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Maria Jiménez - Los Manantiales - Abicore - Taganana - Exc 1500

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Author

Trail stats

Distance
8.52 mi
Elevation gain
3,389 ft
Technical difficulty
Experts only
Elevation loss
3,373 ft
Max elevation
2,882 ft
TrailRank 
32
Min elevation
42 ft
Trail type
One Way
Coordinates
636
Uploaded
April 14, 2024
Recorded
April 2024
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near Boca del Valle, Canarias (España)

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Itinerary description

- Esta excursión forma parte de un conjunto de seis excursiones entorno al Chiguel, el pico más alto de la parte sur de Anaga
- Malvasía. Barranco del Cercado E-1491
- Malvasía. El Chiguel. Cueva Bermeja E-1493
- María Jiménez. Chiguel. Malvasía. San Andrés E-1494
- Penico Valle Marcos. Malvasía. San Andrés E-1497
- María Jiménez. Los Manantiales. Abicore. Taganana E-1500
- San Andrés. Chiguel. Manantiales. Bailadero E-1554
- Los topónimos los obtengo del Mapa Topográfico Integrado del visor web del Gobierno de Canarias (Grafcan)
- ATENCIÓN: Los tracks son orientativos, no uso ningún dispositivo gps durante las travesías. Los tracks los compongo, a posteriori, con el Mapa Topográfico Integrado, y otros.
- Puede acceder a más excursiones en mi página web “El Aventurero Doméstico de Tenerife” en la dirección https://sites.google.com/view/adotf

• Excursión 1500. 27 Julio de 2023. Jueves. (Anaga 241ª)
María Jiménez. El Pelotón. Los Manantiales. Abicore. Taganana
Municipios: Santa Cruz
ENP: Parque Rural de Anaga
De 9.50 a 17h. De 10 a 880 a 0m.
Distancia: 14,2k. Duración: 7h 10m.

Resumen:
Larga travesía de costa a costa, de sur a norte entre María Jiménez y Taganana. Subo hasta el caserío de El Pelotón en el barranco Valle Brosque por la carretera. De ahí por sendero claro primero y otro difícil subo a la cresta entre el barranco Valle Brosque y el del Cercado. Asciendo por la cresta y después sigo por una loma que tiene un tramo muy difícil ante una gran pared de tosca. En la parte final atravieso sin visibilidad el bosque de laurisilva y salgo a la carretera de Anaga. Desciendo por el camino Abicore hasta Taganana

Crónica:
Tengo mucha ilusión por hacer esta excursión. La he retrasado un par de semanas por una ola de calor. La idea la he tomado de Wikiloc, de un usuario (HLopezSaul) que no deja ningún comentario y de otro que sí (AndresAE) y que hace muy buenas excursiones. En mi segunda gran ronda por el Chiguel y sus alrededores he encontrado tres nuevos accesos. El primero ha sido un sendero que sube hasta cerca del Chiguel desde un caserío (Malvasía) situado en la parte de arriba del barranco del Cercado (excursiones 1491 y 1493). El segundo es la subida al Chiguel por la arista (dorsal) de una loma desde María Jiménez (excursión 1494). Y el tercero, un recorrido de HLopezSaul, desde otro caserío (La Condesa) que está en la parte baja del barranco del Cercado, y que pasa por un roque columnar (Penico de Valle Marcos) y va por la arista de una loma hasta cerca del Chiguel (excursión 1497). Hoy voy a intentar otro acceso desde un poco más arriba del caserío de El Pelotón, en la parte alta del barranco Valle Brosque. Y lo voy a completar con una subida hasta la carretera de Anaga por la arista de una loma que va, más o menos, en paralelo, a un sendero oficial de Anaga (el PR 3) entre El Pelotón y la Casa Forestal. La segunda parte es muy prometedora, la primera no tanto.

