Marmolejo: Arroyo del Comisario. Barranco del Agua. Finca pública y Vértice El Baldío (circular desde el Balneario)

Todo la ruta discurre por camino público y sigue los pasos del gran PJCastro.

Echamos a andar en el histórico Balneario de Marmolejo, hoy convertido en parque público, cruzando el Guadalquivir por el bonito puente anexo. Andamos algo más de un kilómetro por la ribera del río, hasta llegar a la presa de Marmolejo, que sigue proporcionando energía hidroeléctrica a la zona. Andamos por un sendero ornitológico, algo que no hace falta ni que nos digan, pues en todo momento los cantarines nos alegran el paso.

Continuamos río arriba hasta la junta del Arroyo del Comisario, el cual ascenderemos por un bonito camino que, pronto, deja el aburrido olivar para entrar en el Monte Público El Baldío. De su nombre puedo imaginar que no fue privatizado por no ser fértil, para suerte de los caminantes. Hemos abandonado el sendero ornitológico, pero no el GR48, cuyos hitos de madera nos acompañan durante un gran tramo. El Arroyo del Comisario está seco en estas fechas, no así el Barranco del Agua, que hace honor a su nombre incluso en esta dañina sequía que nos asola. Triburario del anterior, tenemos que vadearlo varias veces, algo que quizás se complique en época de lluvia; a pesar de merecer la pena, pues el monte estará en todo su esplendor si corrieran todas las torrenteras.

Dejamos la pista para coger un estrecho sendero con importante pendiente, que nos sale a la izquierda. Este es el tramo anaeróbico más importante de la ruta, pero los escalones que forman el suelo pizarroso nos ayudan a traccionar e ir subiendo poco a poco hasta un bonito mirador situado en un falso collado. Descansamos unos minutos en una mesa de picnic allí colocada y seguimos subiendo hasta la pista que nos lleva de Marmolejo hasta el Santuario de la Virgen de la Cabeza. Andamos, trotamos unos kilómetros con buenas vistas al valle, nubladas por la bruma de las numerosas y asquerosas orujeras que se nos reproducen como pulgas, añadiendo más efecto invernadero al valle del Guadalquivir, como si nos hiciera falta.

Poco después de pasar el Cortijo del Baldío, giramos a la izquierda para entrar de nuevo en dicha finca pública, cerca de un campo de tiro. Buscamos el vértice del Cerro Baldío, que no aporta nada a la ruta más que la estúpida manía que tenemos los montañeros de tocar los vértices. Se baja por un cortafuegos, con la pequeña dificultad técnica que ello siempre conlleva. Encontramos la salida de la finca pública y acto seguido cogemos una sendilla que va paralelo al arroyo Valhondillo, bonita en ocasiones, incluso ocasionalmente sombreda, algo que se agradece ya en estas fechas. Conectamos con el camino de ida a la altura de la presa y desandamos los primeros pasos hasta volver al Balneario.