Miraderos - Los Dolores 26062022

Partimos desde el pie de la montaña de Los Miraderos, por la pista que se adentra en el Parque Nacional de Timanfaya bordeando el limite territorial del mismo y dentro del Parque Natural (zona de acceso no restringido).
El camino se adentra en el mar de lavas flanqueado a la izquierda por Montaña de Mazo ó Caldera Roja y a la derecha por la Montaña Tingafa y como referente la trasera de Caldera Blanca, justo al frente. Es una pista ancha por la que circulan los coches de los que “vigilan” el parque e igualmente tropezamos con ciclistas y corredores que hacen del lugar su particular circuito de carreras.
En el primer tramo de la ruta el paseo se acompaña con la observación del cráter de Caldera Roja y la lectura de los carteles que te dicen que está prohibido salirse del camino. Impresiona el manto de lavas que lo cubre todo y la belleza casi salvaje que dibujan esas lavas. Con ese entretenimiento avanzamos y sobrepasamos la caldera lo que nos permite observar lo que es El Monumento Natural de Las Montañas del Fuego. Se observan la zona del restaurante y las guaguas que recorren el parque, así como se distingue con claridad La Tacita de Chocolate y La Montaña Chinero.
Seguimos avanzando, siempre por la pista, y pasamos por Las Cañas, la zona que cubre de lavas la parte mas próxima a Caldera Blanca (a nuestra derecha) y un poco después pisoteamos por El Mojón de Mazo, ya a la altura de Risco Quebrado. En toda esta zona destacan la abundancia de La Calcosa o vinagrera (Rumex lunaria) una planta forrajera que se introdujo en Lanzarote en la década de los años cuarenta, probablemente desde la isla de El Hierro hasta Máguez para ser utilizada por parte de los pastores como alimento para las cabras. Está catalogada como planta invasora pero mientras la manejaban los pastores y los agricultores y le daban el uso requerido había un cierto control. A medida que se ha ido perdiendo la actividad, la planta se ha ido expandiendo, coloniza todo tipo de terrenos y cuando encuentra un trozo de suelo, se enraíza y crece muy rápido. El verde de esta planta resalta sobre el negro de la lava y contrasta con los colores de los líquenes que salpican a modo de manchas las piedras que conforman este mar lávico.
Seguimos avanzando por la pista y vamos torneando el “edificio volcanico” que constituye Caldera Blanca y sus anexos. Alcanzamos la zona de El Marichuelo, con sus picos alto y bajo, pasamos por el Islote de Cho Leandro y alcanzamos la zona de Chimida, aquí paramos un rato para observar los diferentes Islotes que se perciben en los alrededores y como las lavas respetaron algunos tramos de la zona para constituir esos islotes que después se aprovecharon para la siembra y para que las cabras pastaran sobre ellos.
Seguimos la ruta y nos acogemos al Camino del Islote para un rato después reposar un rato y dedicarnos a aprovisionarnos de nutrientes que nos repongan de la fatiga.
Levantamos el campamento y por el camino seguimos hasta El Lomo de Las Casas y alcanzar, tras él, la vereda que nos conducirá a Mancha Blanca.
Pasamos por los Cascajos, en la ladera de Caldera Blanca, y seguimos hasta La Caldereta, aquí nos acercamos al cráter y después de las observaciones pertinentes continuamos hasta Mancha Blanca. La vereda es única y transcurre sobre pequeñas piedras asentadas por el paso de muchos transeúntes, de hecho es imposible dar unos pasos sobre ella sin que te cruces con otros senderistas que vienen en sentido contrario.
La jornada terminó en los alrededores de la Ermita de Los Dolores, que era donde habíamos dejado los coches, después de cruzar Mancha Blanca.