Me levanto cansado y me cuesta mucho trabajo todo: desayunar, prepararme, vestirme para la excursión y salir de casa. Lo hago todo como un autómata. Más de una hora y media desde que me levanto. En el coche de camino hasta Santa Cruz voy bastante apagado, ni escucho música siquiera. Me animo un poco al llegar al intercambiador. Me pongo cerca de la parada de la 910 (primera planta) y espero un poco agobiado, llevo dos mochilas bien cargadas. La 910 no tarda mucho en venir ni en salir. De camino en guagua por Santa Cruz hacia María Jiménez que es por dónde voy a comenzar la excursión, me gusta mucho la vista del Chiguel y de la mesa del Ramonal. Ambas imponentes. Hoy podría haber tomado un taxi para ir hasta El Pelotón o incluso esperar a una guagua (la 916, creo) que va hasta ahí, pero prefiero empezar desde María Jiménez para hacer una travesía de costa a costa, pretendo terminar en Taganana.

Me bajo de la guagua en la entrada a María Jiménez y siento como si llevase plomo en las mochilas. Cruzo la avenida y me meto por una calle Andrés Vidal Déniz (Africuya) que va por la derecha del cauce del barranco. Ahora que estoy escribiendo esto he consultado en la red quien es este Africuya. Fue un cantante, muy popular, de reggae, que nació en María Jiménez. Y tuvo que ser alguien para que le pongan su nombre a una calle. A la derecha hay adosados de buen aspecto. A la izquierda paso el gran campo de fútbol que tantas veces he visto desde el otro lado envuelto en el griterío de los jugadores. Esta mañana está desierto. Deben estar todos en la playa. Quizás yo también debería estar en la playa. Voy despacio. Me empiezo a interesar después, cuando ya se ve mejor la loma de enfrente, por la mesa del Ramonal, por su parte final, su punta. Esta mesa es una planicie inclinada donde se cultivó antaño y por donde ahora sólo van las cabras. Estuve esta semana arriba y estoy tratando de comprobar si se puede seguir desde ahí hacia arriba, hacia el roque de La Fortaleza, siguiendo los picos de la cresta. En la zona final de la calle por donde voy todavía quedan viejos terrenos agrícolas y casas más antiguas con huertas. Continúo por una calle estrecha peatonal (Marconi) y bajo por una escalera a la calle que va al lado del cauce del barranco.

Hay nubes y claros, más nubes que claros, y lo agradezco, tengo una fuerte subida por delante. Me entretengo mirando la ladera de enfrente y cuanto más subo por el barranco mejor veo la punta de la Mesa del Ramonal y más me parece que es completamente imposible ir por esa cresta. Paso la bifurcación del barranco de Valle Grande. Sigo subiendo por la derecha, por Dos Barrancos, por un tramo en donde no hay ni casetas ni huertas, sólo laderas con cardones, hasta que al pasar al lado de la charca del Cuchillo (un embalse en forma de letra C) vuelvo a verlas. De aspecto humilde, un poco anárquicas por cómo se ajustan, se agarran a las laderas irregulares y arriscadas. Oigo el balido de unas cabras y el ladrar de los perros. Otra zona rural tan cerca de la ciudad. Hay ocupación a ambos lados del barranco hasta un poco más arriba de la bifurcación al barranco Valle Crispín. Yo sigo por la derecha por el barranco Valle Brosque. La pista sube con más pendiente y en unos 200 metros paso el pequeño caserío de Ajitio. Esta es una zona habitada y con cierta animación, pasan bastantes coches por la pista. El hecho de que haya una línea de guagua que vaya hasta el final es una señal de que sigue estando habitada. Huertas y casetas sigo viendo, incluso un taller de coches. El mecánico, con las manos negras, me mira con indiferencia cuando paso al lado. Me siento absurdo con mi traje de senderista. Él sí que está haciendo algo productivo. La pendiente continúa hasta que llego a El Pelotón (275m), donde las casas están muy pegadas y son más pequeñas, sobre todo a la izquierda del cauce. Este caserío está rodeado de laderas de lomas altas en la confluencia de dos barrancos.

Miro el reloj y veo que ha pasado una hora desde que empecé en María Jiménez. Casi toda la subida ha sido a la sombra, me ha dado poco el sol encima. Pero no todo está cubierto, las nubes pasan ligeras de un lado a otro y veo que el sol va iluminando y apagando las laderas y los picos. Mejor así.

