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Mesa del Ramonal, de María Jiménez a Valleseco

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Trail stats

Distance
3.22 mi
Elevation gain
1,555 ft
Technical difficulty
Difficult
Elevation loss
1,552 ft
Max elevation
1,447 ft
TrailRank 
34
Min elevation
33 ft
Trail type
One Way
Coordinates
162
Uploaded
August 20, 2023
Recorded
August 2023
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near Barrio de la Alegría, Canarias (España)

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Itinerary description

• Excursión 1499. 24 Julio de 2023. Lunes.
Mesa del Ramonal
Municipios: Santa Cruz
ENP: Parque Rural de Anaga
De 15 a 18.50h. De 10 a 480 a 10m.
Distancia: 5,9k. Duración: 3h 50m.

En la excursión (la 1494) en que subí desde María Jiménez por la cresta de una loma hasta el Chiguel estuve hablando con un hombre que vive en las casas en la ladera que están subiendo por unas escaleras en el principio del barranco. Le pregunté por si había caminos que subiesen hasta lo alto de la ladera de enfrente donde hay una planicie inclinada, una mesa (Mesa del Ramonal). Me dijo que sí y que empezaba en un chamizo cerca de las últimas casas al otro lado. No me explicó por dónde empezaba el sendero desde abajo. Después a medida que iba subiendo por la cresta en aquella excursión me di cuenta de que yo ya había subido a esa planicie, pero desde el otro lado, desde el barranco de Valleseco (excursión 1159).

He estado estudiando por dónde pueden ir los caminos con las fotos del terreno del visor del Gobierno de Canarias (ortofoto territorial, ortofoto urbana de alta resolución e incluso la ortofoto infrarroja) y he descubierto dos tramos claros que van pegados a un risco en el borde superior de la ladera.

Hoy regreso a esta zona por la que estoy haciendo últimamente muchas excursiones, el barrio de María Jiménez. Tomo la 910 en el intercambiador y me bajo como medio km antes de la entrada al barrio. Me bajo para estudiar un posible acceso alternativo desde la carretera. Hace bastante calor, no pasa nadie por la acera (es un lugar popular con los caminantes), el tráfico es ligero. Me lo tomo con calma, es decir, camino muy despacio. Me he bajado enfrente de un recinto con grandes depósitos (Dársena de Petróleos), vallado, claro. Después viene un risco muy vertical, bastante inaccesible, por un pequeño barranquillo (Ramonal) se podría subir, pero no veo ningún sendero claro. Lo que me gusta es descubrir una caseta-cueva donde parece vivir alguien en lo alto de la ladera, tiene acceso por la derecha. Cuando me veo a mí mismo mirando por los prismáticos hacia la cueva me doy cuenta de que ya estoy en plan explorador y logro ver esa ladera rocosa e inhóspita con nuevos ojos. A mi derecha los grandes camiones pasan a toda velocidad por la vía de servicio del puerto que está unos metros por debajo. Me acerco a un pequeño jardín a ver como aparecen rápidos y hacia mí y pasan de largo.

