Malpais de La Corona: Peña del Artísco - Las Atalayas 02072022

El pasado 17 de Mayo (malpais-de-la-corona-paseo-entre-lavas-v-17052022) termine una ruta parecida a la de hoy casi perdido y algo frustrado porque los planes no salieron, hoy afronto otra jornada con la idea de recuperar esa parte “perdida” y ganarla para la causa.
Partí desde la zona de El Bailadero de Orzola, por el camino que se adentra en Las Hoyas y que tiene a La Peña del Artísco como puerta de entrada. En vez de continuar el camino en dirección a Las Hoyas me desvíe a la derecha por una vereda que parte desde la Peña y va mas pegada a la carretera LZ-204 dejando a la izquierda (en la dirección de la caminata) las Hoyas. Esta vereda está bien marcada sobre el terreno y no presenta muchas dificultades, sigue siendo sobre el malpais y la pisada es sobre piedras sueltas pero se transita sin problemas y permite una visión del entorno distinta, bonitas vistas del volcán de Las Quemadas y al de La Corona, un poco mas distanciado. Hay varias variantes y por algunas me adentré, un poco para curiosear, pero regresé a la original que había marcado en él Google Maps y tenia etiquetado para poder seguirla hoy.
La idea era alcanzar la zona de Las Peñas de Tao para luego descender desde ellas hasta Las Hoyas.
Esta primera parte estuvo acompañada con el frescor del día, era de corto recorrido y no presentaba dificultades. Llegue a la carretera LZ-204 y anduve un rato sobre su asfalto hasta alcanzar la zona de entrada a las Peñas de Tao.
Teniendo como referente la peña puntiaguda que hay justo en la curva de la carretera y una vez ubicada la vereda me adentré en ella hasta la parte mas próxima de la zona, justo en los alrededores de la aljibe que se eleva entre las rocas del lugar.
Desde este lado hay dos opciones de bajar, la que esta después de el aljibe que es la mas ancha y algo mas cómoda de descender y la que hice hoy que esta mas a la izquierda, mas estrecha pero que es más corta.
Llegue a la zona con el frescor del día y algunas gotitas de agua que caían y después de las observaciones pertinente afronte el descenso.
Hay una especie de camino trazado sobre un muro de piedras cubierto de rofe a modo de entrada y, a su término, un estrecho paso desde el que comienza el descenso. Lo primero que resalta son las vistas de la hoya que tenemos enfrente, un montón de abrigos y de muros de piedras en los que se acogían parras y frutales que ya no lucen por el abandono, se divisa una vivienda y/o bodega con sus parras mas cuidadas y la costa al fondo; a la derecha se observa casi con perplejidad un inmenso palmeral que resalta la belleza del lugar. La dificultad de paso estriba en localizar la mejor opción para ir bajando poco a poco, algunos de los muros están caídos y hay que tener cuidado de fundar la pierna en las piedras adecuadas.
Entre los vegetales que crecen de manera salvaje, al abrigo del fresquito que dan las sombras del lugar me llamó la atención la Cohombrillera ó Venenillo (Bryonia verrucosa), una planta perteneciente a la familia de las calabazas con unas bayas del tamaño de una ciruela y que se caracteriza principalmente por su toxicidad. Forman una especie de enredadera sobre las rocas con sus bayas casi cubriéndolo todo.
Sigo descendiendo buscando huecos entre los muros y admirando los pedruscos que se encuentra repartidos por los laterales y los amontonamientos de piedras como resultado de la limpieza para dejar huecos para los posibles cultivos. Un poco después alcanzo la parte mas baja del lugar, admiro los alrededores, y continuo con la idea de alcanzar la pista que atraviesa Las Hoyas desde la carretera LZ-204. La ruta la continuo por la izquierda, atravesando otra de las hoyas, con la idea de acercarme a la vivienda en ruinas que se encuentra ubicada en lo más alto de la zona y por la que pasa el camino mencionado. Hago aquí unos cuantos vaivenes, siempre buscando la manera de subir con el menor riesgo, y al llegar a lo alto ya se divisa la casa y el camino buscado.
Desde esta altura, además del camino buscado y la casa, se observa la parte central de esta zona, Las Hoyas, e impresionan la cantidad de palmeras que crecen en este entorno sin mantenimiento ninguno. La vista de este lugar siempre me ha impactado, es un lugar de transito difícil en el que los lugareños de antaño buscaron la manera de sacar rédito levantando muros de abrigo que albergaran frutales y parras porque otra cosa era imposible, no hay casi 2 metros cuadrados horizontales en los alrededores y por tanto no había manera de cultivar otra cosa que higueras y afines para aprovechar la higrometría del lugar.
