MATADERO-REFRENTÓN-MINGO ANDRÉS

La ruta comienza frente al matadero de Villar de Olalla. Desde la carretera, este macizo se muestra con barrancos sugerentes y, por fin, pretendemos explorarlos un día ventoso y frío.
El camino discurre mayoritariamente por un valle y las alturas meridionales que ocupaba un anticlinal que hoy aparece desventrado. Los estratos de uno de sus flancos aparecen en el arroyo del cahorzo y, sobre todo, en la Puerta del Hocino. Como resultado de la acción erosiva sobre estos materiales del Cretácico, ha quedado un valle levantado sobre el del Júcar, feraz y cultivado, y drenado por arroyos estacionales que salen fuera del macizo por barrancos espectaculares.
Al principio avanzamos por el camino que recorre el valle, entre tierras de labor. Luego dejamos la pista y avanzamos campo a través hasta llegar a una valla de una finca. Dejaremos siempre la valla a nuestra izquierda y admiraremos las espléndidas vistas del valle que hemos recorrido antes y, a lo lejos, la vega del Júcar, Cuenca, Villar de Olalla y más poblaciones. Una elevación con chaparros en el centro del valle nos muestra los únicos terrenos del Jurásico que ha respetado la erosión en la zona. La marcha es dificultosa y miramos con envidia el camino al otro lado de la valla.
Cuando esta gira bruscamente, nosotros seguimos buscando el cerro de Mingo Andrés, de 1112 metros de altura. Tras coronar, hemos hecho la bajada de este cerro por un arroyo estacional que, al final, se muestra impracticable y debemos esquivar su caída por otra pendiente también muy peligrosa. No es la mejor opción, aconsejamos (si alguien hace esta ruta) seguir por la margen del cerro, aunque sigue siendo muy empinada, hasta encontrar un camino y una tinada en buen uso. Pero, claro, eso lo sabemos ahora, después de hacer la ruta...
Como colofón, casi al final, atravesamos un precioso tormagal horadado entre las dolomías de la Ciudad Encantada, que afloran bien aquí, y que nos reconforta con sus sugerentes formas, antes de acabar la ruta. Gracias a Víctor, Tristana y Jaime que me acompañaron en esta laboriosa ruta.