Cruzo la carretera, cada vez siento más el calor fuerte que hace en este sitio. Al llegar a María Jiménez me meto a la izquierda por una calle estrecha (San Juan Evangelista) a la sombra. De nuevo al sol paso una placita (a la derecha, San Juan) y unos cien metros después tuerzo a la izquierda por una calle peatonal con escaleras. Me echo a la izquierda para ir a la sombra de unos árboles frondosos. Parece que las piernas me pesan el doble cuando lentamente empiezo a subir los escalones. Después sigo subiendo por escaleras y cruzando las calles de esta zona nueva de María Jiménez con adosados de aspecto moderno y agradable, cruzando calles con nombres italianos: Milán, Sicilia, Nápoles y cuando llego a la siguiente calle (Venecia) tuerzo a la derecha (ya no hay más escaleras). Hace un calor fortísimo, lo noto al salir de nuevo al sol. No tengo ni idea de por dónde atacar la ladera. De momento tengo que sortear las calles para poder tener una visión de la ladera. En unos 50 metros llego a una curva cerrada donde llega un barranquillo (La Quebrada) desde tengo la primera visual amplia de la ladera. No veo claro meterme por el cauce. Recorro toda la curva. La siguiente calle (Lombardía) tiene dos niveles, sigo por el de arriba. En unos cien metros empiezo a subir por otra escalera. Me gusta ir por escaleras, es la manera más organizada de subir una cuesta. En la siguiente calle (Lacio) tuerzo a la derecha. Un poco antes del final de la calle (sin salida) subo por otra escalera. Paso La Toscana y al llegar a Calabria tuerzo a la derecha, la recorro y llego a la última calle (Umbria) y aquí, y a la derecha, veo una puertecita de madera (¿verde?), abierta, que da al cauce del barranquillo (La Quebrada). De entrada, pienso que lleva solo a una caseta vallada al otro lado. No tiene buena pinta, sólo por cerciorarme, paso la puerta, cruzo el cauce somero del barranquillo y cuando llego a la caseta me doy cuenta de que por debajo hay un camino que sigue hacia la esquina de una loma. ¡Fantástico! Todavía es pronto para pensar que por aquí es el camino, pero, de entrada, me parece mágico, e increíble que lo haya encontrado, así, medio a lo loco.

Lo que más me gusta ahora, además de ir encontrando el sendero, que sube por una arista rocosa, es la altura que voy ganando y la vista sobre las calles apretadas, y notar la diferencia entre lo urbano y el puro campo por donde voy subiendo. Cuando rodeo la arista de la loma voy a dar a un sendero que apenas sube, llanea, por la ladera de plantas salvajes de un barranquillo (Hoya el Charquito). A veces tengo que luchar con los cornicales y las tabaibas que han invadido la trazada del sendero. Yo lo que quiero es ascender, pero el sendero llanea, tengo la calma para seguirlo hasta que, a la izquierda, puedo empezar a subir e incluso encuentro restos de muros del sendero que sube en zigzag. Al llegar a una pequeña meseta (140m) en lo alto de la ladera no sé por dónde seguir. Descubro desde lo alto un sendero que va por la ladera contraria de por donde he ido llaneando, y cuando estoy a punto de bajar veo que hay otro camino, más claro, que se desplaza hacia la izquierda. La pequeña meseta es rocosa y con cardones y tiene un mirador estupendo en la punta. Continúo hacia la izquierda por un camino claro.En ligera subida va atravesando los pequeños cauces de algunos barranquillos y pasa por una zona más llana donde quedan restos de terrazas. Es aquí por donde me dijo el hombre con el que hablé que veía las vacas pastando y como se cosechaba el cereal… hace unos cuarenta o cincuenta años. La dirección que llevo se corresponde con el camino que vi en las ortofotos del terreno. Al fondo veo el risco largo de picos no muy altos, en sierra que va desde unas torres de electricidad hasta bastante arriba por el borde superior de la ladera. Cuando miro hacia afuera lo que domina es el puerto de contenedores (Muelle del Este) del que viene un rumor sordo de sonidos industriales. El camino me lleva hasta una torre de electricidad (180m) en el borde de la ladera. Después el sendero sigue llaneando con vistas hacia Santa Cruz y la avenida marítima. Poco después, hace una curva a la derecha, pasa lejos de otra torre, y, después, pasa casi por debajo de una tercera torre de electricidad (220m).

