MARTÍN MUÑOZ DE AYLLÓN-MIRADOR PIEDRAS LLANAS-ERMITA DE HONTANARES-RIOFRÍO DE RIAZA-PUEBLOS NEGROS

Marcha realizada el sábado 8 de octubre de 2016
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Ya es la segunda ocasión en la que tenemos que cambiar los planes por las dichosas y frecuentes monterías de esta zona segoviana. Toda la ladera oeste de la cuerda del cerro Merino y la Buitrera estaba tomada por los cazadores, y de ahí la imposibilidad de subir hasta la cuerda, desde la ermita de Hontanares, como era nuestra intención.

Como ya íbamos camino de la ermita, cuando nos encontramos con la inesperada sorpresa, en lugar de regresar decidimos continuar hasta el pueblo de Riofrío de Riaza. Para ello, salimos desde el pequeño y tranquilo pueblo de Martín Muñoz de Ayllón por el camino a la ermita de Hontanares, con rumbo oeste. Por un viejo camino que lleva desde el pueblo hasta las eras, conectamos muy cerca de una fuente con pilón, con el sendero que entre tupido robledal se encamina hacia el mirador de las Pîedras Llanas. Aquí el rumbo vira al sur y la pendiente se hace cada vez más pronunciada, hasta llegar al cruce con la pista asfaltada, cerca del aparcamiento. Dicha pista, en realidad corresponde con el viejo camino a Riaza, y es en este aparcamiento en el que están los coches y carros de las rehalas de perros. Decidimos continuar por dicha pista asfaltada, durante algo más de un kilómetro hasta la ermita de Hontanares, en la que coincidimos con una sonora y bulliciosa boda, en la que el sonido de los petardos, aquí abajo, se intercala con el de los tiros, cientos de metros más arriba. Dejamos la zona recreativa con fuentes y barbacoas a nuestra derecha, para continuar por la pista de tierra, que con el mismo rumbo sur se dirige hacia Riofrío de Riaza. Desde la ermita hasta dicha población, no llega a los cinco kilómetros el tramo que cubriremos, con bastante calor y sequía para la época en la que nos encontramos, dando buena fe de ello, la víbora áspid con la que nos cruzamos. También pudimos ver por nuestra derecha, una par de caminos que bajaban hasta Riaza, así como una curiosa plantación de frutos del bosque, un kilómetro antes de llegar a Riofrío de Riaza. La vuelta la hicimos por el mismo camino, aunque ya con la boda acabada y con los cazadores y perros recogidos.