Martín Muñoz de Ayllón. Chorrera del Río Vadillo. Ermita de Ntra. Sra. Hontanares (Riaza)
near Martín Muñoz de Ayllón, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
El primero de ellos (circuito 8) nos lleva en algo menos de 3 kilómetros desde la localidad de Martín Muñoz de Ayllón hasta la Chorrera del Río Vadillo y es un magnífico paseo en el que podremos conocer este pueblecito segoviano perteneciente al municipio de Riaza, disfrutar de unas buenas panorámicas de la llanura segoviana, adentrarnos en un pequeño robledal y deleitarnos con el sonido del agua de los dos arroyos por los que cruzaremos y, por supuesto, de la chorrera.
Antes de adentrarnos en el robledal, atravesaremos primero por una zona en los que pequeños robles y jaras van ganando terreno sobre lo que antaño tuvo que ser tierra de cultivo o de pastola, y más adelante, por la Pradera del Maillar, en la que podremos descansar en un banco situado estratégicamente a la sombra de un roble.
De Martín Muñoz de Ayllón cuentan que antaño tuvo canteras de pizarra de donde salieron piezas para la construcción de la cubierta del Palacio de La Granja así como para el solado de la Catedral de Segovia. Destaca la iglesia de San Martín de Tours, patrono de la pedanía.
Como curiosidad histórica en relación al origen del nombre del pueblo de Martín Muñóz de Ayllón, dicen que hacia 1080 un caballero de Burgos llamado Martín Muñoz tomó por esposa a Gimena Bagudo, hermana de Pedro Rodríguez, militar de distinción a quien había tocado vastas tierras en la distribución que se hizo. Llevó en dote toda la campiña, y su marido pobló y restableció muchos pueblos a los que dio nombres de su familia. Así nacieron los pueblos de Martín Muñoz, Blasco Muñoz, Gutiérrez Muñoz y Armuña, nombre de una hija suya. Dicho caballero, contemporáneo del Cid y general suyo (así aparece en el Cantar del Mío Cid), formó parte importante de la Reconquista.
Al segundo y tercer tramo (parte de los circuitos 4 y 12) se enlaza desde las inmediaciones del pueblo de Martín Muñoz de Ayllón y lleva hasta la Ermita de Nuestra Señora de Hontanares después de atravesar un bonito robledal, en el conviven los robles con pinos de repoblación, y de disfrutar de unas fantásticas panorámicas de la llanura segoviana desde el Mirador de Peñas Llanas.
Cerca del aparcamiento del Mirador, tomaremos a mano izquierda por un pequeño sendero que se adentra en un bosque de robles melojos (Quercus pyrenaica) y que discurre en paralelo a la pista asfaltada de acceso a la ermita de Hontanares.
Este camino es una preciosidad por la cantidad de musgo que podremos encontrar tanto en otoño como en invierno.
En el restaurante "Ermita de Hontanares" que se encuentra junto a la ermita (https://maps.app.goo.gl/48gfwUh7iWMZxJSJ7) se puede reponer fuerzas con platos de cuchara, salteados de setas, carnes a la piedra y buenos postres segovianos, o simplemente, tomar un café.
La vuelta la haremos por donde veníamos (en este primer tramo, por la pista si buscamos el confort de andar un poco por asfalto) pero tras descender por el cortafuegos, giraremos a mano izquierda siguiendo la indicación hacia Martín Muñoz de Ayllón, donde llegaremos al cabo de algo menos de un kilómetro.
Ruta fácil y disfrutona ideal para hacer en otoño cuando la naturaleza nos muestra todo el colorido que atesora...