Pasado el momento de relax afronto la continuación de la ruta y para ello me voy por la pista a la derecha para localizar algún punto de acceso a la hoya grande que tengo enfrente. De nuevo el paso se hace con cuidado y sorteando las dificultades que se me van presentando: los muritos y sus piedras. La idea ahora es alcanzar el otro camino del lugar, el que viene también de la carretera LZ-204 pero más próximo a la entrada desde la Peña del Artísco.
Con paciencia y ahora acompañado por varios perros que, me dice su dueño, se están entrenando para cuando se abra la temporada de caza, alcanzo el otro extremo de la hoya; busco el camino que me va servir de referente y una vez localizado me voy por él a la derecha. Ahora, y siguiendo los planes, hay que localizar el muro que viene de la Peña de Tonico y que continua hasta la Peña de Las Siete Lenguas para una vez alcanzado buscar la abertura que me va a permitir pasar al otro lado y dejar Las Hoyas. De nuevo, y de otras visitas anteriores, tenia referentes y como no podía ser de otro modo estos eran unos peñascos.
Me voy hacia los referentes, localizo el muro y busco la parte del mismo derruida. Paso al otro lado y me “aupo” a la Vereda del Raso, una de las clásicas del lugar. Por ella me voy en dirección a la Peña de Las Siete Lenguas pero con la idea clara de intentar “estrenar” otra vereda que tenia “marcada” en el Google Maps. Localice el arranque de la misma y con una cierta inquietud me fui por ella, tenia claro que si había muchas dificultades regresaba a lo conocido. La primera parte no presentó problemas pero en el tramo central desparece “la huella” de la vereda y tuve que “alongarme” sobre las rocas para intentar otear la continuación. Como tenia varios puntos marcados en el Maps no hubo problemas en localizar la vereda y continué, al final se une con la de toda la vida y lo único que logre fue ahorrar unos metros y cruzarme con otro cazador que “practicaba” con sus perros. Esta vereda pasa justo a los pies de La Peña de Las Siete Lenguas, y pare un momento para ver si había alguna que subiera pero no localice nada “tratable” así que continue con el plan previsto ya que aún me quedaban metros por delante y alguna novedad que poner en práctica.
Continue por la vereda hasta alcanzar el camino que viene de la carretera LZ-201 y que pasa frente a la Peña Redonda. Una vez en la pista continué por ella y de nuevo con el Maps en la mano para localizar otro de los desvíos planificados en casa, frente al ordenador. Alcanzo la “marquita” y me desvío a la izquierda adentrándome en las fincas abandonadas de la zona previa a La Redonda, de nuevo aparecen los perros que ya intuía por los Pick Up aparcados en el camino. La vereda se adentra en el malpais de La Corona y como está poco transitada de nuevo desaparece en muchos de los tramos por lo que tuve que recurrir a la intuición y con el móvil en la mano. No vale la pena tanto esfuerzo, ya cansado, para pisotear un sitio nuevo, por el camino se llega igual. Llegue al muro de Los Peligros y siguiendo los planes me fui a la derecha (siguiendo la linea de marcha) bordeando el muro y por un pasillo entre muros donde abundan las Tabaibas Dulces.
Rodee toda la finca de Los Peligros y me fui en dirección al Islote (zona no cubierta por el malpais) que hay en el otro extremo de la finca y de cara a Los Jameos que hay por encima de la Cueva de Los Verdes.
Me planté en el islote y ahora tocaba poner en orden la cabeza para dedicarme a encontrar el sendero hacia El Jameo Redondo que había perdido la última vez que estuve por aquí. No fue tan difícil gracias a que ahora ya sabia que tenia que mirar con frecuencia el Maps para no despistarme como la otra vez. Llegue al Jameo Redondo o Tacho, hice las visualizaciones pertinentes, le di la vuelta y de nuevo a buscar la vereda que me deje en la carretera LZ-201. La primera parte de esta vereda está sobre la lava así que es muy complicado buscar huellas de paso pero tenia claro que la continuación aparecería si seguía en dirección a Punta Mujeres, de nuevo con el móvil en la mano siguiendo los Tracks de la vez anterior que pase por aquí alcancé la vereda y desde ella llegue a la carretera. Había que llegar a casa y de nuevo use el móvil (hice una llamadita), tocaba relajarse y esperar.