Mazagón - Matalascañas

Ruta por la orilla del Atlántico agradable para realizarla un día con amenaza de lluvia constante y fresco de temperatura, como el que tuvimos la suerte de pillar.
Desde el pueblo de Mazagón, donde bajamos a la playa el paisaje es bastante monótono, ya que invariablemente tienes la duna fósil a la izquierda y las olas a la derecha.
Muy interesante, sin embargo, si te llama la geología o la geomorfología porque esta formación costera, la duna, tiene unos 15.000 a 20.000 años y la acción del viento, la lluvia y el mar la han ido moldeando durante todo este tiempo dejando un aspecto acarcavado y estratificado en colores, donde se puede leer lo ocurrido en la zona en los últimos 200 siglos, muy llamativo.
Además, la posibilidad de encontrar restos de animales marinos como la enorme tortuga laúd de la foto, medusas, etc... O, incluso, si la ruta se hiciera de noche, no en nuestro caso, mamíferos de los que pueblan el pinar de repoblación que corona el acantilado y alcanza hasta varias decenas de kilómetros al interior (es parque natural), puesto que todo el tiempo pueden verse sus huellas impresas en los toboganes de arena (conos de deyección) por donde les resulta cómodo descender hasta la playa.
Un par de cosas a tener en cuenta a la hora de programar esta ruta: el horario de mareas. (www.tablademareas.com) Tenéis que intentar empezar a caminar con la marea descendente, si no, es fácil que os pille la pleamar antes de alcanzar Matalascañas y el problema no es andar por la arena seca, sino que hay tramos donde el agua llega a tocar la pared.
La otra es que no hay agua potable en todo el recorrido. Llevad provisión y que la disfrutéis.