Waypoints
Iglesia de San Martín de Tours
La iglesia está situada en la parte más meridional de la localidad, en un paraje de gran belleza, rodeada de vegetación y con una preciosa panorámica de la sierra. Se encuentra por tanto aislada del caserío, con amplios terrenos que le rodean por todos sus lados y la única presencia del cementerio en el costado septentrional. Conserva en la actualidad algunas piezas sueltas como testimonio de lo que debió ser su fábrica románica. Al exterior presenta un aspecto sobrio y austero, con unos muros de mampostería con refuerzo de piedras de mayor tamaño en las esquinas, componiéndose de cabecera recta, una nave y espadaña a los pies. En el cuerpo que pudo haber sido pórtico se encuentran unos sillares abocelados en una de las esquinas -sin duda reutilizados- y un arco de acceso en su parte oriental. Este es un esbelto arco de medio punto, de perfil abocelado, que apea en jambas sin ornamentar, realizadas en sillería la mitad superior y piedras mayores y con menos trabajo de talla, la inferior; unas piezas compuestas por filete y bisel hacen la función de impostas. Llama la atención en este conjunto la presencia sobre la clave del arco de una pieza esculpida cuya rudeza de talla y primitivismo le hacen verdaderamente singular; se trata de una figura femenina, al parecer sedente, mostrando sus desnudeces representadas toscamente, al igual que sus extremidades, las manos apoyadas en sus rodillas y unos pies donde mínimas incisiones señalan la presencia de los dedos. El rostro carece de caracterización y singularización alguna, limitando la talla a perfilar los ojos, nariz, boca y orejas. A falta de mayor información, cabe suponer que se trate de un canecillo descontextualizado. En el interior del espacio quizá correspondiente a un antiguo pórtico, se encuentra la portada del templo, situada en su flanco meridional, de apariencia muy similar al arco citado anteriormente. Con unas proporciones también esbeltas, un único arco de medio punto apeado en jambas conforma un conjunto; ambos elementos, arquivolta y jambas, presentan un pequeño bocel en sus aristas y los capiteles, sin trabajo de talla, se limitan a unas piezas prismáticas. El interior ha sido renovado recientemente, presentando en la actualidad una sola nave cubierta con armadura de madera, arco toral cuya luz abarca todo lo ancho del espacio y cabecera recta cubierta también con madera. Conserva sin embargo dos piezas relacionadas con la fábrica anterior; la primera es una columna descontextualizada que sostiene una pila aguabenditera de igual condición; mientras que la segunda es la pila bautismal, con perfil de cascarón y vaso liso, luciendo una moldura recta en la embocadura por toda ornamentación. Sus medidas exteriores son de 107 x 59 cm y se sitúa sobre un tenante liso de 16 cm. Los restos fragmentarios que se conservan no permiten ser datados con anterioridad a mediados del siglo XIII. La cubierta del edificio se derrumbó en 1994 y pasaron unos años hasta que con el esfuerzo de los vecinos se pudo acometer la rehabilitación. Como consecuencia de aquel derrumbe, son pocas las imágenes que se han conservado y tan sólo fragmentos de un retablo. Menos la espadaña, todo el edificio es de mampostería en la que se mezclan piedras rojas, negras y blancas. Consta de una sola nave rematada por una cabecera ligeramente más alta. En el interior, ambas se comunican través de un arco de medio punto pintado de rojo que vuela de lado a lado. Al fondo de la nave se levanta el coro y se dispone la pila bautismal, quizás románica, decorada con una sencilla línea. En el lado sur se adosó un sencillo atrio para proteger la entrada. Sobre su puerta se ha redispuesto un canecillo románico decorado con un motivo erótico. Dentro del atrio se conservan los fragmentos de las tablas pintadas de un retablo, entre las que podemos distinguir los siguientes temas: El Calvario, san Martín de Tours, la Virgen con el Niño y la Adoración de los Reyes Magos. En la cabecera se conservan imágenes de cierto interés como dos tallas de Cristo crucificado y un Niño de la Bola (siglo XVII). El sagrario es de estilo barroco. En la puerta enmarcada por columnas acanaladas en espiral y con capiteles jónicos, aparece Cristo resucitado. La imagen de San Martín de Tours es muy moderna y representa el momento en el que el santo, vestido de soldado, le regala su capa a un mendigo.
Ermita de Nuestra Señora de Hontanares
En el término municipal de Riaza, en un lugar privilegiado se encuentra la ermita de Nuestra Señora de Hontanares. A 1.450 m. de altitud y enclavada en medio de un claro en un bosque de robles, se puede ver desde aquí el Pico del Lobo, la estación de esquí de La Pinilla, Riaza y otros pueblos del entorno. La ermita fue construida en el año 1606 con dos grandes estancias; una la propia iglesia y otra la antigua hospedería. En el interior sobresale el retablo mayor presidido por la imagen de Nuestra Señora de Hontanares. La ermita ocupa el lugar en el que anteriormente existía la iglesia de la aldea de Fontanar, hoy ya desaparecida. Una de las leyendas sobre esta ermita nos cuenta que la imagen de la virgen se protegió en una cueva de la invasión musulmana. Ya en la Reconquista, debido al mal tiempo reinante, un pastor fue a la cueva para cobijarse y se encontró con la talla junto a una fuente de la que manaba gotas de aceite que mantenía encendida la luz de una lámpara. El pastor empezó a utilizar esas gotas pensando que tenían propiedades y el aceite se convirtió en agua. En la actualidad, esta fuente se denomina como la de las Tres Gotas. En el lugar se puede divisar una cruz.
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