Millaró de la Tercia - Brañacaballo - Camplongo

Salida desde un aparcamiento que hay a la entrada de Millaró al lado del río, cruzando las casas del pueblo en dirección oeste y dejando una fuente a nuestra izquierda. Continuamos todo por camino o pista de tierra hacia la zona conocida como LLana de Gustomil haciendo una parada a la altura del Collado Farramedal desde donde divisamos Pontedo y el valle que va hacia Canseco.
Tras llegar a la altura de unas cuadras, un poco antes de llegar a un refugio situado al lado de la pista, abandonamos ésta para ascender por monte lleno de trazas de ganado hasta llegar a un collado que da al Valle de Riosal, continuamos ya por la zona más pendiente que nos lleva a la cima del Brañacaballo o Cueto Millaró, máxima altitud de la montaña central leonesa con sus 2.184 metros. En este último tramo de subida nos tocó aguantar una buena pero corta granizada.
Desde la cima bajamos en dirección a Camplongo, por terreno fácil de pisar, sin sendero muy definido, por monte, quemado en algunos tramos, siguiendo más o menos la cresta que separa los montes de Tonín de los de Camplongo hasta cruzar la pista de tierra que comunica estos dos pueblos y también Millaró. Aun encontramos restos de postes y alambre que separaba estos montes. Tras cruzar la pista continuamos monte a través recientemente quemado, hasta enlazar de nuevo con la pista que baja a Camplongo y que seguimos casi siempre excepto el último tramo donde bajamos campo a través por un zona bastante pendiente en dirección al puente y a la iglesia de Camplongo y terminar el recorrido a la entrada de pueblo en Casa Peñalaza.
Dado que la ruta no es circular necesitaremos dos coches o alguien que nos acerque a Millaró a la ida o a la vuelta.
Si el día está claro tendremos muy buenas vistas a todas las cumbres cercanas y a otras no tanto, como Peñalaza, Tres Marías, Estorbín, Fontún, Correcillas, Bodón.... e incluso podremos distinguir el Espigüete en Palencia o los Picos de Europa.
Ruta fácil salvo por el esfuerzo que supone la súbida de más de 850 metros desde Millaró hasta la cima y el sufrimiento para las rodillas en el descenso de casi un kilómetro vertical desde esta hasta Camplongo.
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