Desde El Pelotón sigo por la derecha por un sendero señalizado, no tuerzo a la izquierda por otro sendero también señalizado. Tras unos minutos saco el mapa que he preparado y voy atento para encontrar un barranquillo que es por donde empieza un sendero que sube por la ladera. Me da la sensación de que ahora es cuando empieza la excursión. El cansancio y la sensación de pesadez se me ha ido pasando. Estos paisajes, que cada vez me gustan más, despiertan a un muerto. Con la ligera brisa y a la sombra estoy muy entero. Al otro lado del cauce hay laureles de indias y un pequeño bosquete de granadillos y acebuches. Unos 300 metros después de El Pelotón veo dos sitios (muy cercanos entre sí) por donde parece que empiezan senderos, están justo antes del cauce de un barranquillo (Ladera La Casa). Debe ser por aquí. Subo un poco más por el sendero oficial pero no veo nada mejor. Regreso al barranquillo y empiezo a subir por el sendero (325m) más cercano al cauce.

(Por cierto, OSM es una gran fuente de topónimos, sobre todo de barrancos. Aunque más completo, de otros elementos geográficos, es el mapa topográfico integrado del Visor del Gobierno de Canarias: https://visor.grafcan.es/visorweb, el mapa topográfico integrado está en la carpeta de Cartografías Básicas).

El sendero es bastante reconocible y va por la parte derecha de una loma de arista ancha. El terreno es, sobre todo, arenoso, suelto, con una vegetación más bien rala. También hay algunas zonas rocosas, de rocas muy redondeadas. A veces pierdo el sendero y lo vuelvo a encontrar un poco más arriba. Después el sendero se va echando hacia la derecha, hacia una pequeña hoya (380m) por donde el sendero apenas asciende, más bien llanea, que tiene tramos inclinados, por donde hay algunas zarzas, poca cosa. Después de esto el sendero se enfila bien y llega a la arista de otra loma (420m) donde hay unas vistas fantásticas. Vistas hacia el cauce del barranco, hacia Ajitio, también, en la lejanía, a las laderas de otros barrancos, las nubes pasan rápidas de un lado a otro y remarcan las formas de esas laderas. Con nubes y claros es como mejor se aprecia la forma de las laderas y los barrancos. Es el primer momento en que siento que ha merecido la pena toda esta travesía. Es un lugar fantástico y con las nubes por encima sigo estando muy bien, sin agobios, sin calor, incluso corre una ligera brisa. Sigo subiendo por la arista de esta loma que es más afilada y de roca rojiza. Preciosa. El tránsito es ahora muy sencillo, claro, voy disfrutando todo el rato de estar aquí, por fin. Casi parece que es una calzada el paso por esta arista. Un poco más arriba (475m) el sendero se echa a la derecha de unos salientes rocosos más altos y sigue por la ladera, en paralelo a la arista, pero por debajo. La vegetación es más densa y apretada y el sendero va por rectas y pequeñas curvas a la izquierda y subiendo sin alejarse demasiado de la arista, por encima. En algunos momentos lo pierdo, lo encuentro de nuevo enseguida. Así hasta que hace un brusco giro a la derecha (535m) y ahora casi llaneando hace el último tramo hasta que llego a la dorsal (550m, 11.50h) de otra loma. La loma que separa el barranco de Valle Brosque del barranco del Cercado.

Me siento maravillosamente aquí. Me ha llevado una hora desde El Pelotón hasta aquí. He pasado varias veces por esta cresta, y nunca me había fijado en este sendero por el que acabo de subir, gracias a los usuarios de Wikiloc lo he localizado, gracias AndresAE. Desde aquí tengo una vista muy completa de la otra vertiente, por donde va un sendero que pasa por encima de unos riscos en línea (Cuchilletes del Cerco). Y todo un paisaje completo de nuevos picos y laderas. Después de haber completado esta subida, nueva para mí, desde el cauce del barranco de Valle Brosque ahora sigo a la izquierda por la cresta. Una cresta con varios picos que me encanta recorrer, no es sencilla, pero las vistas a ambos lados me dan alas. Tengo que destrepar, trepar, hasta que en unos cinco minutos llego a una degollada (Las Higueras, 530m) donde un sendero claro se echa a la derecha por una ladera de tosca rojiza. Aquí es donde comienza la subida, siguiendo por la loma a la izquierda. Trepo por la tosca donde parecen haber escalones y subo por donde va un esbozo de sendero. Claro, como todo esto es tosca redondeada no hay posibilidad de que exista un sendero. Simplemente sigo por la dorsal subiendo y paso un primer bonito saliente (540m) por la izquierda. Me gustan mucho las vistas a ambos lados, me resultan nuevas, y llegan cada vez más lejos, las nubes siguen pasando y los huecos entre ellas, que dejan pasar los rayos del sol, van moteando las laderas de luz, las motas se desplazan sigilosas, en silencio, casi como animales, y le dan un extra relieve a las laderas. A la derecha empiezo a ver en toda su longitud un barranco (Los Arbolitos) que confluye con otros en el palmeral del Cercado.

