Maspalomas - Arteara

Comenzamos en el centro de salud de Maspalomas la que para nosotros debe ser la primera etapa del Camino de Santiago en Gran Canaria. Desde ahí arranca una pista que asciende por el barranco de Fataga y termina desembocando, 14 km más allá, en Arteara.

La pista se recorre muy cómodamente y quizá su principal problema sea coexistir con los ciclistas que, en ocasiones, toman curvas sin visibilidad en descenso a velocidades poco prudentes.

Los primeros tres kilómetros de recorrido tienen poco atractivo, entre edificios, autopista y machacadora (y residuos de todo tipo tirados, que cualquier sitio vale como vertedero). Sorprende ver todo el cauce del barranco de Fataga colonizado por el rabo de gato.

A medida que se avanza se aprecia la grandeza del barranco de Fataga, con sus paredes verticales y sus laderas cubiertas de vegetación baja, especialmente de tabaibas y cardones, aunque también abundan las tuneras y algunos ejemplares de tajinastes blancos florecidos. Por suerte, las recientes lluvias han dado un precioso tono verde a todo el entorno y dejan un pequeño reguero de agua, apreciable en algunos puntos del barranco.

Destaca también la vista del acueducto de Los Muchos Puentes y la curiosa formación rocosa que llaman El Gorro del Capitán.

A los siete kilómetros, la pista deja el cauce del barranco para empezar a ascender por la ladera oeste. La subida no tiene demasiada pendiente, pero el sol no da tregua, puesto que no hay ni una sombra en la que refugiarse. A pesar de encontrarnos en febrero, el calor se hacía notar progresivamente a medida que avanzaba la mañana.

A los 12 km nos cruzamos con la pista que viene de Ayagaures, pero continuamos recto otro medio kilómetro hasta encontrar la desviación a Arteara. En ese punto arranca un sendero bastante estrecho que desciende hasta el pueblo, con una pendiente relativamente fuerte y con mucha piedra suelta, lo que lo hace bastante incómodo para caminar en sus primeros tramos. Siguiendo el sendero llegamos al mirador de la necrópolis de Arteara y, un poco más adelante al centro de interpretación, que marca el final de carretera que une el pueblo con la carretera general GC-60.

Quisimos acceder al pueblo atravesando el palmeral, pero el cauce estaba inundado con un caudal no demasiado profundo, pero no íbamos preparados para caminar por agua, por lo que tuvimos que finalizar la ruta por la misma carretera