras horas de la misma.
El guía fue Don Blas Fernández que se tiene la zona pateada y que demostró unas enormes dotes retentivas a tenor de las referencias (pedruscos) que utilizó para seguir la ruta.
Partimos del aparcamiento que hay al borde de la carretera en las proximidades del La Caleta del Mojón Blanco, salimos a la carretera y unos metros después de andar por el asfalto pasamos al Malpais, al comienzo la vereda está un poco difusa pero una vez entre las lavas aparece el surco mas hundido y nos fuimos por él.
Nos vamos alejando de la carretera siguiendo la sombra serpenteante dibujada sobre las lavas y admirando el entorno de lavas cubiertas de líquenes y arropadas por tabaibas, espinos y aulagas principalmente. Unos 700 metros después llegamos a una zona mas abierta en donde pudimos observar (por las indicaciones de Blas, apenas resalta del resto) un antiguo echadero de camellos y una especie de Taro levantado aprovechando las oquedades del terreno.
Seguimos ruta hacia nuestra derecha, hacia donde lucen unos peñasco enormes que rematan una pequeña meseta rocosa, un rato de trote sobre el malpais y llegamos a un cruce de veredas, la que continua a nuestra derecha la dejamos para la vuelta, seguimos a la izquierda.
Avanzamos por el mar de lavas con la mirada puesta en el suelo pero también en el frente, se observa claramente la Peña de Las Siete Lenguas y el volcán de La Quemada de Orzola, en medio las nubes casi cubren al señor de La Corona.
Llegamos a una pequeña elevación donde destaca una zona rocosa arropada por tabaibas, lo primero que alcanzamos es una especie de corralito levantado con piedras y que al voltearlo, hay que descender por una rocas, vemos que se trata de una cueva habilitada en los huecos de una gran losa rocosa. En su interior vimos restos de lapas lo que nos dice que se uso como habitáculo, estamos en la Hoya del Guanche y parece tratarse de una de la cuevas que reseña Agustín Pallares en su libro Diccionario de Topónimos de Lanzarote.
Bajamos un poco y se nos abre una vereda que asciende para descender al otro lado y continuar adentrándose en la Hoya. Durante el avance se nos presenta otra construcción de piedras que nos da pie a levantar la vista y admirar una masa rocosa en la que parece asomar una ventana y que Blas señala como La Cueva del Guanche, que también reseña Don Agustin en su libro.
Nos acercamos y se ve claramente que es una cueva habilitada como vivienda o refugio, cerrada con una pared de piedras en donde se dejo un hueco a modo de puerta. Aquí vimos restos de cerámica, y conchas de lapas, burgaos y canaíllas. En su parte trasera hay una especie de corralito levantado con piedras en donde se supone le daban abrigo a los animales.
Un tiempo para el resuello, de nuevo la visión de La Quemada y La Corona, alineadas horizontalmente con al Peña de Las Siete Lenguas y al otro lado Punta Fariones y los Valles de Orzola.
Seguimos ruta cruzando la Hoya de La Cueva del Guanche al encuentro de la vereda que nos trajo hasta aquí.
Seguimos por ella hasta el cruce de veredas con el que nos tropezamos al rato de empezar la ruta, para, un poco antes de llegar a él, coger otra para desviarnos a la izquierda, vamos en busca de mas cuevas.
Avanzamos por una nueva vereda, con La Quemada enfrente nuestro, para adentrarnos en otra Hoya, esta mas peliaguda porque sin las referencias para ubicar la vereda veo muy complicado el seguir la ruta y retener las explicaciones que Blas me daba es casi imposible.
Avanzamos por una vereda en la que resalta levemente su hundimiento, vamos en dirección de otra peña de flequillo puntiagudo (como la siete lenguas) en donde localizamos otro habitáculo levantado aprovechando el hueco en su interior. Aquí se ve que hasta la roca fue cincelada y una parte desprendida del vano que parecía usarse como techo, aparecen igualmente conchas de moluscos.
Seguimos ruta avanzando sobre la Hoya y llegamos a otro peñasco igualmente con pinta de haber sido usado como refugio.
Seguimos ruta y al rato ya tenemos otro habitáculo rocoso, este mas alto, tanto que cabemos de pie en su interior pero con poco fondo, parece mas una garita de guardia (los que hicimos la mili sabemos que es eso), en su parte trasera hay una corralito levantado con piedras que complementa el chalet.
Aquí reponemos fuerzas para iniciar luego el regreso.
La vereda que nos trajo hasta aquí tiene continuación en dirección a la Cueva del Guanche por lo que nos dio por deducir que esta zona y estas cuevas formarían parte de lo que Agustin Pallarés llama en su libro Las Casas de los Guanches.
Regresamos por la misma “avenida” por la que vinimos y recorrimos la misma hoya hasta alcanzar, de nuevo, el cruce de caminos que encontramos al principio del día. Aquí cogimos el desvío de la derecha (ahora a nuestra izquierda), que habíamos obviado antes, para seguir ruta de camino hacia El Jable Chico.
De nuevo nos metemos en una hoya y vamos marchando por la “cuenca” de una especie de barranquillo del que salimos contemplando el dorado del Jable Grande para de nuevo adentrarnos en otra hoya y salir de ella con el Jable Chico frente a nosotros.
Terminamos en el aparcamiento junto al jable para cruzar la carretera e irnos por la vereda de la costa. Pasamos por El Bajo Tragüete, la Caleta de Los González, El Bajo Mesa, cruzamos los Morros del Mojón Blanco para desde ahí alcanzar La Caleta y dirigirnos, tras cruzar la carretera, al aparcamiento para recoger el coche.
Una jornada intensa llena de curiosidad satisfecha, agradecido a Don Blas por el aporte.