Tras la torre el sendero asciende fuertemente por un terreno erosionado, rocoso y arenoso y enseguida va por debajo del risco, no muy alto, que sube, también, hacia lo alto. Los arbustos altos, cornicales y tabaibas, tienen un aspecto muy seco, pero son grandes y deben tener su mejor momento en invierno. Esto no es ningún desierto. Ahora el camino es muy claro y lo subo, a pesar del desnivel, como con alas en los pies. Estoy entusiasmado por haber descubierto este sendero, de la nada, hasta que ese hombre no me habló de esta ladera pensaba que por aquí no había nada. Esta ladera que culmina en la mesa, arriba, tiene forma triangular, dos vértices en las entradas a Valleseco y María Jiménez respectivamente, y un tercero, en punta, como la de un barco, en lo alto. Estoy ansioso por llegar. El camino sube estupendo y claro y las vistas de las calles de María Jiménez son más compactas cada vez. También me gusta contemplar la cresta de enfrente, por donde subí al Chiguel hace poco. Cuanto más conozco el lugar más me gusta. Es un círculo virtuoso. En los 300m el sendero se separa del risco y se dirige a un saliente rocoso donde en zigzag lo supera (335m). Las vistas cada vez más amplias, llegan más y más arriba. La pendiente se suaviza y llego al borde de la mesa (350m), de la mesa del Ramonal. Podría subir ya, a la izquierda, al centro de la mesa, pero prefiero seguir por el borde, ya sin camino claro, pero ahora muy fácil de ir por cualquier lado. Cómo me está gustando esta excursión. Un poco más arriba encuentro un saliente rocoso, de rocas beis preciosas por las que trepo hasta el borde, la vista con los cardones en primer plano es fantástica. Además, ya tengo vistas hacia la otra vertiente, hacia Santa Cruz, donde destaca el auditorio y las torres gemelas.

Sigo subiendo por el borde con vistas continuas hacia las lomas de la derecha, ya distingo bien el Chiguel, bueno, los dos picos del Chiguel, y los barrancos afluentes, como el de Ajitio. La vista hacia arriba llega hasta El Pelotón (al final del barranco de Valle Brosque). Por la izquierda voy pasando los restos de las terrazas, ya sólo unas pocas piedras y me llama la atención la gran cantidad de cascarones blancos de caracoles que veo por los suelos, el testigo de una época más húmeda. La subida parece eterna y por fin llego a lo alto (Cabezo de la Mesa del Ramonal, 490m), a la punta afilada y arriscada de la mesa por donde tengo que trepar entre las rocas preciosas hasta el borde, como si fuese la quilla de un barco. Y como se correspondería con un barco a todo motor me azota un viento fortísimo que casi no me deja pensar. Por debajo puede haber una caída de unos 20 o 30 metros y con la mirada sigo la línea de los picos, innumerables, de formas muy distintas, que jalonan la loma hasta el, más alto, de La Fortaleza, de forma rectangular. Puede que sea imposible, pero me pongo a tramar de qué manera se podría seguir por lo alto de esta loma. (En la siguiente excursión lo veré más imposible al observarlo desde la derecha). Desde esta punta la vista es impresionante, se llega hasta muy lejos, a lo profundo de los tres barrancos que suben desde María Jiménez, Valle Grande, Valle Brosque y Valle Crispín; y a lo alto de la dorsal donde distingo las casas de La Canterilla y Casas de la Cumbre. Pero el viento me hace huir. Es demasiado fuerte. Se me mete en la nariz como si fuese agua a presión. Tengo que abandonar la punta.

Ahora empiezo a bajar, pero por el otro lado del triángulo, por el borde de la ladera que da a Valleseco. La vegetación, tabaibas, sobre todo, es más densa y tengo que ir sorteándolas. El terreno es arenoso, y voy bajando entre los pequeños muros de los viejos bancales. Más abajo (400m) me desvío del borde hacia la izquierda, hacia un saliente, pienso que es por ahí por donde hay que bajar, pero cuando llego la punta (370m) me doy cuenta de que es una punta con una gran caída por debajo y tengo que llanear hacia la derecha hasta volver al borde derecho de la mesa. En los 340m hay una zona rocosa que tengo que rodear por la izquierda, por una traza de viejo sendero y después sigo por el borde bajando. La ladera por debajo y hasta el siguiente pico es un precioso valle totalmente cubierto de tabaibas que le dan una textura de terciopelo a toda la ladera, casi parece que se podría deslizar uno como sobre una gran bola de algodón verde. Es una de las mejores imágenes de la excursión ya de por sí llenas de vistas fantásticas.

