Mandayona - Sigüenza

Comienzo la ruta desde la calle Real de Mandayona, cruzando enseguida por un puente el Río Dulce (que vierte sus aguas en el Henares) y pasando junto a la Fuente de la Chorrera. El camino gira a la derecha, dejando a un lado la antigua fábrica de papel, que aportó prosperidad al pueblo. Es un camino rural cómodo, por donde también discurre el GR-10 y la Ruta de la Lana, que entra en Guadalajara desde la provincia de Cuenca y la atraviesa de sureste a norte y en Mandayona coincide con el Camino del Cid (hasta Sigüenza). El paisaje es al principio cerealista, hasta que nos vamos acercando al Río Dulce, llegando poco después a la CM-1011, junto a la salida para Aragosa, pedanía de Mandayona. Cruzo la carretera para seguir por la que va a Aragosa unos 150 metros, hasta salir a una senda de pescadores que discurre junto al río, bajo la sombra de una chopera. Hay que volver a la carretera para recorrer los últimos metros hasta entrar en la población, junto a un área recreativa al lado de una bonita cascada tobácea.

Aragosa ya era en el siglo XI un enclave defensivo musulmán en un lugar de paso entre Guadalajara y Medinaceli, por lo que en tiempos del Cid debía de haber aquí una fortificación, de la que no quedan ya restos; su existencia en el siglo XII la atestigua un documento de donación al obispo guerrero de Sigüenza, Don Bernardo, de 1143, en el que Alfonso VII otorga a la villa de Aragosa su propio fuero, documento que menciona que la población había estado largo tiempo desierta durante la guerra con los almorávides (los cuales probablemente tomaran por un tiempo esta plaza como punta de lanza contra las posiciones cristianas en la antigua taifa de Toledo). Hoy apenas cuenta con una veintena de habitantes, pero de su pasado histórico conserva una sencilla iglesia románica, del siglo XIII, bajo la advocación de San Roque.
Es además, junto a La Cabrera y Pelegrina, uno de los núcleos urbanos ubicados dentro del Parque Natural Barranco del Río Dulce. Desde aquí ya se divisan las verticales paredes del cañón del Dulce, excavadas por el río sobre fallas jurásicas. Este curso fluvial nace en Sierra Ministra, en la provincia de Soria, y, en su discurrir a lo largo de millones de años, ha ido erosionando las rocas calcáreas entre las que se ha ido encajando, las cuales le han dado un sabor dulce característico; de las diversas rocas que forman el barranco (todas de origen sedimentario, las más antiguas depositadas hace 100
millones de años), la más abundante es precisamente la caliza, proveniente del fondo del antiguo mar que cubría la región. El Parque Natural lo forman un barranco y una serie de hoces discontinuas (donde anidan buitres, alimoches, el águila real y búho real entre otros), con truchas y nutrias en las limpias aguas, y una variada vegetación ribereña. La gran riqueza medioambiental y paisajística de la hoz natural que forma el río la convirtió en uno de los escenarios utilizados frecuentemente por el gran Félix Rodríguez de la Fuente para sus documentales sobre la fauna ibérica del mítico “El Hombre y la Tierra”. Aragosa en concreto se halla frente a una gran pared de roca caliza donde anida el buitre leonado, bajo la cual discurre el río Dulce.

Tras dejar el pueblo al final del mismo, el camino sigue pasando junto a un pequeño cementerio con cerca de piedra, continuando junto a tierras de labor que riega la acequia que me acompaña junto al camino, alejándose del río; luego describe una amplia curva a la derecha para internarse en la garganta, a través del conocido como Estrecho del Portacho. Ahora se recorre un tramo de gran belleza de bosque de ribera, donde es posible sorprender alguna ave acuática. Más adelante paso junto a las ruinas del Caserío de los Heros (antigua fábrica de papel moneda, en tiempos de Alfonso XIII). Continúo junto al río, abriéndose el desfiladero antes de llegar a la siguiente localidad poblada (es un decir, con 6 habitantes censados), La Cabrera, con su puente medieval que lleva hasta su sencillísima iglesia (del siglo XII); es una pedanía de Sigüenza enclavada en la Sierra Norte de Guadalajara, de la que salgo junto a un campito de fútbol, alcanzando nuevamente el río, ahora por su margen izquierda. Sigo por un sendero, que luego acompaña a una acequia, antes de abrirse a un prado. Este trayecto coincide en parte con algunos senderos del Parque Natural, como los de la Cascada del Gollorio y de la Hoz de Pelegrina. Al rato se otean las ruinas del castillo roquero de Pelegrina, a las que me voy acercando progresivamente. Tras un pequeño desvío al lecho del río, vuelvo al camino que me dirige a un puente que salva el curso de agua y termina en una pista rural, a los pies de Pelegrina (que se alza sobre uno de los meandros del río). El pueblo perteneció al Señorío de los obispos seguntinos desde el siglo XII, quienes construyeron la fortaleza como residencia estival y su iglesia románica (dedicada a la Santísima Trinidad). En 1710 el castillo sufrió un gran incendio y fue derruido durante la Guerra de Sucesión y nuevamente lo demolieron las tropas francesas en su retirada durante la Guerra de Independencia.

Siguiendo por la pista, llego a un cruce, continuando a la izquierda (a la derecha se llega al pueblo, siguiendo el GR-10, que aquí se separa del Camino del Cid o GR-160). Me dirijo hacia un panel informativo de la Ruta del Quijote y sigo camino adelante en dirección a una nave ganadera. Poco antes de llegar a ella, el Camino sigue por una vereda a la izquierda (señalizada con una estaquita con los colores del GR), que asciende por la solana del monte de El Rebollar, donde predominan los enebros, también algunas encinas (más abundantes en la paramera del cerro, junto a ejemplares de sabinas). Después se adentra en un bosque de robles melojos (o rebollos) y sigue luego entre quejigos hasta que finalmente el sendero se incorpora a un camino agrícola que, continuando a la derecha, termina en una carretera 700 metros después. Cruzándola, a los pocos metros se divisa al fin Sigüenza. Bajo por el sendero hasta la carretera, subiendola unos 150 metros a la derecha para tomar un camino que baja hasta unas naves; hay que pasar entre ellas antes de subir por la ladera del cerro, de arenisca rojiza, hasta el Mirador del Polvorín (el Polvorín es una construcción circular de arenisca, que fue molino antes que almacén de pólvora).

Desde aquí ya se ve muy cerca el Castillo de Sigüenza, actual Parador de Turismo, meta final de esta etapa del Camino del Cid.