Más armerias euscadiensis al oeste del emisario de Ulia (3).
near Ategorrieta, País Vasco (España)
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Itinerary description
Viene al pelo lo de “no hay dos sin tres”, referido en este caso a la búsqueda de la flor “Armeria Euscadiensis” por el litoral del monte Ulia.
Esta vez, en lugar de ir por la parte oriental del emisario submarino, donde encontré un pequeño ramillete de estas bonitas flores, he peinado la parte occidental.
Enseguida te encuentras con las primeras herbáceas de flor rosácea sobre una atalaya de lujo, con vistas de los acantilados de Jaizkibel y hacia occidente con un impresionante farallón casi vertical.
No me extraña que nuestra buena amiga Joana, en su franja horaria, tras su madrugón se haya quedado allí mismo tendida en profunda meditación, contemplando ese paisaje único, sintiendo esos sonidos de la naturaleza: gaviotas y oleaje rompiendo sobre los acantilados.
No era mi caso, pues con la e-bike había llegado en apenas 18’ y con “hambre” de naturaleza. Así que he seguido hasta encontrarme con otro txoko de flores, incluso hasta blancas, pero ya en el mismo borde del acantilado: no apto para el personal con vértigo.
Y al fondo el barranco en forma de V, que parecía un jardín botánico natural, con cientos, cientos... y cientos de flores, en sendas laderas.
Así que la próxima habrá que bajar directamente hasta el fondo para disfrutar de cerca de semejante explosión floral. Tendré que llevar bastones pues el descenso es bastante pronunciado. Y de paso gozar de las geoformas de la peña de enfrente.
Claro, y todo en el tiempo reglamentario de las 2 horas, no sea que me vuelva a encontrar en el cruce de arriba con la patrulla de la Ertzaintza.
Esta vez, en lugar de ir por la parte oriental del emisario submarino, donde encontré un pequeño ramillete de estas bonitas flores, he peinado la parte occidental.
Enseguida te encuentras con las primeras herbáceas de flor rosácea sobre una atalaya de lujo, con vistas de los acantilados de Jaizkibel y hacia occidente con un impresionante farallón casi vertical.
No me extraña que nuestra buena amiga Joana, en su franja horaria, tras su madrugón se haya quedado allí mismo tendida en profunda meditación, contemplando ese paisaje único, sintiendo esos sonidos de la naturaleza: gaviotas y oleaje rompiendo sobre los acantilados.
No era mi caso, pues con la e-bike había llegado en apenas 18’ y con “hambre” de naturaleza. Así que he seguido hasta encontrarme con otro txoko de flores, incluso hasta blancas, pero ya en el mismo borde del acantilado: no apto para el personal con vértigo.
Y al fondo el barranco en forma de V, que parecía un jardín botánico natural, con cientos, cientos... y cientos de flores, en sendas laderas.
Así que la próxima habrá que bajar directamente hasta el fondo para disfrutar de cerca de semejante explosión floral. Tendré que llevar bastones pues el descenso es bastante pronunciado. Y de paso gozar de las geoformas de la peña de enfrente.
Claro, y todo en el tiempo reglamentario de las 2 horas, no sea que me vuelva a encontrar en el cruce de arriba con la patrulla de la Ertzaintza.
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