La otra vez que subí a la mesa del Ramonal lo hice desde la entrada al barranco de Valleseco, yendo por la ladera, hoy quiero probar otra cosa. Empiezo a fijarme bien como es la ladera, pero todo el rato llego a la misma conclusión, podría bajar por la ladera, pero abajo me toparía con las fincas y las casas en el borde y posiblemente con perros. Al llegar a otro saliente rocoso (Montaña de la Jurada, 285m) me decido, y empiezo a bajar campo a través por la ladera en dirección a un campo de fútbol. Es de lo más complicado, tengo que ir rodeando saltos, y la vegetación de tabaibas, cornicales y pencas es más bien cerrada y densa. El campo de fútbol y las casas de Valleseco parecen muy cercanas, pero por más que bajo apenas siento que me acerco. Paso por la derecha de una torre de electricidad (185m) y en los 150m llego al cauce de un barranquillo. Lo cual me parece prometedor. Es un barranquillo pequeño, pero con su cauce con saltos, no muy grandes, y con rocas pulidas, y redondeadas. No es un barranco que tenga mucho desarrollo, pero el efecto del agua es evidente. ¿cuántos cientos de miles de años han tenido que pasar para que por un barranco tan pequeño haya tantos saltos y rocas tan pulidas? La escala temporal humana es tan minúscula en comparación con la de Anaga.

Bajo nervioso, algo agitado, bajo negociando los innumerables pequeños saltos, por un lado, o por el otro. Con el campo de fútbol tan verde y tan grande cada vez más cerca. Bajo nervioso porque no sé como se rematará este barranco, puede que termine en un canal, en una conducción, que de al campo de fútbol, no tengo ni idea. SI llega a un canal, a lo mejor, por ahí puedo alcanzar el cauce del barranco de Valleseco. Pero cuando ya estoy muy cerca, a unos 20 metros o así sobre el campo, veo que el cauce del barranco por donde estoy bajando da a un salto grande y está cubierto de vegetación. Imposible. Me echo a la izquierda y entonces doy a una valla metálica (de las que ponen para contener las caídas de piedra). Me alongo sobre la valla. Estoy tan cerca del suelo del campo de fútbol. Pero el campo está vallado. Imposible. No me importa, lo que hago es seguir por un espacio llano que está por encima de donde está la valla metálica. Y por ahí y sujetándome en la valla voy desplazándome a la izquierda hasta que la paso y después sigo bajando campo a través, pero no logro bajar apreciablemente sino hasta bastante después, el desnivel al cauce del barranco de Valleseco sigue siendo considerable. Es un final muy tortuoso, pero yo estaba preparado para algo así. Tras una gran vuelta logro llegar al nivel del cauce y me meto por el canal descendiendo por una escalera a una especie de pasillo elevado sobre lecho del canal. Por él sigo hasta que veo, al otro lado, una escalera metálica, por donde salir del cauce. Destrepo al cauce, un metro o así, lo cruzo, está cubierto totalmente de plantas, sobre todo, rabo de gato, y ya llego a la escalera, la subo y salgo a la calle. El cambio psicológico para mi es fortísimo, por fin he llegado a un sitio seguro, y he salido de un laberinto, un laberinto con vistas a la seguridad, pero dentro de un lío. En una placita cercana me curo una herida que me acabo de hacer con la valla, de lo más aparatosa y sangrante. Me siento un rato y bebo un poco de agua.

Enseguida salgo a la avenida marítima donde tomo la guagua al intercambiador. La guagua doble (típica de la línea 910) va llena hasta los topes. Son, sobre todo, bañistas que vuelven de la playa. Es un trayecto muy traqueteante y algo largo, se detiene en todas las paradas y tarda un siglo en seguir, cierro los ojos y me quedo todavía un rato más en la mesa del Ramonal.

¿Y no sería fantástico que existiese un circuito por el recorrido que he hecho? El desnivel es fuerte de 0 a 500 a 0 metros, pero hay mucha gente que está en forma, y lo podría hacer. Y con unas vistas tan estupendas sería un éxito seguro. Además, tan cerca de Santa Cruz.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla. No uso gps durante la excursión

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