Marinda, por Santa Eulalia

Marinda es la cima principal de la sierra de Gibijo y su característico perfil la hace inconfundible. La ruta, con inicio y fin en Santa Eulalia, sube al alto de la sierra y gana la cima por su cresta occidental. Regresamos dando un rodeo por las ermitas de San Antonio y de la Trinidad, y un hermoso bosque que sombrea buena parte del recorrido de vuelta.

En Santa Eulalia tomamos (N) una pista de cemento que asciende hasta una bifurcación inmediata desde donde vemos Marinda.
Seguimos el ramal de la izquierda (NO) que nos aleja de nuestro objetivo, pero enseguida gira y vuelve a orientarse al N, en ascenso por la loma. Pronto acaba el cemento, la pista continúa de grava y alcanza otra bifurcación –el ramal de la izquierda será nuestra ruta de vuelta–.
Continuamos por la derecha (N) y ascendemos en dirección NNE. La subida es muy llevadera y se hace entretenida. En su parte final cruzamos una puerta metálica e inmediatamente alcanzamos la parte superior de la sierra de Gibijo bajo la cota de Los Cotorricos, donde encontramos un cruce.
Dejamos el ramal de la izquierda, que usaremos para volver, y seguimos de frente (NE) un tramo muy breve en ligero descenso. Enseguida encontramos un desvío a la derecha (SE) que llanea hasta el portillo de Arrate.
Aquí dejamos el camino principal y por un desvío que sale a la derecha (SE) remontamos ligeramente una loma despejada para situarnos en el collado Orramuta, al pie de la cumbre.
Cruzamos la puerta metálica y prestamos atención a los hitos que aparecen justo a la izquierda. Estos marcan un sendero que primero remonta la ladera (E) y luego hace una pequeña travesía horizontal durante algunas decenas de metros (S) y nos coloca en el inicio de la cresta occidental. Por ella discurre el sendero (E) que, tras flanquear un par de resaltes por la izquierda, alcanza la cumbre de Marinda (vértice geodésico, cruz y buzón).
Regresamos por el mismo camino hasta el cruce del alto de la sierra y, en lugar de bajar de frente, tomamos el ramal de la derecha (NO) en ligero ascenso por una pista ancha y de grava que bordea la cota de Los Cotorricos para llegar a la valla que rodea la ermita de San Antonio.
Después de visitarla, continuamos por la pista hasta un paso canadiense. Nada más cruzarlo, abandonamos esta pista y nos desviamos a la izquierda (ONO) por un sendero apenas marcado en el terreno que discurre paralelo a una alambrada. Más adelante el sendero se orienta al NO y se hace camino poco antes de llegar a un cruce con paso canadiense.
Giramos a la izquierda (SO) por una pista que abandonamos casi de inmediato, cuando la pista gira a la derecha. Nos desviamos a la izquierda (S) en ligero descenso hacia una vaguada donde encontramos, tras una bajada por terreno rocoso, la ermita de la Trinidad –amplia y muy cuidada–.
Al salir del entorno de la ermita encontramos una bifurcación –el ramal de la derecha es el acceso de vehículos–. Continuamos por la izquierda (S) por una pista inicialmente de grava que enseguida se cubre de hierba y discurre por un hermoso bosque de pinos y otras especies. La pista pierde altura con comodidad, traza algunas curvas y desciende hasta un arroyo que cruzamos para continuar descendiendo otra vez en dirección S. Finalmente salimos del bosque y enlazamos con una pista.
Giramos a la izquierda (ESE) pero enseguida volvemos a orientarnos al S para terminar confluyendo con la ruta de subida en la segunda bifurcación. Por el camino antes recorrido completamos el descenso hasta Santa Eulalia.