Meandro del Duero (Pinilla de Fermoselle)

Esta ruta es sencilla de realizar, no hay que tener grandes cualidades físicas para hacerla y, sin embargo, el paisaje que podemos ver es espectacular, más aún si la visita es en primavera.

Partimos de la plaza, justo detrás de la iglesia. Tomamos la última calle que sale a la derecha. Caminamos unos metros por ella y seguimos por un camino estrecho y descendente que encontramos a nuestra izquierda. Es una bajada pronunciada, bonita y con mucha vegetación: encinas, lavándulas, escobas y jaras. En primavera es una amalgama de flores y de colores digna de ver.

Enseguida llegamos a un camino más ancho, el GR-14 (Senda del Duero), señalizado con postes con marcas rojas y blancas, que nos acompañarán y guiarán durante un buen tramo de nuestro trayecto. Continuamos por él adornado en sus laterales por miles de flores blancas de las jaras, pero también con otras floraciones.

No mucho más adelante tenemos que girar hacia la izquierda (si continuáramos de frente llegaríamos a una barrera metálica) siguiendo los postes de la Senda del Duero. Aunque ya hemos visto el río, no es aún la mejor vista. Poco a poco la vegetación se va abriendo y ya podemos contemplar mejor el río.

Descendemos por un sendero de mal firme. Al llegar a la zona más baja seguimos el camino girando a la derecha e iniciando una subida larga y empinada. Al llegar arriba continuamos por la estrecha senda flanqueada por la ladera de la montaña y por la caída hacia el río. Ya vemos el meandro perfectamente, pero aún no estamos justo en frente.

Poco después lo conseguimos, nos situamos en la parte central del meandro. Allí mismo hay, unos metros más abajo del camino, una roca que sobresale hacia adelante. Bajamos hasta ella, desde podemos contemplar la mejor vista del meandro o del recodo de Fallas Malas, como lo llaman en el pueblo.

Tras la parada para recrearse con las vistas, regresamos al camino, que sigue avanzando por el lateral de la montaña. Vuelve a descender y, al llegar a la parte más baja, abandonamos el GR-14 y giramos noventa grados a la izquierda, entrando en un camino más ancho que el que traíamos. Allí mismo comenzamos a ascender por dicho camino viendo a nuestra alrededor los desastres del fuego que arrasó la zona en 20107. Son muchos los árboles quemados entonces, convertidos ahora en auténticos esqueletos.

El camino se une, al terminar la subida, de nuevo al GR-14, que en este caso nos dirige hacia el pueblo. Primero por una zona más abierta, pero después nos sumerge en una zona con mucha vegetación, muy frondosa y bonita. Continuamos por este camino, descendemos, ascendemos, volvemos a descender y, por último, subimos una vez más y ya enfilamos hacia el pueblo, que lo tenemos a nada...

Al terminar el paseo enfilamos hacia el pequeño bar que hay en la localidad, donde saciamos nuestra sed e intentamos, como turistas, dejar un pequeño beneficio en el pueblo.