Sigo subiendo y encaro una elevación de tosca redondeada rojiza (Los Palacios) que paso por la izquierda por una vereda (605m) entre la vegetación baja. A la izquierda empieza a haber una gran caída. Me gusta mucho que exista una vereda. Me da ánimos para seguir. Esta debe ser un sendero de cazadores. Y sólo es evidente en las zonas de vegetación. Sobre la roca no hay ninguna señal. Bajo a una degollada (El Pino, 590m) muy estrecha y rocosa y vuelvo a subir por una arista con nuevas vistas tanto hacia el barranco de Los Arbolitos (todo lleno de abismos) y hacia la izquierda donde distingo la parte final del cono del pico del Teide. También se empieza a ver en toda su amplitud Santa Cruz. Y comienzo a distinguir individualmente las crestas de las lomas que delimitan los barrancos hacia Santa Cruz. En continuo ascenso y por tramos de vereda entre la vegetación baja sigo ascendiendo (Pan Redondo) y me acerco a la parte, creo, más complicada de esta travesía (650m). El sendero tiene que ir por la base de una gran elevación de forma triangular de tosca. Por su derecha, por la otra vertiente, las paredes son casi verticales. Sin pensarlo mucho e instintivamente voy siguiendo las trazas de una vereda que a veces desaparece y me veo, en un momento, pasando por un andén muy estrecho, estrechísimo, hasta que unos dos metros más abajo veo la vereda de nuevo. Bajo hasta ella y la sigo hacia la derecha. Va por la parte de abajo de la elevación triangular. Sube un poco. También llanea. Es muy emocionante. Paso un naciente con agua que está cubierto de zarzas (a lo mejor por este naciente le llaman a esta zona Los Manantiales). Por mi izquierda hay una caída de unos 40 metros, la vereda es ancha, aunque irregular. Es un lugar fascinante. Logro pasar la parte más irregular de la base de la elevación triangular y llego a una pared, también de tosca, menos vertical por donde a medida que avanzo asciendo también. Voy pisando por huecos en la tosca, subiendo como un perenquén por una pared. Tiene una textura rugosa y las suelas de mis zapatos se agarran bien. Cuando la pendiente se suaviza me encuentro yendo por una muesca larga y ancha, que me parece, excavada en la tosca. Y llego al extremo izquierda de la base del triángulo (670m). Ha sido de lo más divertido este paso.

Llego al cauce de un barranquillo de suelo terroso y con vegetación de tabaibas, pencas y matorriscos. Me parece que se podría seguir hacia la izquierda (las cuevas del Majimial no están muy lejos, unos 300 metros a la izquierda). Yo sigo campo a través subiendo por la ladera y echándome a la derecha hasta que llego al puro borde (derecho) de la elevación triangular (Gollada Banasnos, 725m). Desde aquí el barranco de Los Arbolitos me parece más pequeño, distingo bien una caseta, abajo, y las cabras deambulando alrededor. Cada vez que me paro y miro alrededor las vistas son más amplias. Es el día perfecto para estar aquí. Hace dos semanas todo esto estaba cubierto de niebla, de las nieblas que pasan, sobre todo en verano, del norte al sur. Hoy llevo mi pequeña nubecita encima que me evita lo más fuerte del sol, aunque pronto desaparece y sale el sol. Subo muy cerca del borde de la gran elevación triangular que se culmina con un pequeño pico (775m). Lo mejor ahora es la vista sobre unas grandes cuevas que hay a la derecha en el risco y que dan nombre a este sitio (Gollada Las Cuevas). Eso sí, tengo que bajar, casi deslizarme, por una ladera con brezos hasta la degollada (750m). Me está resultando una travesía muy variada, con muchas alternativas, con muy diferentes texturas de suelo, y zonas de vegetación distintivas. Bajo a la degollada zigzagueando. Después vuelvo a ascender. Sé que ahora la continuación tiene que ser más sencilla, hay que ir por la arista de la loma, que es más afilada hacia la derecha. Por esta zona empiezo a fijarme en un roque picudo a la derecha, como a medio km, es una columna de unos veinte metros, grácil, como en equilibrio, que por momentos me recuerda a Roque Nublo, y muy parecido al Penico del Valle Marcos. (No he logrado encontrar en ninguna de mis fuentes de topónimos que tenga algún nombre, en el mapa topográfico integrado lo identifico, tiene unos veinte metros de alto, y está en la parte de arriba de una zona de picos que se llama El Fraile).

