Markina-Kurutze-Urregarai-Bedartzandi

Urregarai y Bedartzandi, dos centenarios de Bizkaia que poco tienen que ver con los clásicos montes cubiertos por pinares de esta provincia; esos son nuestros objetivos en esta ocasión. Kepa y Mikel me acompañaron en esta aventura de 16km y 800 metros de desnivel, en la que tuvimos la ocasión de contar los 223 escalones que llevan hasta la ermita de Santa Eufemia.

Quedamos en un amplio parking que hay en el centro de Markina-Xemein; los primeros pasos nos llevan a un pequeño puente para cruzar el río Artibai y después giramos a la izquierda, para tomar el camino que lleva hacia Ntra. Sñra. De Erdotza(SW).

Caminando paralelos a la BI-633, dejamos a nuestra izquierda un curioso parque con un boulder al aire libre y a continuación cruzamos la carretera para tomar la calle de los caseríos de Abeletxe (NW). En lo alto del barrio, cruzamos una langa para adentrarnos en un prado y tomar la senda que se adentra en el pinar. Saldremos a la pista del camino normal (nuestro ascenso hasta aquí era una variante) a la altura de la entrada de la cantera; y desde aquí el camino nos llevará hasta un cruce en el que giraremos a la izquierda, para llegar por pista al caserío de Igotz.

Una vez superado el caserío, cuando llegamos al alto, decidimos seguir por la cresta que hay a nuestra derecha; a pesar de que en un principio teníamos pensado ascender a Zapola, resulta más interesante coger el inicio del cordal del Bedartzandi aquí. Hay alguna traza de sendero que nos indica el mejor camino a seguir, superamos pequeños resaltes de caliza y coronamos en el alto de Kurutze (592m.). Aquí decidimos bajar al collado Santa Eufemiako Zelaixe (560m.), ya que sino luego nos quedaría a desmano el ascenso a Urregarai.

Desde el collado buscamos la senda que asciende hacia Urregarai; la cual lleva a un descampado con un bloque de caliza a modo de altar y aquí comienzan las famosas escaleras que llevan a la ermita de Santa Eufemia. En algunos sitios comentan que son 220 las escaleras a superar, en otros 222, pero a mi al contarlas me salieron 223... qué mejor excusa para que las contéis vosotr@s cuando vayáis. Tras la ermita, se encuentra la cima (Urregarai o Igotz 704m.); desde la que tenemos unas panorámicas de fotografía, Aizkorri, Anboto, Oiz, Gorobel y Lunada en un día claro, la costa de Lekeitio y Ondarru...

No nos quedamos mucho más arriba, que anda un aire fresco que te deja helado; y volvemos al collado para pasar junto a la bolera y seguir por el sendero difuso que asciende al Bedartzandi. En este punto encontramos por primera vez en el día de hoy marcas del GR-38.1, variante de la Ruta del Vino y el Pescado. En poco tiempo coronamos la cumbre: Bedartzandi (699m.).

Aprovechamos para hacer el hamaiketako en la cima, ya que después toca emprender el largo regreso. Para ello, continuamos unos metros al sureste, por la ladera norte del Bedartzandi; y seguimos un estrecho sendero que se dirije al bosque de encina cantábrica. Un pequeño poste junto al sendero, nos indica que debemos descender a la izquierda (NE); marcas del GR 38.1 vuelven a aparecer en nuestro camino y un cartel con indicación de Amoroto nos hace saber que vamos por el buen camino.

Al llegar a un hayedo, entre las cimas de Iduinaga y Arraskea, abandonamos el GR y continuamos de frente; para alcanzar una pista en poco tiempo. Descendemos por el camino durante largo tiempo, y en las siguientes dos bifurcaciones optamos por la pista de la izquierda; para acercarnos al área de esparcimiento de Gabaro, donde hay unas increíbles simas, en medio de un prado con mesas.

Volvemos atrás hasta el cruce del PR-BI-26.1, camino de vuelta a Markina por Axpe. El sendero pierde altura pasando junto a la cantera de Gabaro y tras dibujar un par de zetas, se cruza una langa verde para tomar la senda que llega al barrio de Axpe. Tras pasar junto a la famosa sidrería, buscamos la carretera general; por la que regresamos a Markina. Kepa tiene prisa, y al llegar al pueblo se va directo al coche, pero Mikel y yo decidimos hacer un poco de turismo y vamos a visitar la impresionante iglesia de este pueblo. Después volvemos al coche, contentos, con un buen sabor de boca...