Mandoia y Upo desde Galdakao

Excursión circular que partiendo de Galdakao, recorre los montes que rodean y tributan sus aguas al arroyo y embalse de Lekubaso. Desde Galdakao nos acercamos al barrio de Usánsolo, cruzamos las vías del ferrocarril de San Sebatián por un puente en dirección al embalse de Lekubaso, pronto lo abandonamos por una pista asfaltada que sale a la izquierda, para cruzar el arroyo Lekubaso por un puente y encarar la subida en dirección a unas antenas que dejamos a la izquierda. Proseguimos por buen camino dirección al barrio de Ereño, bordeamos y dejamos a nuestra derecha el monte Seata (Ereñoko atxa), entrando al poco en Ereño. Junto a la fuente se nos presentan tres pistas, tomamos la del medio que más arriba confluye con otra. Pronto alcanzamos un collado, punto en el que nos desviamos a la derecha para ascender a Kastillozar 514 m. (Gaztelu-zar), estupenda atalaya con buenas vistas. De vuelta al collado, nos encaramamos a la cresta herbosa que por el norte culmina en la cima del Mandoia 638 m.
Descendemos por el camino que va al encuentro de la pista que viene desde el Upo, descendiendo por la pista hasta un cruce, donde tomamos el camino que se interna por las cumbres de Tontorrandi, Argistegana, e Idurietagana, suaves colinas con pequeños desniveles, poco después abandonamos el cordal para enlazar con una pista que nos acercará a la ermita y área recreativa de San Segismundo bajo el Artanda. Atravesamos el cruce de pistas para llegar al área recreativa del Upo, junto a un espléndido Hayedo. Después de una parada para comer, atravesamos el hayedo para subir decididamente a la cumbre del monte Upo 573 m., con buenas vistas sobre los montes y barrancos que conforman la cuenca de Lekubaso. Descendemos hacia el norte por el cordal del Upo hasta dar con la valla de la dinamita, un collado llamado de La Cerilla por un viejo cartel que alertaba por el peligro de incendios. Descendemos por la derecha para acercarnos a la valla y bajar pegados por un sendero a la misma. Después de un buen rato siguiendo la valla y tras dejar atrás una importante plantación de viñas, abandonamos la valla y bajamos por un camino que nos acerca a las vías del tren de Donosti. Prestando mucha atención al paso de los trenes, cruzamos las vías y nos internamos por un camino junto al río Ibaizabal, para llegar a la altura del puente de Torrezabal , lo cruzamos y entramos en el casco urbano de Galdakao.
Durante gran parte del recorrido, iremos caminando bajo diferentes tipos de bosque, algo de agradecer con la llegada del verano.