Paso una pequeña degollada. Ahora voy por el borde de un gran brezal, justo por el límite, por roca o tierra. Paso otra elevación (Cabezo de los Esperanceros, 770m) y tengo que bajar a otra degollada (Minoque) donde hay una pequeña llanura (Hoya de los Acebiños, 760m) donde efectivamente abundan los acebiños. No son grandes, son como arbustos, y tanto los acebiños como los brezos están cubiertos de líquenes verdes. No me dejo tentar por una veredilla que llanea por la ladera hacia la derecha, yo sigo subiendo por la arista. En los 800m ya empiezo a ir por dentro del bosque de laureles, acebiños y brezos. Por algunas zonas el paso es muy complicado, tengo que ir pasando entre las ramas bajas de los árboles, sin ningún camino claro. No dura mucho, después sí hay un espacio entre los árboles y puedo progresar más fácilmente. Paso una última elevación (Cabezo las Helecheras, 860m) ya por dentro del bosque. Todavía se nota la arista de la loma y sigo por ella hasta que llego al punto más alto de la subida (880m), es una colina de cumbre ancha bajo grandes laureles. Aquí ya se han acabado del todo las vistas diáfanas. Podría seguir hacia adelante (el puro Norte geográfico) pero sé que da a la carretera de Anaga, con taludes (también se podría ir hasta el talud y seguirlo hacia la izquierda hasta que se pueda bajar). Prefiero seguir hacia la izquierda, hacia el sendero PR 3, el que sube desde El Pelotón, que sé que está a unos 200 metros. Saco la brújula y empiezo a desplazarme hacia el puro Oeste, me tranquiliza cuando empiezo a ver hitos de monte público, pequeñas columnas de cemento con las letras M P y un número. No es que haya sendero, pero existe un espacio por donde es posible avanzar sin mucha complicación, veo hasta tres hitos de monte público. Pero se me hace largo, el bosque, este bosque, aparte de los mojones de M P no me da ninguna referencia. Mi orientación es por la altitud, no cambiar de altitud, la brújula la llevo a mano, pero no la estoy usando. Y es cuando estoy a un metro del PR 3 que lo veo. Encuentro otro hito en el camino, es un hito precioso cubierto de una planta trepadora de hojas muy pequeñas. Estoy en una zona llana del bosque (Descansaderos de Tierra). Son las dos menos diez. Me ha llevado dos horas la subida desde la cresta entre los barrancos Valle Brosque y El Cercado. Ya llevo cuatro horas de excursión.

Sigo a la derecha por el sendero PR 3 y enseguida llego a la carretera de Anaga. Me echo a la derecha. Con un poco de tráfico, muy soportable, sigo carretera abajo. Compruebo efectivamente que por la derecha hay un talud vertical de varios metros de alto, hice bien en no seguir hacia el norte. En esta pared derecha hay una gran cueva, de las que usaban los antiguos para refugiarse del mal tiempo y descansar en sus largas travesías. Y poco después se abre el paisaje en una curva de 180º hacia las laderas interminables cubiertas de árboles con ligeras variaciones de verde. Verde que se mece con el viento que empieza a batir fuerte. Con una fuerza tremenda que me sorprende. Por momentos siento como si me estuviese ahogando, siento lo mismo que cuando en el mar me entra agua en las fosas nasales. Tras medio km de bajada en una curva cerrada (775m), en el centro de la cuenca fluvial del barranco del Cresal, el viento fuerte se mitiga. Tanto a la derecha como a la izquierda de la carretera todo está cubierto de árboles. Sigo bajando por la carretera, parándome en las zonas más estrechas cuando pasan coches y tras otro medio km desde la curva me impresiona la vista de la ladera, de enfrente, totalmente cubierta de arbustos y árboles que cobran vida al moverse con el viento. Todo esto tiene unas dimensiones enormes. Y por ahí sería muy complicado moverse, los arbustos bajos harían muy difícil avanzar. Después empiezan las vistas hacia el valle del Cresal, con su terrazas anchas y grandes y verdes y sus pequeñas casetas. Voy por la carretera, algo expuesto, pero los coches me respetan y se paran en los sitios estrechos. El bosque es maravilloso a ambos lados. Después de unos diez minutos desde la última curva cerrada me desvío por la izquierda por el camino de Abicore (720m).

He preferido bajar por este camino y no por el de Las Vueltas (a unos 10 minutos, hacia la izquierda de por donde salí a la carretera de Anaga) porque es mucho menos conocido y pasa menos gente. Un cartel advierte de que se pasa por una finca privada, pero hoy en día está en ruinas toda ella. El camino de Abicore con tramos sobre troncos-escalones y por dentro del bosque de laurisilva baja con mucha curvita y esquinas bucólicas, aunque para mí ya está amortizada la excursión de hoy y no me hace tanta ilusión después de los dos grandes tramos del día. Por aquí empiezo a sentir hormigueo en los dedos, primero en unos y después en todos, es persistente. Me mosqueo un poco por si pueden ser problemas de corazón (por la noche mi mujer me tranquiliza y me dice que pueden haber sido por hiperventilación, lo cual es coherente con el tremendo viento y la sensación de ahogo en el tramo por la carretera), poco a poco se me va pasando. El bosque se va aclarando y cuando empiezo a ver afollaos (550m) ya le queda poco. Tras el bosque las vistas se amplían hacia los barrios en lomas de Taganana, en los alrededores crece abundante la lengua de pájaro. En bajada y después de la tremenda subida (de 0 a 900m) esto es muy relajante.

Cuando llego, en perpendicular, a una calle de Taganana (camino Azano-Portugal) tuerzo a la izquierda y sigo bajando por una calle peatonal (Camino Lomo Las Flores) donde me gusta mucho un gran drago muy ramificado, y también las vistas a la izquierda a un barranco con palmeras (El Incensial). Cerca de la plaza consigo agua en un bar (Picar) donde un grupo de rusos habla muy alto en una pequeña terraza. Sigo bajando y paso la plaza con una de las iglesias más antiguas de la isla. Después bajo por otra calle estrecha (La Cuestita). Me gusta mucho pasar por este pueblo de casas antiguas. Cerca de la curva cerrada de la carretera bajo por unas escaleras y tras cruzar el cauce de otro barranco (La Cuesta) salgo a la carretera que desciende hacia la playa. Hay bastante tráfico y tengo que ir muy pegado al arcén, a los bloques de protección. Bajo el roque de las Ánimas se me ocurre hacer una foto de sus nervaduras espectaculares y algo (en las gafas de sol) me cae en los ojos cuando miro hacia arriba. Me ciega. Me empiezan a lagrimear los ojos. Tengo algo. Voy muy despacio, no veo casi nada, entre el picor y las lágrimas está todo borroso. Me tengo que parar cada vez que oigo pasar un coche. De repente la experiencia, de relajada pasa a dramática, no me toco los ojos, sólo alrededor, y mágicamente como ha empezado se va pasando, parece que mis lágrimas lo han expulsado, lo que sea que haya sido. Cómo cambia todo en un momento, es lo que tiene ir expuesto a los elementos.

Al llegar a la playa con mi pinta extraña entre gente en bañador y tumbada me pongo contra un muro, pero el calor es insoportable incluso debajo del paraguas. La playa amplia y llana es muy relajante, emigro al extremo izquierdo y encuentro un lugar pequeño a la sombra donde me quedo (una hora) a esperar la guagua. Me pongo a escuchar música y realmente me parece totalmente fútil mi actividad, yo, como un conejito de Duracell, todo el día de arriba abajo y toda esta gente aquí relajada y disfrutando, me siento absurdo. Absurdo pero muy a gusto, sentado a la sombra en la a

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